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INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA VERSUS VATICANO

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LA DISPUTA MADRE DE ESTOS DÍAS
LA DISPUTA MADRE DE ESTOS DÍAS

Hojeando los diarios

 

    Hojeando los diarios, encuentro una saludable noticia que reza así: “Levanta Obama el veto a la investigación con células madre”. (Había sido impuesto en 2001 por el gobierno de Bush; críticas de la Iglesia y elogios de los científicos). “La decisión que da vuelta como un guante el escenario científico de este país, fue aplaudida por la comunidad de investigadores, por sus posibilidades de curar enfermedades, y criticada por sectores más conservadores de la sociedad, temerosos de que eso abra la puerta a un “declive moral”.
    “Prometo que ningún dato científico será manipulado con fines religiosos o políticos, dijo Obama.” (Diario La Nación, 10 de marzo del 2009).
    De inmediato, el inoportuno cardenal católico Justin Rígoli manifestó que: “Esta es una triste victoria de los políticos sobre la ciencia y la ética. Mientras que el Vaticano (¡cuando no!) escandalizado recibió con preocupación el levantamiento en los Estados Unidos de las restricciones para investigar con células madre”
“Es un decreto homicida” disparó Tony Perkins presdidente de la organización conservadora Family Research. ... es una bofetada en el rostro de los estadounidenses que creen en la dignidad de la vida humana”, añadió. (Diario La Nación, 10 de marzo del 2009).
    No tengo más que felicitar al presidente estadounidense. Que esto sirva como ejemplo para el orbe entero.
    ¡Basta de ideas retrógradas y adelante con la razón acompañada de las experiencias científicas con fines loables y pacíficos!
    Según mi opinión de pensador, naturalista y escritor, la humanidad está mal “hecha” por un proceso biológico natural ciego que apunta hacia cualquier dirección caprichosa, y es el hombre dotado de razón por esos avatares biológicos, quien debe cambiar al hombre. Esto es autorecrearse (crearse de nuevo), desechando toda predisposición a las diversas patologías habidas y por haber, aumentando con creces desde el ADN (plan genético) la eficiencia del sistema inmunológico, tan deficiente y débil en un enorme número de personas, desde la infancia hasta la adultez y la vejez. Virus, bacterias, hongos, protozoarios patógenos, parásitos, degeneraciones de los tejidos (neoplasias de todas las especies) deben ser barridos de la “raza humana” de una buena vez. La ciencia genética debe tener la palabra y no el Vaticano y sus “duchos” pseudocientíficos de la nada que aún creen, cual niños de corta edad, en “los reyes magos” y en un cierto Rey con mayúscula, puro espíritu, que todo lo domina cuando vemos (en la contracara) cómo anda el mundo repleto de religiones desperdigadas, muchos de sus simpatizantes luchando con otros bandos no menos obnubilados, injusticias a miles, guerras, guerrillas, muertos e inválidos de por vida, familias arruinadas, y... taimados políticos que buscan beneficios propios fingiendo favorecer a los pueblos que los votaron, con falsas promesas.
    ¡Está claro! Para el Vaticano todo es obra de Dios y no hay que tocar a la naturaleza, mientras que para los hombres de ciencia (con los que coincido), dicha naturaleza es un ente ciego que actúa por puros tanteos al azar, y lo que puede funcionar y proseguir adelante en el terreno biológico continúa su rumbo ciega e indiferentemente ante la desgracia el sufrimiento y todo desenlace fatal, sean madres parturientas, bebés recién nacidos, niños, adolescentes, adultos y ancianos cargados de años que ya ni saben como se llaman.
    Tratar de detener el avance del conocimiento científico basado en el método experimental con propósitos loables para el género humano, es criminal. Tratar de denigrarlo en nombre de un dios creador (del bien como sostienen los teólogos y de la posibilidad del mal según la realidad ante los ojos de los científicos honestos que hurgan en las ciencias naturales), es una verdadera locura a esta altura del conocimiento sobre la naturaleza.
    Fue, y es triste ver cómo se embisten los religiosos disidentes con los ortodoxos de numerosas sectas y de las innumerables subsectas en que se han desperdigado los creyentes del orbe, tanto sean orientales u occidentales. Muchas veces por nimiedades, sin que ser poderoso y bonachón alguno se encargue (aunque más no sea telepáticamaente) de infundir una sola verdad absoluta, en vez de contemplar como un amante del boxeo cómo se “trompean” entre sí las diversas sectas.
    ¿Es inofensiva la religión? ¡Qué pregunta! Basta con leer una minuciosa y completa historia de la humanidad, desde el “pitecántropo” (es un decir), pasando por la Antigüedad, la Alta y Baja Edad media... hasta el presente, para constatar cómo se “trompearon y trompean” los religiosos por sus dioses sin ponerse jamás de acuerdo sobre el “verdadero ente superior que domina el mundo”, quien, en la suposición de que existiera, debiera poner orden en el asunto religioso para que todos, hasta los simios, creyeran en el dios verdadero, que dicho sea de paso brilla por su ausencia.

Ladislao Vadas

 

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