"Cuando el río está turbulento ningún
barco, por más firme que este el timón, se salva de la marejada". La frase de un
arzobispo sintetiza la preocupación de la Iglesia por la excesiva confianza de
la presidenta Cristina Fernández en el "proyecto nacional", para sobrevivir a la
crisis financiera que sacude al mundo.
Sin entrar en pronósticos apocalípticos y sin espíritu de
confrontar, aclararon, los obispos consultados por Agencia DyN evaluaron
"poco prudentes" las expresiones de la presidenta, sobre todo en un país
"inestable" y con una brecha social "escandalosa", pese a los esfuerzos por
redistribuir la riqueza.
Los prelados advirtieron en conversaciones informales que la
efervescencia de la economía mundial no da lugar a proclamas autosuficientes,
sino más bien obliga a tomar recaudos para que "la marea no golpee el casco del
barco y quedemos a la deriva", graficó la fuente. Empero la reflexión conlleva
críticas a las ataduras del gobierno a "este modelo económico", que el arzobispo
Carmelo Giaquinta definió como un "prejuicio patriótico", similar a otros que
pueden integran un diccionario junto con expresiones como "la Argentina
potencia", "con la democracia se come, se educa, se cura" o "Argentina primer
mundo".
"Casi todos riman bien, pero todos esconden alguna falsedad.
Fingen fantasías políticas sobre la Argentina , que acaban por estallar. Y lo
peor es que impiden gobernar para el argentino real, de carne y hueso",
sentenció recientemente en una disertación el prelado emérito.
Esa inquietud eclesiástica también se vio reflejada esta
semana en un editorial de la revista Criterio, de inspiración cristiana y
que supo tener al cardenal argentino Jorge Mejía como director, en la que se
reclama "recuperar la economía amenaza".
"La situación es compleja aunque técnicamente manejable, si
se actúa rápidamente. Las dudas importantes surgen en torno de las decisiones
políticas. ¿Serán las adecuadas? No se trata de una rectificación integral sino
más bien de recurrir a la sensatez: respetar las estadísticas, recomponer la
solvencia fiscal, atacar en serio la inflación y anunciar un plan financiero
creíble", asevera la publicación.
Entre otros puntos, Criterio considera desde su
editorial que urge "reconquistar la confianza" y plantea como crucial para
hacerlo, "colocar al INDEC bajo una dirección creíble y competente, y empezar a
producir números acordes, sobre todo en los precios al consumidor, la pobreza y
la indigencia, que han sido los más afectados por las manipulaciones".
En este sentido, la Universidad Católica Argentina (UCA)
presentó esta semana sus índices generales de expectativas económicas, que
constatan que éstas se mantienen en uno de los niveles más bajos de los últimos
cuatro años.
Percepción que contrasta con la reciente medición del INDEC,
que certificó un crecimiento del 7,5 por ciento en el segundo trimestre del año,
incluyendo los meses de tensión por el conflicto del campo.
La cifra oficial, sin embargo, muestra un ritmo de
crecimiento menor al de los últimos trimestres, lo que confirmaría un
enfriamiento —aunque mínimo— de la economía.
El relevamiento de la UCA, que suele molestar a la Casa
Rosada, también revela que el 54 por ciento de los encuestados atribuye los
aumentos de precios a la política económica del gobierno, mientras que el 27 por
ciento opinó que los responsables son los comercios y empresas que buscan ganar
más de lo que les corresponde.
La responsabilidad en el incremento de los precios que se le
atribuye al gobierno es —según la UCA— elevada en todos los estratos
sociodemográficos, especialmente entre las mujeres, las personas con menor nivel
de instrucción y la clase baja.
Guillermo Villarreal