Carl Sagan, el gran astrónomo y erudito en diversas materias relacionadas con el hombre, expuso en su afamado libro Cosmos, el siguiente tema: “Hay una idea extraña, atrayente, evocativa, una de las conjeturas más exquisitas de la ciencia o de la religión. Es una idea totalmente no demostrada; quizás no llegue a demostrarse nunca. Pero excita enormemente. Se nos dice que existe una jerarquía de universos, de modo que si penetramos en una partícula elemental; por ejemplo un electrón de nuestro universo, se nos revelaría como un universo eternamente cerrado. Dentro de él, organizadas como el equivalente local de galaxias y estructuras más pequeñas, hay un número inmenso de otras partículas más diminutas, que a su vez son universos en el nivel siguiente, y así indefinidamente; una regresión infinita hacia abajo, sin fin. Y lo mismo hacia arriba”. Carl Sagan, Cosmos, página 266; Planeta, Barcelona, 7ª edición, 1983).
Mi pregunta: ¿podemos introducir aquí, en este universo, que por otra parte se halla encabritado (véase: Paul Davies: El universo desbocado, Salvat, Barcelona, 1985), a algún puro espíritu que lo organiza todo; que varios religiosos de distintos credos denominan Dios con mayúscula?
¡He aquí la cuestión de siempre!
“Al principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba desierta y vacía y las tinieblas cubrían el abismo y el espíritu de Dios revoloteaba sobre la superficie de las aguas”, reza el trillado comienzo de un texto tenido por muchos en occidente y sus áreas de influencia (Génesis 1-2) como “verdad absoluta”, escrito por un nesciente. Me estoy refiriendo a la famosa Biblia judeocristiana adoptada como enseñanza sobre el origen del mundo, la vida y el hombre, para aproximadamente, un tercio de la humanidad que son los hebreos y los cristianos, separados en tres categorías: devotos (una minoría); tibios en materia de religión o cristianos a medias (la mayoría de ellos) y los israelitas creyentes (a carta cabal o a medias) en estas cosas.
¿Un dios puro espíritu, entre protones, neutrones, electrones, quarks y... entre las estrellas novas, supernovas, gigantes rojas, enanas blancas, neutrónicas, etc., galaxias, cuásares, agujeros negros que “tragan materia”, materia oscura y otras existencias?
¿Panteísmo materialista? ¿Panteísmo espiritualista? ¿Todo es Dios? ¿Algo no es Dios?: ¿su mundo “creado”? Viejo tema muy barajado desde la más remota antigüedad. Basta con leer una buena y completa historia de la filosofía que abarque no sólo la occidental, sino también la de oriente (esta última despreciada por algunos “chovinistas” occidentales) para sorprendernos sobremanera de la abundancia del pensamiento humano.
Incursionemos un poco en la teología de occidente que nos habla de un dios puro espíritu separado del mundo y en aquella que concibe una especie de amalgama mundo-dios (panteísmo).
Si existiera un espíritu bondadoso y omnipotente en el universo, este mundo que habitamos debiera ser un dechado de perfecciones, pero sabemos a ciencia cierta, por experiencia, que no es así (descartando a un supuesto demonio que le hace “la vida imposible” al supuesto “creador perfecto” porque esto huele a pura mitología barata).
Irracional, y por desgracia para los creyentes, totalmente ilógica y ridícula al mismo tiempo, sería la existencia de un “Ser Supremo” riendas en mano, tratando de domar a un mundo repleto de catástrofes (explosiones de estrellas (novas y supernovas); choques de galaxias entre sí; canibalismo galáctico (cuando una galaxia mayor, “engulle” a una menor), tempestades planetarias cómo las del gigante Júpiter, estremecedoras erupciones solares, y otros accidentes (descontrolados porque no existe ningún poder que las controle). ¿Y por casa cómo andamos? Me refiero a nuestro querido (para muchos malquerido) planeta Tierra con sus glaciaciones, terremotos, maremotos, tornados, erupciones volcánicas, inundaciones por exceso de lluvias, sequías impías... y una carrada más de desórdenes. ¿Y en el terreno biológico? ¡Mejor ni hablar!: hambrunas, plagas, pestes, epidemias y pandemias mortales producidas por las nada simpáticas criaturitas patógenas como virus, bacterias, protozoarios, parásitos de toda especie; dolorosas y mortales neoplasias, etc. etc.
Ahora, para intrigarnos aún más, viene el peliagudo interrogante que reza así: ¿Podemos introducir en este proceloso mundo de galaxias, soles, planetas y lunas, y la Tierra con sus catástrofes, injusticias, accidentes, epidemias y otras cosas terroríficas que maltratan a sus criaturas, a un cierto espíritu organizador infalible como lo pretenden los teólogos que parecen vivir ¡en otro mundo! o... “en la luna”? Mal haya entonces tal engendro bueno y... ¡maligno a la vez por haber “creado” o introducido la posibilidad del mal en el mundo, que muchos denominan Ser Supremo, puro espíritu que “domina la materia”!
Si realmente existe, y domina a la materia, ¡cómo sería de terrorífico el universo si no existiera tal ente domador!
No señores. Nadie domina un universo desbocado al cual pertenecemos y somos su producto transitorio, algunas veces maligno, otras benigno y otras sus inocentes víctimas, porque pienso que, como ya lo he expresado en un libro titulado La inexistencia del alma, no existen ni la materia ni el espíritu.
Por si quedan todavía algunas dudas, vayamos hacia lo pequeño, más allá de los átomos. Más allá de los protones, neutrones y electrones, están los quarks que se mantienen unidos por unas partículas denominadas gluones. Los quarks y los gluones unidos forman protones y neutrones. Luego también tenemos a los lectones (especies de cuerdas plus ultra microscópicas) que son fuente de electrones y neutrinos. Los quarks y los lectones unidos se denominan fermiones. A su vez los bosones son partículas que generan y portan fuerzas incluyendo fotones y gluones...
¿Qué es todo este galimatías de la física nuclear? A mi modo de ver, ni materia ni espíritu, sino energía que se manifiesta polifacéticamente.
Todo esto, lejos de ser fantasía, es producto de “un loco sueño mío” que, según mis conocimientos, tengo en mi mente; son cosas que se hallan investigando la astronomía, y la física de partículas subatómicas, sin hallar espíritu alguno en ninguna parte, ni en lo inmenso: el universo; ni en lo ínfimo: las partículas subatómicas. ¡Sólo energía en sus variadas manifestaciones!
¿Tontos han sido todos aquellos pensadores del pasado que estaban de acuerdo, segurísimos en aceptar una dualidad en el mundo: materia-espíritu? Nooo...! Simplemente carentes de conocimientos, y esto merece el “perdón” por haber mantenido durante milenios, quizás ya desde el Pitecántropo, la idea de la existencia de espíritus por doquier, tanto en la tierra como en el firmamento junto con un creador, también espíritu El (con mayúscula) revoloteando, esta vez, no sólo “sobre la superficie de las aguas” (como pretende enseñar el texto bíblico), sino sobre o entre las galaxias del universo que hoy detecta la astronomía.
En resumen, y a modo de corolario, a mi juicio no existe por desgracia, ser poderoso alguno que se encuentre domando un universo desbocado. Sólo debo, como una recomendación moral, aconsejar la unión de todos los pueblos del orbe, dejando de lado y de una buena vez por todas, todo encono político o religioso; olvidar todo el pasado belicoso y unirse todas las naciones del planeta entero como “una bolita”, como aconsejó Borges en una de sus obras refiriéndose a las Américas de origen hispano para que se amalgamaran en un sólo bloque.
ESTAS EQUIVOCADO, LOS GLUONES SON FANTASIA NADIE LOS A VISTO NI MEDIDO
mucho muy interesante, la materia y la energia presentado por un erudito no debe dejarse a un lado, la parte de la espiritualidad jamas sera comprobable desde un punto de vista cientifico, por eso el señor dijo que es una cuestion de fé, dichoso aquel que sin ver, crea. pero hay mucho más, la ciencia entre más sabe más dudas tiene, el religioso entre más sabe más seguro está, la ciencia da conocimiento, la religion da felicidad perdurable, el cientifico agerrido siempre sera ateo, el religioso cristalizado en sofismas siempre sera fanatico, en mi humilde opinion lo sano sera un punto medio, la materia y la energia aparentan ser infinitas pero yo me pregunto cual es su origen? en un examen de opcion multiple estoy seguro que los cientificos por eliminacion tendran que aceptar la existencia de Dios (con mayuscula) porque a la larga se toparan con pared, pero hay que darle tiempo al tiempo, como dice nuestro señor: a los tibios los vomitare de mi boca pero nunca consumas en la prisa a tu hermano, cada uno creera a su debido tiempo. Muchas gracias...