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CHICOS EN PELIGRO

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EL RIESGO DE ALGUNAS COLONIAS DE VERANO
EL RIESGO DE ALGUNAS COLONIAS DE VERANO

Se ha puesto de moda o es cool q

    Se ha puesto de moda, o es "cool", que algunos gimnasios —especialmente los que se encuentran ubicados en lugares "paquetes" de esta ciudad— amplíen sus ganancias estableciendo dentro de su propio predio una colonia de vacaciones durante los meses de julio, diciembre, enero y febrero. Para hacerlo, ofrecen publicidad a través de volantes y por Internet, atrapando al interesado por la excelencia que predican frente a los clubes tradicionales —Gimnasia y Esgrima, Los Amigos y Club Harrods, entre otros— y las colonias estivales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a cuyas vacantes es imposible de acceder porque los cupos siempre están completos, o por los problemas sanitarios que presentan.
    Ante esta circunstancia y, al no existir otras opciones, las madres que trabajamos y no tenemos con quién dejar a nuestros hijos en estos meses tan difíciles —en los cuales se ha dado finalización a al ciclo escolar lectivo—, debemos recurrir a estas opciones, más allá de que las tarifas que cobran son sumamente elevadas y frente a una canasta familiar que no alcanza en lo más mínimo.
    Estos lugares establecen grupos que van desde los 3 hasta los 8 años inclusive, a pesar de que el espacio físico con que cuentan es reducido y que los chicos deben turnarse con los socios normales que concurren al gimnasio. Por caso, en los horarios en que los chicos están en natación, en el mismo lugar se enseña gimnasia en el agua o natación libre. Por otra parte, por falta de espacio cobran media jornada como si fuera jornada completa aduciendo esa misma "falta de espacio".
    Dichos montos alcanzan los $59 por día, $329 por quincena y $450 por mes completo, no descontando eventualidades tales como cuatro días en que los chicos estuvieron sin pileta por estar esta en refacciones. Esto motivó a que algunos padres solicitaran una compensación en virtud de la falta de pileta (concurriendo solamente los chicos a jugar y merendar), la cual fue negada injustificadamente. Todo lo que hubo fueron evasivas, tanto por parte de las empleadas de la administración como los dueños del gimnasio.
    Pero si bien el esfuerzo es muy grande para quienes mandamos a nuestros chicos a dichas colonias por tales montos, esto es mínimo frente a la confianza que se siente porque uno cree que estarán protegidos, cuidados por los profesores y responsables de la colonia. La misma confianza se tiene también en las personas que ingresan al gimnasio y hasta el personal de limpieza.
    Sin embargo, esto no siempre es así, hay personas que en lugar de mantenerse en sus tareas, generan conductas sospechosas que no pasan desapercibidas a los padres. Y, aún peor, muchas veces los responsables de esos lugares defienden a los sospechados asegurando que la persona es apenas "juguetona" y sería incapaz de "hacer nada malo con un chico de la colonia". La realidad es otra, y resulta indignante, descabellada y violenta. Es lo que le ha sucedido a esta redactora en el gimnasio Well Club que funciona en las calles Arenales y Aráoz, de esta Capital Federal.
    Es oportuno dar a conocer esta situación toda vez que a diario se dan a conocer abusos y violaciones a menores cualquiera sea la edad. También cuando existen mensajes claros de especialistas —psicólogos, psiquiatras, asistentes sociales y jueces— que alertan a los padres a que, ante cualquier conducta o situación extraña por parte de nuestros hijos, ya sea que se muevan en lugares conocidos —colegios, clubes, familiares, casas de amigos— estén alertan para evitar males mayores.
    Es sabido que en mayor o menor grado el abusador suele ser un señor —o señora— encantador socialmente y de máxima confianza para ellos y los padres. Son personas que muestran tal nivel de "sociabilidad" que uno muchas veces no puede creer en su eventual culpabilidad.
    Sólo resta preguntarse si estos gimnasios tienen habilitación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para funcionar en forma conjunta, como gimnasio y colonia al mismo tiempo. Más aún cuando no están exentos del peligro de la existencia de inoportunas escaleras, espacios insuficientes y personal no idóneo para realizar las pertinentes actividades.

 

Graciela Catalán Álvarez

 

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