Luego del no positivo del Cleto
Cobos, la ambición desmedida del dúo dinámico parece ir por más. Y las sospechas
fundadas de que el apetito pantagruélico de los mencionados no estaba saciado,
se vio confirmada ayer por la tarde de la peor manera, cuando la presidente CFK
anunció, con bombos y platillos carpita mediante, que el Estado iba a absorber
los erarios de las AFJP con el cándido propósito de crear el SIPA, eufemismo por
Sistema Integrado Previsional Argentino, un engendro populista que
suplantará a las aludidas.
De más está decir que nadie se creyó el bolazo, e
inmediatamente no sólo llovieron críticas internas y externas sino que por dos
días consecutivos el MERVAL se arrastró por los suelos registrando bajas
históricas que superaban la decena en negativo. Y el riesgo país en
la tarde de este miércoles de miércoles (sí, otro más) alcanzó la cifra de 1.890
puntos.
“Es la caja, estúpidos”, parece decir el presidente de facto
Don Néstor Kirchner I, el pingüino supremo, quien dale que dale a la
maquinita, se dio cuenta otra vez que no le cerraban los números a su mujer y
como Cobos le pateó el tablero en julio, exprimió la sesera y de ella sacó otra
genial idea: “Hay mucha guita fresquita en las AFJP, vamos por ella”,
y motorizó pues el mismo mecanismo para las frustradas retenciones. Que el
Altísimo, que todo lo ve, nos ampare y asista.
Lo que vendrá
En 1973, el general Juan Domingo Perón advirtió en un mensaje
por cadena nacional acerca de los peligros que acarrean decisiones como ésta:
"Nosotros comenzamos a estudiar estos problemas cuando todos nuestros viejos
estaban abandonados. No quisimos hacer un sistema previsional estatal, porque
yo conocía y he visto ya en muchas partes que estos servicios no suelen ser ni
eficientes ni seguros, dejándolo al Estado libre de una obligación que
siempre malcumple. En 1956, el Estado, acuciado por la necesidad, echó mano a
los capitales acumulados por las cajas, es decir se apropió de eso. Eso es
simplemente un robo, porque no era plata del Estado, era plata de la gente.
"(...) lo descapitalizaron. Se sacaron 65.000 millones para auxiliar a otros que
no tenían nada que ver con las cajas de jubilaciones y pensiones. Es decir, se
las asaltó. Fue un asalto. Después de ese asalto, los pobres jubilados empezaron
a sentir las consecuencias de una inflación, que no pudo homologar ningún
salario ni ninguna jubilación". Esto, proféticamente incunable por donde se lo
mire, está c circulando por la web pues adquiere en estos días aciagos una
vigencia actualmente incalificable.
Se viene la campaña, muchachos. Hay que encajar al Néstor en
la provincia, para que banque al manco Daniel Scioli que no da pie con
bola, con todos los muertitos cotidianos víctimas de un eufemismo de moda, la
inseguridad. Y de paso, que se embromen los 9 millones de giles que
invirtieron su futuro en las AFJP durante 14 años. Paradójicamente, en ese
entonces, otro autotitulado heredero de Perón tomó esa decisión creyendo que
estábamos en el Primer Mundo y que habían muerto las ideologías.
Plin caja, en ese momento, pero palo y a la bolsa
ahora. ¿Pero qué vendrá, después.
Fernando Paolella