Furiosa y crispada se la ve a Cristina en estos días iracundos, cuando al calor agobiante de un candente enero hay que agregarle la sensación térmica adicional a un panorama político destemplado. El pasado miércoles 13, en un acto en Lanús, dejó de lado toda postura conciliadora y arremetió contra los enemigos de adentro y afuera usando metáforas de índole zoológica. “Las ratas del Riachuelo me hicieron acordar a los buitres que, una vez más acechan desde afuera a los argentinos para interrumpir este proceso político y económico de recuperación, generación de trabajo y desendeudamiento”.
Pero antes la había arremetido contra el vice Cobos, dando a entender de que también está adscripto al club atlético conspiración sempiterna.
Otra vez sopa, tanta repetición que aburre. La pareja gobernante sigue recurriendo al monotema cansador de los golpistas agazapados que amenazan con obturar el sueño de esta idílica nación. Tanto Néstor como Cristina no salen de esa encerrona, ignorando a sabiendas el trepidante aumento de los índices inflacionarios, como también la desocupación que sigue para arriba. Hasta resulta sesudamente engorroso escribir sobre ello, dado que tanta voltereta hastía hasta al más sesudo analista. Lo que verdaderamente sorprende, además, dada la repetición flagrante de tanta estupidez, es que aún existen unos pocos convencidos de que realmente los Kirchner encarnan lo más profundo del progresismo. Y lo cómico de esto, es que lo sostienen sin ingerir ninguna sustancia alucinógena, ni nada que se le parezca. Realmente, esto es un mérito del matrimonio, su capacidad de convencer de que ellos no son lo que parecen, sino una construcción autoimpuesta de lo que anhelaban haber sido.
Seguramente, dentro de 50 años, la historia se desgañitará tratando de explicar cómo un par de abogados venidos del frío, se travistieron en heraldos de la izquierda peronista y en paladines de los derechos humanos, cuando en realidad jamás lo fueron.
El largo camino al 2011
En el citado discurso del miércoles, Cristina dijo que se iba en el 2011 y que vendría otro. Pero como viene la situación actual, de proseguir con esta lógica blindada le será casi imposible a los Kirchner entregar el mandato con normalidad en esa fecha fijada. Teniendo en cuenta que la actual crisis del Central estalló durante un mes en que tradicionalmente no pasaba nada, qué se puede esperar a partir de marzo, cuando empieza nuevamente el ritmo febril anual. Recordando que, en ese mes en
Por eso, es realmente problemática la situación en ciernes. Pues por un lado, este par ávido de caja y plata inmediata, seguidos por un grupo cada vez más reducido de lamebotas, mientras que por otro lado una oposición a veces renuente a darles la estocada final, y mirando todo este cuadro patético el pueblo argentino que no sabe si sacar sus dineros de los bancos por temor al advenimiento de un nuevo corralito, harto de estar harto de tanta desidia y bullanguería barata.
Todo este devenir ya parece digno de una historieta, que daría risa si no fuese la más estricta realidad. Y por cierto, los Kirchner hacer rato dejaron de ser graciosos para transformarse en una burla patética. En la cual el más rancio autoritarismo conservador se trasunta en una democracia.
Fernando Paolella