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CARTELERA DEL ESPECTÁCULO

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LO MEJOR EN MATERIA CINEMATOGRÁFICA DEL 2008
LO MEJOR EN MATERIA CINEMATOGRÁFICA DEL 2008

CARTELERA DEL ESPECTÁCULO  LO ME

    La apertura cinematográfica del año fue inmejorable: Petróleo Sangriento —film del director Paul Thomas Anderson— que entronizó al Oscar como mejor actor protagónico a Daniel Day-Lewis. Sin dudas, una de las obras maestras más importante de los últimos tiempos.
    Reúne a su alrededor todos los condimentos de un éxito perdurable: a) Una gran historia para contar b) Bien narrada c) Guión convincente d) Montaje magnífico e) Un protagónico, el de Lewis, brillante, imponente y majestuoso. En fin, una obra de arte aleccionadora y pedagógica, por su apertura y enseñanzas. Elijo una escena memorable de la misma: la ridiculización del pastor, por parte del magnate Plainview, quien desenmascara la hipocresía de este vendedor de fe e ilusiones al mejor postor. La tragedia y la comedia en contrapunto. Una película para recordar.
    Tradicionalmente, la industria cinematográfica de Hollywood, juega su presentación más fuerte a partir de marzo de cada año, y este no fue la excepción. En segundo lugar, otra galardonada —casualmente con el Oscar a la mejor película— Sin lugar para los débiles, transformándose en la segunda rueda del tándem, de las mejores producciones de género dramático del año. En dicho film, sobresale la actuación del actor español Javier Barden, cuya máscara escénica es la de un asesino psicópata serial.
    Cierran la partida del melodrama, consignas como: La otra Bolena, pieza del director Justin Chadwick, Los Falsificadores de Stefan Ruzowitzky, donde la idea de la supervivencia ante la adversidad es un fin en sí mismo. Todo está subordinado a este principio. Mi hermano es hijo único y Una mujer partida en dos, no pueden ser mejores broches de esta industria cultural. La primera, Mio fratello é figlio unico, de neto corte político, nos seduce con la moraleja de “las (supuestas) diferencias políticas” no son tales. Una oda a la cordura y a la lógica democrática y ciudadana. Daniele Luchetti, director del film, reflexionando sobre los derechos de los ciudadanos y la libertad asediada por “nuestros fascismos interiores”, logra una narración adulta y librepensadora. La fille coupée en Deux —magistral producción del director francés Claude Chabrol— nos sumerge en la estética francesa del amor sui generis. Todo lo contrario al amor “de lo establecido en occidente”, el amor aquí propuesto por Chabrol, es rupturista. Es una práctica impersonal. Es el amor jugado en el clasicismo griego o el banquete. Representado en la mujer que es libremente entregada y poseída por la comunidad de sus amantes.
    Para mutar de géneros y lenguajes cinematográficos, nada mejor que pensar en aventuras y fantasías. Nada mejor, que hacerlo de la mano de un consagrado como Andrew Anderson, y Las Crónicas de Narnia —y el Príncipe Caspian—, donde hace recaer en el personaje Aslan, el rey león, y su mágico rugido, el dominio sobre la materia, el espacio y el tiempo. Tal importancia reviste, que saber leer sus discursos guiará a los espectadores, sobre los futuros probables. Su moraleja resulta quebrante: “Somos libres por nuestros actos, ellos nos redimen. Comprendamos que las cosas no se repiten. Nada pasa lo mismo dos veces.” Y sí, hasta la más conspicua pluma crítica, se desvanece ante la ternura del león de marras.
    Y con la estertórea voz del león Aslan, de Narnia, propicia el viaje al mundo de las risas, el humor visceral e inteligente, hasta la comedia negra inglesa. Nos referimos a dos películas: Muerte en un funeral y Manuale d´ amore. La primera, dirigida por Frank Oz —difícil de clasificarla por temor a los clisés—, ora comedia de enredo, ora comedia negra, vislumbra el acidulado humor inglés. El entramado de la historia, adquiere fuerza en la intensa dualidad: inserción dramática-remate de hilarante comicidad. Es la característica transversal de la película. Una historia, que se transformará por méritos propios, en un clásico del humor. Como expresáramos en la crítica cinematográfica de la misma: El carismático tío Alphie (transportado en su silla de ruedas), de lenguaje soez y quejoso, con intervenciones breves y directas, logrará el clímax del humor a manos abiertas ¡Imposible no derretirse de risa!
    La segunda, Manuale d`amore, de Giovanni Veronesi, desnuda las distintas etapas que, según él, participa la construcción de la pareja: “el enamoramiento” (flechazo), “la crisis”, “la traición” y “el abandono”. El humor visceral romano, en este caso, es disímil al precedente inglés, que usa a este aspecto de la condición biológica-humana, como catarsis (incluso el llanto). Para Veronesi en cambio, el humor “a la italiana”, la acidez histriónica y la carcajada, son vividas como un telón que tapa lo insondable y lo absoluto: el temor a la soledad.

 

Gustavo Contarelli

 

1 comentario Dejá tu comentario

  1. Excelente síntesis. Siempre me guío por tu columna Gustavo, a la hora de elegir buenas películas. Gracias Vilma

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