"Preocupa la prostitución infantil en
Buenos Aires". Así reza el titulo de una publicación de la página de Internet Alianza
por tus derechos de Costa Rica, basada en las declaraciones del flamante y
actual ministro de Desarrollo porteño Esteban Bullrich a una radio porteña. Y
la reflexión es ¿se necesitó que esta publicación y otras tantas en defensa
de los derechos de los chicos lo hiciera conforme los dichos de tal ministro macrista, para que salieran a la luz situaciones de extrema gravedad que viven
los niños argentinos desde hace largo tiempo y con la mirada indiferente de los
gobernantes de turno? es un secreto a voces que todos
conocen pero nadie a nivel nacional enfrenta.
Dicho ministro manifestó "sabemos que hay casos de
prostitución infantil y que entre las primeras acciones a realizar por el
gobierno de (Mauricio) Macri fue abocarse a realizar un censo social sobre los niños que
viven mendigando en la calle y que son habituales consumidores de drogas...".
Tal censo reveló que 798 niños menores de 17 años están
en esa situación en una ciudad de 3,03 millones de habitantes, sin embargo el relevamiento en cuestión es considerado parcial ya que los trabajadores sociales
no pudieron entrar en ninguna de las villas miserias que hay en la ciudad.
Estableciendo que la solución sería reinsertarlos en los hogares junto con sus
familia, y para completar este censo durante el 2008, "se realizarán otros cuatro
censos dedicados a revelar la situación de los niños de la calle en horarios
diurnos, considerando que es necesario censar la población infantil durante el
día, porque hay muchos que después de la escuela salen a la calle para conseguir
monedas y comprar drogas y luego vuelven a la villa a consumir".
Estas cifras, si bien con diferencias ya habían sido arrojadas
y publicadas a través de Unicef Argentina. Hay que sumar a estas la
violencia, abandono, explotación laboral y sexual de los menores durante el año
próximo pasado, con denuncias y casos judiciales concretos que por razones de
intimidad y protección de los menores se encuentran en pleno proceso o con
sentencias judiciales firmes, que esperan ser cumplidas.
Esta mirada no resulta incoativa y descubridora de nada
nuevo. No obstante existir hogares de día o talleres para chicos de
la calle que puedan ser contenidos durante el día, nada sucede. Y es una pena ya
que podrían trabajar en la realización de artesanías que se puedan
vender y así solventar algunas de sus necesidades básicas.
Esto evitaría que se droguen o ser utilizados como "turismo sexual"
y el
seguimiento de este plan bien podría ser llevado a cabo por los mismos trabajadores sociales
que han censado a los chicos.
Es evidente que nada es mágicoy no se puede cambiar de un día para
el otro la extrema situación de gravedad en que se encuentran los chicos de la
calle, pero el trabajo consecutivo y la puesta en marcha de políticas de
emergencias sobre los casos en concreto son los que deben primar junto con la
Convención de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes que se encuentra
incorporada en nuestra máxima ley suprema, la Constitución Nacional.
Graciela Catalán Álvarez