No
hay ninguna duda de que Néstor Kirchner es el Presidente más mediático que hemos
tenido los argentinos, superando ampliamente a quien ostentaba ese título,
Carlos Menem.
Desde que asumió la presidencia, hoy compartida con su
esposa, la supuesta abogada Cristina Fernández, no pasan más de dos o tres días
sin aparecer en algún acto para inaugurar cualquier cosa, incluso obras ya
inauguradas o que jamás se llevarán a cabo.
Podríamos remontarnos, a modo de
ejemplo, a aquel acto en Astilleros Río Santiago, donde junto al entonces
Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, y el mismísimo Hugo
Chávez, anunciaban la construcción de 8 buques petroleros, que jamás se
construyeron, o el rimbombante anuncio de la cancelación de la deuda con el FMI,
donde pareció haber olvidado sus dichos anteriores, cuando decía que no les iba
a pagar, con el agravante de que para cancelar dicha deuda, le vendió bonos a un
interés más que usurario al presidente e venezolano. O uno de sus anuncios más
recientes, cuando dijeron que iban a cancelar la deuda con el Club de París.
Cabe destacar que es indistinto quien haga los anuncios, así fuese Néstor o
Cristina, ya que son el mismo ente.
Pero volviendo a Néstor, es realmente asombroso cómo un
jefe de Estado pueda decir, en publico, tantas... ¿mentiras? ¿Contradicciones?
¿Incoherencias? ¿Hipocresías? Póngale usted el adjetivo que más le guste.
Entre las cosas que habitualmente vocifera NK, solemos
escucharlo hablar de sus supuesta “militancia”, y hacer notar que también él
estuvo preso en la época de la dictadura, cuando todo el mundo sabe que sólo
estuvo demorado algunas horas en la Comisaría de Río Gallegos.
También hace mención a la lucha de los jóvenes
idealistas de la época, pretendiendo hacernos creer que él era un "Montonero más",
como si eso fuese motivo de orgullo, cuando todos sabemos, también, que era
amigo de los militares que gobernaban Santa Cruz, además de haber defendido a
represores, a través de su estudio y no haber sido abogado jamás de ningún militante
de la década del 70.
Algo curioso es, también, su discurso por los derechos
humanos, el cual se contradice con el hecho de haber mandando cobardemente a reprimir a manifestantes en su contra,
tanto en Santa Cruz como en Plaza de Mayo.
Otro aspecto, al menos curioso, en sus discursos, es
cuando se refiere a la redistribución de la riqueza, cuando todos sabemos que
amasó su fortuna ejecutando remates a propiedades afectadas a la tristemente
recordada ley 1.050 de la dictadura, además de su actividad paralela e ilegal que
es la usura, y que en los últimos años se ha enriquecido a través de sus
testaferros y familiares, como con la compra de tierras fiscales en el Calafate.
En este punto, invito al lector a que haga el siguiente
cálculo: Si Néstor Kirchner se recibió de abogado a fines de la década del 70, y
comenzó a “trabajar” en la función pública, ininterrumpidamente desde la
instauración misma de la democracia, cuando asume como Intendente de Río
Gallegos en diciembre de 1983, ¿cómo hizo para lograr una fortuna millonaria con
el sueldo de funcionario público? Sería bueno que algún día nos lo explique a
todos los argentinos, y así todos podríamos aprender a ser millonarios.
Y hablando de millones... ¿cuándo sabremos adónde están
y cuántos son los fondos de la Provincia de Santa Cruz?
Un punto tragicómico es cuando se refiere a los medios
de comunicación y al periodismo en general, ¿será por eso que de la mano de sus
amigos hay cada vez más medios oficialistas? El ejemplo más claro y contundente,
sólo por citar uno, es Radio del Plata.
Para finalizar, no podemos dejar de lado cuando se
refiere a los traidores, especialmente en estos últimos tiempos que tantos
aliados están abandonando el barco kirchnerista.
¿Se habrá olvidado, Néstor, de que tanto él como su
esposa y muchísimos integrantes de sus filas eran fervientes menemistas primero
y duhaldistas después?
¿Que autoridad moral pueden tener los kirchneristas en
general y los Kirchner en particular para hablar de traiciones?
Por eso, cada vez que escucho hablar Néstor y/o a
Cristina, que es Kirchner, me pregunto: ¿De que están hablando?
Pablo Dócimo