Hace poco más de un mes, en este mismo sitio,
señalábamos la llamativa ausencia de protagonismo de Cristina Fernández de
Kirchner, como
también lo llamativa de la carencia de toma de decisiones por su parte. También hacíamos
mención a que allegados a la presidente pretendían hacer creer que la "verdadera
acción" comenzaba en marzo. Sin embargo, para quien suscribe, lo que comenzaría
en marzo, serían las complicaciones a raíz del desgobierno de Cristina.
Para hacer honor a la verdad, para predecir lo que hoy
está ocurriendo no es necesario ser profeta ni experto, sólo basta con aplicar
el sentido común y analizar los hechos con objetividad, dos cosas que nunca
tuvieron los Kirchner, ni sentido común ni objetividad.
Cristina, que es Kirchner, arrancó su supuesto
gobierno cometiendo el peor error que podía cometer, que fue y es,
sencillamente, no cambiar las políticas que hizo célebres Néstor,
y negarse a cambiar ciertas actitudes, como por ejemplo el autoritarismo de enfrentar inútilmente
a la Iglesia, los empresarios, la oposición, el periodismo y, por supuesto, el
campo.
En segundo lugar, debería haber reconocido que hoy
tenemos una incipiente inflación y una severa crisis energética; asimismo,
debería animarse a hablar de inseguridad y
tomar alguna medida a respecto.
Otra medida medianamente inteligente hubiese sido tratar de
despegar a nuestro país de la maquiavélica relación con Hugo Chávez, y por último, comenzar a realizar alguna de las promesas que había
hecho Néstor.
También hubiese sido una excelente oportunidad de
desprenderse de los Fernández, De Vido, Jaime, Guillermo Moreno, y de paso
nombrar a un Ministro de Economía de verdad y terminar con la farsa del INDEK (Índice
Nefasto Del Estado Kirchnerista).
Recordemos que —ya que los K nos piden "memoria"— una de las
tantas promesas incumplidas de Néstor era eliminar las retenciones a las
exportaciones agropecuarias. También repatriar los fondos
de Santa Cruz, eliminar el impuesto al cheque, eliminar la coparticipación,
cumplir su promesa de creación de miles de viviendas y de cientos de escuelas…. y la lista sigue.
Decididamente, el gobierno de Néstor Kirchner fue uno
de los peores de la historia, cuyo único logro fue, como lo señalamos en
reiteradas oportunidades, recaudar y recaudar, gracias a la descabellada
devaluación de Eduardo Duhalde y el precio internacional de los granos y la soja; por lo
demás, nunca hubo un plan económico, nunca hubo políticas de Estado, ni en
educación, salud, planes de vivienda, una política salarial acorde a las
circunstancias. Jamás hubo un plan energético, y mucho menos hubo una incentivación a las pequeñas y medianas industrias, todo lo contrario.
Durante cinco años de gobierno se obviaron las
realidades y las necesidades de los argentinos, cuando no se ocultaron o se
negaron; y ni hablar de los casos de corrupción.
Hoy un sector está diciendo basta, basta a la
impunidad y la soberbia, luego de esta "gota" que derramó el vaso. Es
intolerable cómo —tal cual es su costumbre— los Kirchner pretenden hacernos ver que en lugar de
victimarios son víctimas.
Y nuevamente envían a los alcahuetes de siempre, a tratar de
defender lo indefendible, como Alberto Fernández, quien sostuvo que el dinero de
las retenciones se reinvierte en el campo, haciendo caminos, cuando todo el
mundo sabe que es mentira. O Luis D`Elía, quien pretende tomarnos por idiotas
atacando al campo a través de insólitas mentiras. Por caso, ha dicho en una
entrevista periodística hace unos días que Nueva
Zelanda retiene el 60% al agro, lo cual es mentira, ya que los neocelandeses no
hacen retenciones, al igual que la mayoría de los países del mundo.
No podemos dejar de mencionar asimismo al mafioso de Hugo Moyano,
quien no duda en intimidar a los productores agropecuarios obedeciendo órdenes K.
Una vez más, con su discurso retórico y autoritario,
Cristina volvió a demostrar que no reconoce ningún error, como lo viene
haciendo junto a su marido desde el 25 de mayo de 2003. Pero como diría mi abuela, “el horno no
está para bollos”, y esta vez la soberbia, la avaricia moral y política que los
caracteriza les va a jugar una mala pasada.
Los productores rurales vieron que pueden dar batalla, juntaron
coraje, se unieron y decidieron enfrentar a la imbecilidad. Es el primer
enfrentamiento serio, que seguramente servirá de ejemplo para otros sectores maltratados y despreciados
por los K.
Como dijimos al comienzo, no es muy difícil predecir las
actitudes K; sólo se necesitan dos virtudes, sentido común y objetividad, tal vez las
mismas que necesita Cristina —que es Kirchner— para gobernar.
Pablo Dócimo