A partir del 1º de enero del año en curso, se hicieron efectivas las nuevas
tarifas de aumento de los boletos de colectivos, subtes y trenes, cuyos costos
serían a de 0.90 centavos, de un peso y de un peso veinte. A una semana de estos
aumentos, las voces de protesta se hacen oír, expreso el titular de la
Asociación de Consumidores Libres, quien afirmó que existen líneas de colectivo
de Capital Federal que no respetan las secciones dentro de la ciudad y cobran
tarifas no nomencladas. Menciona entre las incumplidoras a las líneas
51,56, 92, 98, 113,152, 148, 172 que cobran $1,20 como boleto mínimo.
Cuando se consulta a tales empresas expresan que lo hacen porque el Gobierno les
quitó el subsidio, cuando la realidad es otra. Esto se debe a la gran confusión
existente en el usuario, porque las tarifas, no son claras y son aprovechadas
por las empresas en cuestión para cobrar lo que se le ocurre el chofer, en el
momento que suben los pasajeros. Según la nueva escala, para las líneas que
cubren la Capital Federal, las dos primeras secciones (0 a 3 y 3 a 6
kilómetros), cuestan lo mismo: 0,90 pesos (antes, 0,75 pesos y 0,80
respectivamente); y la tercera (de 6 a 12 kilómetros), un peso.
En tanto, en las líneas suburbanas para las tres primeras secciones el costo es
igual, mientras que la cuarta sección (12 a 27 kilómetros) cuesta 1,40 pesos, y
la quinta (más de 27 kilómetros), 1,50 pesos.
A pesar de las denuncias y llamados efectuados por los pasajeros a la línea
gratuita 0800, de la Cámara Empresaria de Autotransporte de Pasajeros, cuando
fueron consultados por los medios periodísticos, aducen no tener conocimiento de
que entre sus afiliados se estuvieran pidiendo tarifas no autorizadas. Y en la
Cámara de Transporte de la Provincia de Buenos Aires nadie atendía los teléfonos
pasadas las 16 hs.
El desconcierto es total, la inseguridad del único y exclusivo perjudicado —el
pasajero— existe a la hora de tener que viajar, luchando para conseguir monedas
de un peso que no existen y nadie quiere cambiarles, inclusive los bancos que se
resisten a hacerlo con el argumento infantil que no les mandan monedas del valor
que sea cuando en realidad, los clientes importantes y seguros son los
privilegiados de las bolsitas de monedas.
Es un circulo vicioso y que empieza y termina en el mismo
lugar, con culpas que se transfieren y que son un juego de chicos, llegando a
pensar que el único culpable es el "gran bonete". Olvidando que sólo perjudican
al usuario de los medios de transporte que viajan en condiciones no aptas, como
son los trenes y subtes que ven colmadas sus capacidades provocándose
accidentes que muchas veces terminan con la vida del trabajador.
Graciela Catalán Álvarez