No es ninguna novedad que una de las principales características de los mafiosos es la extorsión o, para decirlo en criollo, “apretar”. Tampoco en ninguna novedad que luego de negociar, mediante apretadas, por supuesto, se venden al poder y que en cierta manera pasan a ser parte de ese poder.
Lamentablemente en nuestro país, esa fue la metodología que utilizó históricamente el sindicalismo, y que hoy en su máxima expresión representa Hugo Moyano.
Podríamos hablar horas acerca de actitudes realmente mafiosas de Moyano, como las apretadas más recientes, cuando junto con su colega, el "taxista" Omar Viviani, fueron a apretar a los legisladores porteños cuando estaban tratando la aprobación de la licencia de conducir "por puntos" o cuando se “solidarizó” con sus otros colegas mafiosos, los municipales Amadeo Genta y Patricio Datarmini cuando Mauricio Macri decidió no renovar los contratos de los "ñoquis" de la ciudad de Buenos Aires.
Yendo un poco más atrás, encontramos los ya clásicos enfrentamientos armados con otro grupo mafioso rival, el gremio de la construcción, con quienes mantuvieron sendos enfrentamientos armados; uno en 1996 en Ezeiza en el marco de una cumbre sindical y el más memorable, el que protagonizara su protegido, Emilio Madonna Quiroz en San Vicente el día del traslado de los restos del ex presidente Juan D. Perón.
Pero, como buen mafioso, Moyano se enriqueció de manera ilícita, y como sería muy extenso hacer un detalle de su fortuna, invito a los lectores a que lean el excelente artículo escrito por el colega Carlos Forte publicado en este mismo sitio el 30 de octubre de 2003. (1)
De todas formas, calcule que el informe es del año 2003, y si tenemos en cuenta que el patrimonio de los Kirchner aumentó sustancialmente en los últimos años, no sería nada raro que el de Huguito haya crecido de la misma manera.
Aunque, un dato que no debemos dejar pasar por alto es el que hace aproximadamente tres años publicara Tribuna de Periodistas, y es el siguiente: "El simpatiquísimo y agradable Hugo adquirió la emblemática estancia “San Ignacio” a la familia Naón Pirovano, en el partido de Henderson.
Adquisición que le debe haber costado sus buenos dólares, puesto que en la zona la hectárea no baja de los u$s 4.000, y los campos no bajan de las 1.000 hectáreas, o sea que ninguno baja de los u$s 4.000.000.- (cuatro millones de dólares), a lo que habría que agregar el magnífico casco, que como habrán visto, se publica en varios libros de catálogo de Estancias Argentinas.
Otra adquisición de categoría fue la de una quinta que consta de un terreno de más de una hectárea en el exclusivo Barrio Parque Leloir, en la zona oeste del Gran Buenos Aires, al que llega, como no puede ser de otra manera, a bordo de una lujosa camioneta 4x4 y, como corresponde a un mafioso de ley, custodiado por 5 o 6 matones que pagan los trabajadores argentinos".
Hoy, Moyano, después de transar con los K luego de que asumiera —o nos hiciera creer que asumió— Cristina Fernández, se ha convertido en la guardia pretoriana del gobierno, y como era lógico, lo mandaron a apretar a quienes están haciendo el paro agropecuario.
Parecería que el gorila sindical se olvidó de las veces que bloqueó supermercados impidiendo a cientos de trabajadores realizar sus actividades, y esta actitud no hace más que sacar a la luz la metodología fascista tanto del gobierno como del sindicalismo.
Indudablemente, a los Kirchner les están dando a probar de su propia medicina. Esa forma autoritaria y soberbia de proceder inevitablemente se les ha vuelto en contra.
La injusta medida de aumentar las retenciones a las exportaciones de granos al 44% no tiene ningún justificativo, más que una cuestión ideológica y prepotente, la misma prepotencia que demuestra Moyano cuando pretende conseguir algún “logro sindical”.
Este paro no lo hace Moyano, y es en contra de quienes él defiende verdaderamente —por ahora, claro— que es el gobierno, entonces está mal, pero cuando el paro o el corte lo hace él está justificado, imponiendo el criterio por la fuerza.
Generalmente, los errores se pagan, y en política, cuanto más grueso es el error más caro se paga. Los Kirchner cometieron muchos errores. Demasiados, y parece ser que llegó el tiempo de pagar.
Pablo Dócimo
(1) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=315