Los servicios prestados por la empresa Telefónica han alcanzado en los últimos meses su peor nivel en cuanto a la satisfacción que deben brindar a los usuarios.
Como muestra de ello tomaremos como referencia el ejemplo que pudo ser observado en la localidad suburbana de Valentín Alsina, ubicada en el partido de Lanús, no bien se traspone el Puente Uriburu, hacia donde se dirigió quien esto escribe tras los requerimientos de conocidos y vecinos del lugar, si bien el problema se ha extendido por varios distritos.
Allí nos encontramos con un panorama en tal sentido que afecta en estos momentos a casi 200 familias, y que se vuelve aterrador en el caso de muchas personas que viven solas, son incapacitadas o padecen algún problema de salud y no pueden llamar a una emergencia médica en el caso de que la necesiten.
Muchas de ellas se encuentran sin servicio telefónico desde hace al menos dos meses, y los reclamos al número 114, del Servicio de Reparaciones, solamente encontraron la amable atención de algún operador que tomó nota, y nada más. No se brinda -como es usual en otros servicios como Edesur o Metrogas- un número de reclamo. Como corolario, la espera para que alguien acuda a subsanar el inconveniente es vana.
Ahondando en la cuestión, pudimos enterarnos de otros aspectos dignos de un país surrealista. De todas maneras no estamos muy lejos de ello: ésto es la Argentina actual.
Por ejemplo, para todo Valentín Alsina hay sólo dos operarios de Telefónica destinados a cubrir la zona y verificar las falencias y causas de las mismas. Para efectuar las tareas de reparaciones la empresa ha contratado hace un tiempo a un grupo de personas que constituyen un verdadero caleidoscopio de ineficiencia. Es que al parecer Telefónica no tuvo para nada en cuenta la idoneidad de los contratados para las tareas que deben desempeñar.
Es así como nos encontramos con casos como el de personas muy jóvenes que antes de ser contratados por la empresa se desempeñaban como verduleros o carniceros. Otro de los contratados no sube al poste donde se encuentran los empalmes porque argumenta que está bajo tratamiento psiquiátrico y sufre de vértigo. Y en la generalidad de los casos, no saben utilizar el material que les es provisto, como los llamados “mangos de micro”, esa especie de aparato habilitado para discar y verificar el estado final de la línea desde el poste.
Venganza gallega
Todo este problema tiene su razón de ser. De acuerdo a los comentarios de algunos de los vecinos, avalados por fuentes que se desempeñan dentro mismo de la empresa, ésta despidió a muchos de los operarios tradicionales a partir de las sucesivas huelgas y paros de actividades que se realizaron. A otros que no pudieron echar, los han enviado a realizar tareas en zonas muy apartadas de sus lugares de residencia, estimando que así pueden llegar a “cansarse” y presentar su renuncia.
El caso es que los sufridos usuarios de Telefónica han comenzado a inundar de reclamos al correspondiente Ente Regulador, dirigiéndolos a la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC), en la esperanza de que este organismo les brinde la solución que les niega la propia empresa prestataria del servicio.
Si bien resulta increíble que una compañía como Telefónica haya caído en un nivel tan bajo, tanto en lo que hace a la eficiente prestación del servicio que brinda y en el mantenimiento del mismo como en lo que respecta a la atención de los usuarios, todo ésto tendría su explicación.
Según confiaron las mismas fuentes antes aludidas, Telefónica está incurriendo adrede en esta desidia, haciéndolo como “represalia” contra el gobierno de Néstor Kirchner por la resistencia de éste a producir un aumento en las tarifas del servicio telefónico.
Es sabido que la empresa es de capitales españoles, y que los empresarios de ese origen –involucrados en compañías que brindan también otros servicios en el país- vienen reclamándole hace tiempo al gobierno argentino que “abra la mano” y libere aumentos en las distintas tarifas de servicios públicos.
Así se lo hicieron saber, como se recordará, a la candidata presidencial Cristina Fernández en su última visita a España, y en términos no muy amables, tal como lo reflejamos oportunamente en una nota sobre el tema, pese a que aquí se pretendió hacer pasar esa visita como muy exitosa.
El caso es que los usuarios de Telefónica están sufriendo las consecuencias de una lucha que los hace víctimas sin que tengan nada que ver con la misma: la batalla entre los empresarios españoles que tanto vienen bregando por un aumento de tarifas y el gobierno de Kirchner, empecinado en mantenerlas como están, por motivos puramente electorales, al menos hasta después del 28 de octubre.
Carlos Machado