En estos últimos meses, los EEUU están atravesando una
crisis económico-financiera que surge a partir del colapso del mercado
inmobiliario agravado por el vertiginoso aumento del petróleo, dos temas
independientes uno del otro, pero que siendo coincidentes en el tiempo, traen
como resultado final una sensible recesión y aumento de la desocupación.
Esta crisis —la más grave después de la de la década del 30— parece
haber llegado a su punto más conflictivo, con la quiebra de importantísimas
entidades bancarias como Bear Stearns, Lehman y otras, y su posterior
repercusión en los distintos mercados.
Pero el punto en cuestión de este artículo no es
analizar tanto las cusas y/o efectos de la crisis norteamericana en el mundo,
los EEUU o la Argentina —cosa que sí haremos de manera un tanto superficial—,
sino tratar de demostrar que si “el imperio” entra en crisis no es para ponerse
contentos, sino todo lo contrario, debemos preocuparnos.
En estos últimos tiempos, muchos han salido a defender
o atacar el sistema capitalista, pero lo más llamativo fueron las declaraciones
de Cristina, que es Kirchner, dejando ver sin ningún tipo de disimulo su
satisfacción por lo ocurrido, hecho imitado, únicamente, y como no podía ser de
otra manera, por el proyecto de dictador Hugo Chávez.
Veamos, entonces, algunos
puntos netamente objetivos para entender por qué en el país del norte ocurre lo
que ocurre y por qué debemos preocuparnos si la economía colapsa.
1) Está dentro de las posibilidades que esto ocurra en
un sistema capitalista, ya que aquí se asumen riesgos, y el capitalismo se basa,
por decirlo de alguna manera, en una destrucción creativa. Esto significa que es
un sistema dinámico, que cambia, evoluciona, y se debe adaptar a las distintas
circunstancias. Un dato para tener en cuenta es que, en los últimos 50 años, el
capitalismo creció un 400%, más allá del eventual debate sobre quiénes se benefician y cómo hay que ayudar a que no se destruya
a
los mas débiles.
2)Algo parecido ya ocurrió en otros países como México,
Rusia y, en menor medida en Brasil, pero claro, estos países no son los EEUU, y
esto significa dos cosas, una buena y otra mala. La mala es que por ser,
precisamente EEUU, afecta a otros países de manera mucho más directa.
La buena es que, tratándose de EEUU, la crisis se
solucionará mucho más rápidamente y seguramente no será tan traumática.
Otro detalle es que, si estos
países se recuperaron, y no desaparecieron de la faz de la Tierra, también se
recuperará EEUU, o sea que aquellos que pronostican o anhelan la desaparición
del imperio deberán seguir esperando.
3) El gobierno de los EEUU hizo lo que tenía que hacer,
y en una clara señal política, mancomunada entre el Poder Ejecutivo y el Poder
Legislativo prevaleció el “nos unimos todos”, protegiendo, principalmente a la
gente dentro del sistema, y evitando que la crisis se profundice.
Un párrafo aparte merece la
actitud del Partido Demócrata, y especialmente su candidato a la presidencia,
Barak Obama, que es la de no aprovecharse de esta situación tan delicada,
haciendo prevalecer el interés nacional por sobre los intereses propios.
Igualito que en nuestro país,
¿vio?
4) La situación por la que hoy atraviesa EEUU no es peor
—en relación, por supuesto— a la que atravesó la Argentina a fines de 2001 y
durante el 2002, y si nuestro país tampoco desapareció de la faz de la Tierra,
como Rusia México o Brasil, y se recuperó, con más razón se recuperará EEUU.
5) Por último, y este es el punto al que más le debemos
prestar atención, es que ponerse contentos por lo que está atravesando EEUU es,
sencillamente, de ignorantes y/o resentidos.
Ignorantes porque eso significa
desconocer por completo cómo funciona la economía en el mundo, y no desde que
existe la “globalización”, sino desde muchos siglos atrás, prácticamente desde
que comenzó la historia del hombre, ya que el comercio entre poblaciones existe
desde los tiempos más remotos.
Para explicarlo, gráfica y
rápidamente, y sea muy sencillo de entender, digamos que, si la economía de EEUU
colapsa, éste dejará de comprarle productos a China, quien vende más del 80% de
lo que produce a los EEUU, desde juguetes, pasando por ropa, calzado,
componentes de electrónica y computación hasta autos y máquinas pesadas.
Por consiguiente, la economía
China se vería tocada de manera drástica, y como consecuencia, China dejaría de
comprarnos a nosotros.
Algo más directo pasaría con
Venezuela. La mayor cantidad de petróleo producido por este país tiene como
destino los EEUU, y en caso de entrar en crisis, o colapsar, lógicamente, la
compra de hidrocarburos a Chávez, también bajaría notablemente, o sea que la
economía de Venezuela entraría en una crisis realmente seria, ahora... ¿alguien
me podría decir de qué se pone contento Chávez? Eso es, sencillamente,
ignorancia o resentimiento.
Como conclusión podemos
decir que, queda demostrado que ni el Estado ni los mercados siempre resuelven
todo por completo, y siempre tienen que intervenir unos y otros, cosa que no se
hizo en la crisis del 2001 en nuestro país, pero nosotros no somos EEUU y
tenemos nuestra manera de solucionar las crisis, y así nos fue, con ahorristas
estafados y una problemática trasladada al campo social que se podía haber
evitado.
En cuanto a lo que ocurrirá
en nuestro país, no es muy difícil de adivinar, y es que es inevitable una
desaceleración de la economía, cosa que, paradójicamente, Cristina usará a su
favor cuando se profundice, ya que en nuestro país esta desaceleración ya se
produjo con el mamarracho que pretendían hacer con las retenciones, pero ahora
encontrarán la excusa perfecta para, como de costumbre, echarle la culpa a
otros de los errores propios.
Y ¿qué mejor que echarle la culpa, una vez más, a
los yankis?
Pablo Dócimo