EL CORAJE DEL PINGÜINO EN LA CARTERA
Barbara Bush también sucumbió al embrujo de San Telmo, otrora barrio de
malevos y tango y ahora meca del turismo mundial. Pero la gira terminó mal, ya
que degustando algún vacío un punguista le afanó la cartera y desató otro
escándalo internacional para el ya vapuleado presidente Néstor Kirchner. Días
atrás de conocerse esto, encabezó otro acto rentado en el que se refirió al coraje
del pingüino ante las presiones reales y supuestas. Luego del robo,
otro golpe lo dejaría malparado al aprobar el Banco Mundial para que
la empresa Botnia
prosiga la construcción de la papelera de la discordia.
En
medio de este desmadre, caía asesinado el ministro de Industria libanés Pierre
Gemayel, ultimado por un comando que lo acribilló a bordo de su auto de 20
balazos. Si bien Beirut sindicó de inmediato a los servicios secretos sirios
como los autores del atentado, tanto Washington como Tel Aviv le contestaron con
un ostensible silencio de radio.
Aunque
aún George Bush no manifestó su intención de arrasar San Telmo, ni como
tampoco sindicó al régimen islámico afincado en Teherán como los
detentadores del atraco a su hija, no sería de extrañar que achaque también
la muerte de Gemayel a Bin Laden asociado con los iraníes. Hace rato que se
tienen firmes indicios de que Damasco desestabiliza mediante este tipo de
acciones el difícil equilibrio de Medio Oriente, pero las potencias mencionadas
hacen caso omiso porque sus miras están fijas en otro lado: supuesta carrera
nuclear persa. Por eso, le viene de perlas a EEUU el reciente pedido de captura
elevado por el juez federal Canicoba Corral a los supuestos autores de la
masacre de
la calle Pasteur
, elevada esta como excusa ideal para una eventual expedición punitiva para
desbaratar lo antedicho.
Pero
como siempre, parafraseando a Salomón cuando puntualizaba que el escándalo
viene de antiguo, conviene bucear en la década anterior para captar mejor todo
esto.
Sirios de nueva y vieja data
En junio de 1992,
exactamente tres meses después de la voladura de la Embajada israelí, El
Porteño publica una interesante investigación titulada La
conexión siria, donde su autor Juan
José Salinas
expone la peligrosa cercanía del entonces presidente Carlos Saúl Menem (
Menehem) con el dictador sirio Hafez Al Assad y de su ladero, el megatraficante
de armas y drogas Monzer Al Kassar: R20;Al
desplomarse
la Unión Soviética
, Al Assad llegó a la conclusión de que le era imprescindible llegar a un
acuerdo con los EEUU e Israel a fin de evitar que denunciasen el auténtico carácter
de su régimen. El silencio israelí se compró por la persistente represión de
la OLP en El Líbano a través de las milicias de Amal y con joint ventures de
exportación de armamentos (es bueno recordar que, según versiones
coincidentes, Monzer Al Kassar solía regalar a sus clientes y protectores
metralletas Uzi, de fabricación israelí, bañadas en oro). A los EEUU les
ofreció una decidida participación en el genocidio del pueblo iraquí.” (….)
R20;El irregular nombramiento por el
vicepresidente Duhalde –a cargo de la Presidencia- del coronel de inteligencia
sirio Ibrahim Al Ibrahim como virtual jefe del aeropuerto de Ezeiza el día en
que su ex esposa Amira cumplía años quizá explique los arrebatos de
Zulema Yoma y las tautologías de Norma, la mujer de
Mario
Caserta: “O todos o ninguno. Si el delito lo cometimos, lo cometimos todos, y
si no lo cometimos, no lo cometió ningunoR21;. (¿?). (R30;) R20;Además
del pasaporte diplomático 19.167 expedido el 31 de julio a nombre de Beatriz
Amalia Yoma y el 19169 expedido al día siguiente a nombre de su ex consorte
Ibrahim, habría otra veintena de pasaportes similares en danza. No sería de
extrañar que alguno esté en poder de “hombres de negocios internacionales”
como los hermanos Al Kassar, el archifamoso Adnan Kashogy o su ex cuñado, el
libanés Abderramán Al Assir, quien obtuvo la nacionalidad argentina bajo la
falsa identidad del ingeniero jordano Abboudi Kamel Abder Rahman.” (…).
R20;Desde 1986, Monzer Al Kassar comenzó a
viajar a la Argentina y sobre todo a Corralitos, Mendoza, donde tiene familia y
en donde murió su padre, un embajador jubilado. Por entonces, su esposa era la
hermana del jefe del servicio secreto sirio, Alí Isa Duba. Pronto se separaría
de ella y se casaría con una pariente del dictador Al Assad, con la que se
volvería a casar en Mendoza, donde la pareja tuvo una hija. El 20 de julio de
ese año, la BKA (el servicio secreto de
la entonces Alemania
Federal
) remitió a sesenta países un
pormenorizado informe acerca de las andanzas de los hermanos Al Kassar, entre
ellos
la Argentina. Algún
efecto debió tener, ya que Monzer, que había iniciado los trámites para
obtener la residencia, desistió de su propósito”.
Pero luego el sirio mencionado obtendría el
tiempo récord la ciudadanía argentina, convirtiéndose virtualmente en un
ministro sin cartera del menemismo aficionado a negocios non sanctos, vinculados
obviamente al tráfico de estupefacientes y armas. Esto fue corroborado no sólo
por Salinas, sino también por Juan Gasparini y por Norberto Bermúdez, quienes
descularon el complejo entramado de
la operación Nadia
, la triangulación de armamento
nacional proveniente de la luego volada fábrica de Río Tercero a Croacia y
Ecuador.
En mayo de 2000, Monzer Al Kassar efectuó un viaje relámpago
a Buenos Aires con el fin de presentarse en los tribunales federales de Comodoro
Py. Allí se reunió con Juan José Galeano, quien lo desvinculó de un plumazo
del caso AMIA, y con su colega Urso, quien hizo lo mismo con la mencionada
operación.
Desde
ese entonces, nadie osa molestarlo en su lujoso palacio Mifadil, enclavado en
la paradisíaca Marbella.
Ni
siquiera la CIA y el Mossad, demasiado preocupados en dictar letra al sucesor
del malogrado juez del sandwichito. Demasiadas casualidades
permanentes, dentro de una cartera que parece más a la caja de
Pandora abierta de par en par por la inoperancia argenta de no medir las
consecuencias.
Fernando
Paolella