Los obispos se reunirán por primera vez
desde el "voto Cleto" en el Congreso por las retenciones a las exportaciones
agropecuarias y en medio de la controversia por el proyecto gubernamental para
despenalizar la tenencia de droga para uso personal, iniciativa a la que se
oponen de modo terminante.
La inseguridad, la inflación, la pobreza y la "fragilidad"
laboral –temas urticantes en la agenda del gobierno de Cristina Fernández de
Kirchner- también serán motivo de análisis de la reunión de la Comisión
Permanente del Episcopado, que desde el martes presidirá el cardenal Jorge
Bergoglio en Buenos Aires.
Estas preocupaciones "pastorales" surgirán inevitablemente
–confirmaron a DyN fuentes eclesiásticas- del intercambio que abrirá las
sesiones, y que si la veintena de prelados lo dispone derivará en un nuevo
pronunciamiento el jueves al cabo de las deliberaciones.
Las jornadas –según se desprende el temario oficial- tendrán
un fuerte acento en cuestiones sociales y coyunturales, pese a que se centrarán
en la preparación de la asamblea plenaria de noviembre, de carácter electivo. A
priori, esa elección no presentará sorpresas, ya que la mayoría de los obispos
están habilitados por estatutos para ser reelectos en sus cargos dentro de la
estructura episcopal, inclusive Bergoglio como presidente. Los obispos prevén
meterse además en la controversia que generan los indicadores económicos del
INDEC, que evalúan "poco cotejables" en la realidad, al compararlos con los
resultados del Barómetro de la Deuda Social que elabora la Universidad
Católica Argentina (UCA). Ese informe privado revela un crecimiento de la
pobreza, una depresión del empleo genuino y una baja en las expectativas
económicas generales del país. Datos que molestan a la Casa Rosada, al punto que
funcionarios salieron a desmentirlo en reiteradas oportunidades.
Los prelados también prevén avanzar en el proyecto
eclesiástico de "inclusión social" que elaboró la Comisión Nacional de Justicia
y Paz, de cara a la celebración del Bicentenario de la Revolución de Mayo. La
propuesta episcopal –distinta a la mesa de concertación plural de la Presidenta-
tiene como objetivo que los argentinos pasen de habitantes a ciudadanos, a fin
de contribuir al bien común en una sociedad que la Iglesia advierte fragmentada
y con inequidad social escandalosa. La idea –que reconocen avanza lentamente-
apuntar a la búsqueda de consensos con sindicalistas, empresarios,
organizaciones no gubernamentales y referentes de creencias religiosas, para
convertirlos en proyectos de ley o proponerlos en políticas de Estado. Entre
esas políticas de Estado, los obispos incluyen la lucha contra la
drogadependencia y el narcotráfico, en un país en el que advierten "el narco-negocio
se instaló y prospera exitosamente", porque "dejó de ser de paso". Pese a que
reconocen que el narcotráfico es una problemática "muy compleja", la Iglesia
insiste en combatirlo para evitar que "desde los más altos niveles, el tráfico
de drogas siga generando corrupción y muerte: asesinatos por encargo,
extorsiones, dependencias esclavizantes, prostitución". El plenario acotado
escuchará también un balance del programa para crear mayor conciencia en los
fieles sobre la contribución al sostenimiento del culto católico y que, pese a
los esfuerzos, desde hace una década no lograr echar por tierra la creencia de
que la Iglesia "tiene mucha plata" o "vive del dinero que recibe del Estado".
Los datos del Plan Compartir demuestran que desde su
aplicación, las parroquias recaudaron un 25 por ciento promedio más de dinero, y
que en 2007 recibió 200 millones de pesos a través de las colectas, además de
los 15 millones que percibe por parte del Estado. Cifras que, los obispos
aseguran, son "insuficientes" para desarrollar su obra evangelizadora.
Guillermo Villarreal