El gobierno retomó la idea de que la
presidenta Cristina Fernández visite entre octubre y diciembre al papa Benedicto
XVI, junto a su par chilena Michelle Bachelet, con motivo de los 30 años de la
resolución pacífica del conflicto por el Canal de Beagle.
La iniciativa volvió a ser motivo de análisis en despachos
oficiales, después de algunos gestos que contribuyeron a distender la fría
relación entre la Casa Rosada y el Vaticano.
"El nuevo contexto incrementa la posibilidad de que Cristina
y Bachelet formalicen un pedido de audiencia conjunta al Papa", confirmó a DyN
una muy confiable fuente gubernamental. También pesó en la decisión la casi
incierta chance de que Benedicto XVI visite Argentina y Chile por igual
conmemoración, y las "reservas" que —trascendió— manifestó la Santa Sede para
enviar como representante papal al cardenal Tarcisio Bertone, número dos de
la estructura vaticana. Tal la pretensión de Santiago y Buenos Aires.
Ahora el panorama es otro, ya que los dos o tres conflictos
diplomáticos pendientes comenzaron a destrabarse con gestos concretos de las
partes.
El Vaticano desistió primero de crear una diócesis en la
provincia de Tierra del Fuego que excluía el territorio de las Islas Malvinas,
tras un reclamo formal de la Casa Rosada.
Después, el ex ministro Alberto Iribarne dio un paso al
costado y rechazó la nominación como embajador argentino ante la Santa Sede,
tras ocho meses sin respuesta formal al pedido de plácet. Silencio
diplomático que se traduce en un categórico rechazo. El motivo, se dijo pero
nunca se escribió, su condición de divorciado en nueva unión.
En Balcarce 50 consideran que para "cerrar el círculo" sólo
resta un gesto más, que el obispo castrense emérito, monseñor Antonio Baseotto,
admita el "error" que cometió y derivó en una de las peores crisis diplomáticas
entre Roma y Buenos Aires.
No obstante, funcionarios ya mantuvieron conversaciones con
el nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini, a fin de ponerle fecha y hora
a la audiencia privada de Fernández y Bachelet con el Papa.
De concretarse, la visita de las presidentas tendría
características sin precedentes, y no sólo por recordarse el inicio de la
exitosa mediación del cardenal Antonio Samoré que evitó una guerra entre países
que se dicen hermanos.
Una, que Benedicto XVI no acostumbra recibir a dos jefes de
Estado en una misma audiencia en su biblioteca privada, por lo que en este caso
haría una excepción. Otro punto llamativo es que sería la primera reunión
oficial de un integrante del matrimonio presidencial argentino con el jefe de la
Iglesia católica, dado que Néstor Kirchner se convirtió en el primer
mandatario desde el advenimiento de la democracia en no hacerlo formalmente.
Apenas cruzó un saludó de cortesía con Benedicto XVI cuando éste asumió su
pontificado en abril de 2005.
En tanto, para Bachelet, confesa evangélica, sería su segunda
ocasión, tras una primera el 18 de octubre de 2007.
Al margen de la decisión de ambos gobiernos, los obispos
argentinos y chilenos preparan actos conmemorativos simultáneos en ambos lados
de la cordillera de los Andes.
Aquella histórica intervención papal tuvo un artífice casi
desconocido en las crónicas de época: El extinto cardenal Raúl Primatesta, quien
en un viaje fugaz a Roma se entrevistó con Juan Pablo II para transmitirle su
preocupación por el inminente conflicto bélico, sobre todo porque dijo conocer
la "actitud belicosa" de Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército.
Recién entonces el Papa decidió intervenir en el conflicto
suscitado por las dictaduras militares de Jorge Rafael Videla y Augusto Pinochet,
y enviar a negociar al cardenal Samoré, quien en vísperas de la Navidad de 1978
pronunció la recordada frase: "Veo una lucecita de esperanza al final del
túnel".
Fue el punto de inflexión, hasta que Juan Pablo II presentó
en diciembre de 1980 su propuesta de paz y amistad, que tardó cuatro años más en
ser firmada y recién se selló en 1999, cuando Argentina y Chile pusieron fin a
sus diferencias por límites. Samoré murió en 1983 sin poder vivirlo.
Guillermo Villarreal