En materia de pseudociencias, mucho se ha
hablado acerca de la parapsicología, y uno de los temas preferidos para los
parapsicólogos, alias pseudocientíficos que engañan a los lectores
prometiéndoles vanas esperanzas en la vida, lo constituye el mundo onírico. Ese
extraño mundo de la fantasía creado por nuestra, a veces, alocada imaginación,
mientras que nuestro cerebro “descansa” durante el trance onírico (“fenómeno”
que también se presenta en gatos, perros, loros, y otros bichos, pero que los
parapsicólogos creen saber explicar en sus significados, como supuestos mensajes
del más allá, incluso quizás para los elefantes, las ballenas, los pingüinos y
los ratones.
No obstante, los eternos chantas continúan mediante su labia,
alias charlatanería en este caso, tratando de persuadir a sus incautos lectores
o escuchas, acerca de las bondades de un cierto mundo oculto, el de los sueños,
que (según ellos), “cual mensajero del otro mundo”, nos informa o advierte,
acerca de ciertas situaciones tenebrosas de nuestras vidas, para ofrecernos de
paso, las recetas exactas para eludir sus precogniciones haciendo pito catalán,
o, si se trata de buenos augurios, agradecer al señor destino o a los dioses
“del otro mundo” acerca de ciertos peligros o nos dictan recetas para eludir los
hechos nefastos en ciernes.
Pero el objetivo, lejos de pretender ser altruista, consiste
en tener ante la vista el signo pesos (dólares, euros u otras divisas), ya sea
mediante charlas radiales, programas televisivos, diarios, diariuchos, revistas,
libritos y… las infaltables conferencias…, a veces pagas, otras gratuitas pero
con un solo objetivo: el consecuente interés pecuniario a la larga.
En un rápido repaso, podemos advertir hasta qué punto y
audacia han arribado los inventores de patrañas, con el fin de obtener réditos.
Veamos algunos casos:
Sueños de advertencia: son los que avisan acerca de
estados de estrés, que nos anticipan, por ejemplo, que conducir un automóvil sin
frenos a gran velocidad; “ver” a un familiar fallecido…, significan un peligro.
Sueños de diagnóstico: nos alertan acerca de que algo
anda mal en nuestro cuerpo, y sus advertencias consisten en sentir excesos de
calor o de frío; mucha humedad, o sequía; ver a algunos seres vivos moribundos,
ya sea animales o personas al borde de la muerte; edificios que se vienen abajo
y otras desgracias.
También dicen que, nos alertan ciertos sueños, cual
presagios, cuando nos revelan una herida o dolor intenso, como diagnósticos
anticipados de cierta dolencia, etc.
Mas cuando soñamos con hermosos paisajes floridos de variado
colorido; incluso adornado de temas sensuales, se trata “indudablemente” de
“sueños curativos”.
En resumen, los pseudopsicólogos, pretenden alertarnos acerca
de un peligro por parte de cierto mensaje del “más allá” que, nosotros ¡no
podemos captar normalmente! estando en vela, y… más acá; y esto nos revela que
se trata de pura charlatanería barata, pues todo psicólogo serio (menos ciertas
corrientes psicoanalíticas) nos puede asegurar acerca de la imposibilidad de
“ese más allá, que se revela durante el trance onírico”.
Creo un deber, el advertir al prójimo acerca de estas
charlatanerías, cuyas víctimas que pueden ser nuestros hijos, nietos, y…
nuestros bolsillos, puesto que nada se ignora en este terreno, aparte del lucro
por parte de de autores y editoriales que se dedican a estos temas.
En cuanto a los problemas psicológicos y psiquiátricos se
refiere, tenemos a mano a los universitarios entendidos acerca de la concebida
como “ciencia del alma” para unos, simplemente psiquiatría según mi óptica, ya
que, no creo en ninguna suerte de espíritu. Sólo la Ciencia fundada en la
experiencia, puede enderezar los torcidos vericuetos de nuestra mente, cuando
esta comienza a divagar, es decir, a funcionar mal por diversas causas:
genéticas, ambientales; malas experiencias; enfermedades (incluidos los tumores
cerebrales), etc.
Sueños sanadores
Entre estos “benéficos e infalibles” resultados por parte de
la oniromancia, podemos mencionar a los “sueños de advertencia”. ¡Jum! “¡Qué
buenos son”!, pues, “nos avisan acerca del advenimiento de un estrés por
sobrecarga de responsabilidades, exceso de trabajo… etc.”
Pero esto “¡no es nada!”, pues también (los onirománticos)
nos indican que algo anda mal en nuestro cuerpo. ¿Señales?: son algunas de
estas, según los sanadores: experimentos con calor o frío en demasía; afligirse
por ver animales, vegetales y seres humanos al borde de la muerte; destrucción y
mal funcionamiento de motores y otros artefactos.
También dicen los onirománticos (valga el neologismo) que
cierta dolencia hace que el soñante se encuentre ante escenas de guerras,
cadáveres, tumbas, inmundicias, hospitales y… otros horrores. (Acotación mía al
margen: ¿Los niños que jamás experimentaron esas cosas también? Bueno, esto
¡que lo aclaren los onirománticos!).
Mueve a risa cuando estos soñadores (alias embaucadores) nos
quieren convencer (con su charla y libritos) acerca de las bondades del “dios
terapeuta” don Esculapio, aquel de la Antigua Grecia con sus mitos, en cuyo
templo, el dedicado al paciente, debía dormir para que el tal personaje le
quitara el morbo.
¿Hemos de creer en esto? ¡A los libros señores creyentes! ¡A
los libros de medicina de última generación, y a la basura con mitologías
antiguas creadas por unos ignaros!
¡Cultura! ¡Cultura! señores, es lo aconsejable ante la mole
de prejuicios, patrañas y abusos por parte de los aprovechados de siempre.
Ladislao Vadas