La matriz de resolución de “conflictos”
ambientales de la institucionalidad K se consolida a espaldas del ciudadano y
del cuidado del medio ambiente. Desde la gestión de Romina Picolotti hasta la actual de
Homero Bibiloni, el saldo para nuestra República es la degradación de nuestras
riquezas, que queda vedada ilegalmente frente al ciudadano, desoyendo el mandato
de la ley de medio ambiente que obliga al estado a “organizar e integrar la
información ambiental y asegurar el libre acceso de la población a la misma”.
Hoy se suma un alerta más de nuestra real situación ambiental
que puede pasar desapercibida frente al cúmulo de información cruzada que
velozmente nos impide formar una opinión, y menos una conciencia ambientalista.
La baja del Río Paraná puede ser explicada circunstancialmente, sin profundizar
en sus posibles causas, como consecuencia de la escasez de lluvias en el sur de
Brasil y el NE argentino. Brasil resuelve su sequía cerrando las compuertas de
sus represas. Ya en el 2006, cuando Brasil cerró las compuertas de sus represas
para mantener su nivel de generación de energía durante otra sequía, el descenso
de las aguas del río Iguazú provocó que los saltos de las Cataratas quedaran
casi sin agua. La falta de agua y la crisis energética puede tener salvataje en
lo inmediato al estilo K, sin intenciones de contribuir a la subsistencia de
nuestro país, cada día mas “sensible” a las exigencias de quienes reparten
poder.
Las represas y el manejo de sus “cotas”
Elevar la cota de Yaciretá antes de lo previsto, fue para el
gobierno K la solución ante la falta de energía y esto ha causado previsibles
desajustes. Vemos hoy cómo la cota del río Paraná descendió a la mitad de su
altura normal. Los “inmediatos” perjudicados son los litoraleños que ven
afectada su provisión de agua y quienes utilizan las vías navegables para
exportar sus productos. Los buques cerealeros salen con la mitad de su capacidad
de carga, y esto obliga a buscar alternativas portuarias más al sur de nuestro
país o en nuestra potencia vecina brasilera. Los costos aumentan y la actividad
productiva sufre un fuerte coletazo de soluciones kirchneristas. "Los barcos no se pueden
cargar completos y otros que están cargados no pueden salir”, palabras del
presidente de Terminal Puerto Rosario.
Yaciretá para Brasil es parte de un proyecto de país que
implica construir represas que sustenten su capacidad de crecer. La Argentina firma
acuerdos para construir represas con su vecina potencia sin dilucidar el colapso
que implica el proyecto brasilero en su propio territorio. El aumento de la cota
de Yaciretá de 76 a 83 mts. se debe al compromiso tomado por el gobierno
argentino para el financiamiento del fideicomiso anunciado por el ministro Julio
De Vido, quien tramitó en Washington en el año 2004 los fondos necesarios. Este
compromiso destrabó un crédito de 90 millones de dólares que terminó en la
inundación del área de Encarnación por la que el presidente de Paraguay, no
formuló la queja ninguna. El gobierno argentino recibiría 386 millones de
dólares cada año desde el 2004 al 2008, fondos otorgados en concepto de “crédito
blando”, pagadero en 30 cuotas terminada la jugosa cota 83 que continúa haciendo
de Yaciretá “el imperio a la corrupción”.
Itaipú, Corpus Cristi y el proyecto Garabí
Itaipú, la primera en tamaño en operación en el mundo, esta
ubicada sobre el río Paraná en la frontera entre Brasil y Paraguay, con una cota
de mas de 100 mts. Esta mega represa, aprobada en su momento por gobiernos de
facto de nuestro país, genera energía sólo para nuestros vecinos. El Paraná ya
sufrió con la construcción de esta obra una disminución en su profundidad
provocada por la quita de velocidad de su caudal. Estos “inconvenientes” se
deben a que nuestro país no realizó las obras fundamentales para evitar el
impacto sobre el Paraná. Ya en democracia el gobierno nacional contrató a una
consultora brasilera para que evaluara si una de estas obras era necesaria…
claro que no lo era. El resultado es que Brasil maneja el caudal del
Paraná.
Mas allá de las cuestiones climáticas, que no dependen de la
voluntad de nuestros representantes, las centrales hidroeléctricas de Itaipú y
Yaciretá provocarán la desaparición del Paraná como vía navegable. A Brasil no
le interesa esta salida al Atlántico y a nuestros gobernantes tampoco. El
ejecutivo en vez de convocar a Lula a que libere agua de sus represas, queda
embelesado con el quebranto que le provoca al campo además de la sequía, la
falta de agua para sacar sus productos al mercado.
Una vez terminada Yaciretá, Julio De Vido obtendrá 1800
millones de dólares para el financiamiento, “el mas grande obtenido por
la Argentina hasta la fecha para infraestructura”, según afirmo el ministro en
marzo del 2008, de la construcción entre otras obras, de la Presa de Propósitos
Múltiples Corpus Christi y Añacuá. Este proyecto consiste en la construcción de
una represa en el Río Paraná entre las represas de Yacyretá e Itaipú. “La
construcción de Corpus Christi terminaría con el único tramo natural del Alto
Paraná, el trecho entre las represas Yacyretá y Itaipú, destruyendo
definitivamente su característica de río y trayendo altos impactos ambientales y
sociales a la región”.
Pronto se obtendrá el financiamiento para el proyecto Garabí,
un complejo hidroeléctrico que estará situado en la zona de los Saltos de Garabí,
en la provincia argentina de Corrientes, aunque también comprenderá un tramo de
la provincia norteña de Misiones, y cruzará el río Uruguay, que divide Argentina
con el distrito brasileño de Río Grande do Sul. La empresa Binacional estatal
EBISA (Argentina) y Electrobras (Brasil) convocarían a licitación internacional
para el estudio de inventario de los afluentes compartidos sobre el Río Uruguay
entre Argentina y Brasil. Un ex funcionario nacional expresó que “del lado
argentino el panorama es negro. La nuevas autoridades de Ebisa tiraron a la
basura todos los estudios hechos y pretenden hacerlos todos de cero, pero
proponiendo un cierre en Garabí a cota 82,5 metros y otro en San Javier o Puerto
Rosario o Roncador o donde fuera que les permita una cota de más de 125 metros”,
lo que tendría un impacto ambiental y social altamente negativo. En palabras de
un ex director, "era un proyecto básico, sólo faltaban definir cuestiones
ambientales e institucionales y los pliegos licitatorios". Los estudios para
estas obras de infraestructura se hacen una y otra vez por cada gobernante de
turno, que los vuelven a licitar para que sus estudios-os amigos ganen millones.
Garabí, tal como lo ha advertido la Fundación Proteger, “convertirán al río
Uruguay en un conjunto de grandes estanques, provocando la desaparición de la
pesca como actividad rentable, la inundación permanente de humedales y la
disminución de la calidad y cantidad de agua, entre otras consecuencias”.
“En pocos años casi 25 represas —siempre con Brasil como
principal beneficiario y dueño de las exclusas— convertirán al río Uruguay en un
conjunto de grandes estanques donde habrá desaparecido la pesca como actividad
rentable, quedarán inundados humedales y bosques en forma permanente y habrán
disminuido enormemente la biodiversidad y la calidad del agua, un patrimonio de
extraordinario valor económico y social en el siglo XXI. Los embalses de estas
represas retendrán el agua, sobre todo en los períodos de sequía, acentuando las
bajantes del río Uruguay. Si me permite la ironía, se terminarán los problemas
con los cortes. Pero tampoco habrá agua.” Fundación Proteger.
No existe plan de manejo integrado Brasil-Uruguay-Argentina
Brasil avanza en la concreción de sus proyectos de energía
para su desarrollo como país. La construcción de estas represas, además de un
esfuerzo de recursos múltiples, requiere un camino institucional que nuestros
gobiernos desde la década del 70, facilitan con la firma de acuerdos que luego
se convierten en ley, sin realizar los estudios de impactos ambientales —ni
diseñar las alertas tempranas integradas que anuncien el posible colapso de
estos mega proyectos que inundarían hasta el obelisco de suceder—, ni construir
las obras que permitirían continuar con las vías navegables de nuestra cuenca
litoral. Nos gobiernan desde la ilegalidad con una apariencia de
institucionalidad dado que se vulneran las leyes que protegen nuestras vidas y
nuestros recursos, desde la ley general de medio ambiente, hasta la Constitución
Nacional. Y para ennegrecer nuestro futuro, son mega obras de corrupción que
empobrecen la Nación perjudicando nuestra actividad económica, favoreciendo
proyectos brasileros y de grupo privados, robando nuestra agua que jamás retorna
a los ciudadanos en energía accesible a nuestra realidad como nos muestran al
inicio de cada obra.
Sin agua, sin navegación, sin recursos ictícolas, con plagas
y tierras empobrecidas, poblaciones erradicadas por los cambios en su medio
ambiente al ser inundados sus territorios, arrasando bellezas naturales como los
altos del Moconá… Esto es la historia de las represas ya construidas que se
repetirá en cada financiamiento que De Vido anuncie alegremente y en cada
compromiso por elevar cotas. Mientras las cajas K aumentan su nivel, el Paraná
se muestra consumido al igual que nuestra República Argentina absorbida por la
mega corrupción imperante.
El oro azul
Este plan sustentable para Brasil, fue concensuado por
nuestro gobierno con acuerdos para la construcción de represas firmados en el
marco de lo que se conoce como Iniciativa para la Integración de Infraestructura
de América del Sur (IIRSA). Por estos acuerdos, Brasil logra a través de
megaproyectos, energía y vías navegables para sus productos. Nuestras aguas
contenidas en estas represas, luego son entregadas al sector privado para su
utilización y transformación en energía, que posteriormente nos venden a precios
de mercado sin descontar el usufructo de nuestra propia riqueza, entregada
gratuitamente por nuestros gobernantes de turno en un entramado de negocios,
créditos y fideicomisos que permite crear los nuevos dueños del agua bajo la
mentira de energía a bajo costo.
Junto a la riqueza que produce el agua transformada en
energía se multiplican los pobres que son trasmutados en votos democráticos. La
institucionalidad kirchnerista muestra a la democracia cooptada por los organismos que
deciden en el manejo de nuestras aguas: los presidentes, el ministro De Vido y su Subsecretaría de Recursos Hídricos, la
ministro Georgi
de la Producción, la Secretaría de Homero de Medio Ambiente y DS, el ministro
Moreno de Comercio Interior, entre otros responsables; asimismo, un Congreso adepto desde
la Comisión Bicameral Permanente mayoritaria, y la extorsión federal cooparticipativa hacia los representantes de las provincias no oficialistas que
los coloca como partícipes de una gestión que no tiene interés por la Nación ni
un proyecto de país, sólo por el manejo de fondos fiduciarios y empresas
con participación estatal ilícitas para no respetar la legalidad del Estado de
Derecho.
*Palabras de la Presidenta Kirchner en su última aparición
publica “aquí estamos, seguimos haciendo obras, generando energía”.
Al igual que los poderosos genocidas de ayer, los Kirchner,
al finalizar su mandato, serán juzgados porque su política ambiental de entrega
aplicada es generadora de hambre y genocidio.
Roberto Maturana
Oficial de Marina Mercante-Investigador
http://www.jubileosuramericas.org/item-info.shtml?x=89333
http://www.proteger.org.ar
http://www.bicusa.org/es
http://www.presidencia.gov.ar