Como decía aquel antiguo cantito: los que vendieron la Nación, o simplemente los que la llenan a diario de vergüenza a causa de sus desaguisados ideológicos o geopolíticos. Más o menos se vislumbraba que el kirchnerismo en el ápice de su pragmatismo hacía la del pato criollo en el segundo ítem, pero en el caso AMIA su travestismo llegó a un paroxismo sin retorno. Durante el fin de semana se conocieron los elogios al sistema judicial argentino del portavoz de
La semana pasada se volvió a emitir por Canal A, el documental de Jorge Lanata ¿Por qué?, justamente referido a la masacre de
Pero aquellos que se alegraron con la defenestración del juez del sandwichito Juan José Galeano, vieron que se les borró la sonrisa al percatarse que su sucesor era tan genuflexo como él ante los requerimientos de Washington y Tel Aviv. De este modo, el delirio por seguir inmiscuyéndose en la problemática del Medio Oriente prosiguió su alocada carrera, sin tener en cuenta la gravedad del asunto. Justamente cuando Bush acaba de perder a lo perro, la Argentina castrista y bolivariana se le pega como aliado travesti provocando más hilaridad que susto.
Todo por un sueño trucho
En rigor de verdad, no se entiendo qué puede ganar Argentina siendo la mascota predilecta del Imperio y su inseparable ladero israelita. Pues ya hizo el ridículo al no poder fundamentar ninguna de las acusaciones contra la citada conexión local, como no posee ninguna prueba contundente que sindique a Hezbollah y a Irán en el mencionado atentado. Si se sigue tocando de oídas, sin fundamento alguno, sobrevendrá el peligro de quedar entrampado en un conflicto de dimensiones globales frente al cual no se posee ninguna preparación de nada. Ni de inteligencia, ni de seguridad, ni de nada que se le parezca.
Cuando el vapuleado presidente estadounidense no se había aún repuesto de la paliza propinada por los demócratas, aparece un aliado estúpido de ocasión para alegrarle
Pero cuando finalmente lo haga, es dable que efectúe una operación punitiva en
Pensar que algunos conservadores tarados se burlaban de Yrigoyen cuando se negó tajantemente a intervenir en
Fernando Paolella