Clarividencia, clariaudiencia, precognición, retrocognición, lectura del aura, telepatía, proyección astral… y otros inventos de la fantasía; según los extrasensorialistas (valga el neologismo) pertenecen al mundo real, lejos de toda imaginación fantasiosa.
    Pero sucede que, la bendita Ciencia Experimental ha dado un mentís a todas estas elaboraciones mentales en buena parte con propósito de lucro engañando a los incautos.
    ¡Cuidado! A no dejarse cautivar por el canto de sirenas y por falsas visiones de la realidad que nos rodea. Podemos perder el tiempo (muchas veces precioso) y sólo “llenar los bolsillos” de los tramposos.
    Con cierta frecuencia, se habla de un misterioso sexto sentido añadido a los cinco clásicos que, como sabemos, se denominan del siguiente modo: vista, oído, olfato, gusto y tacto; y según la fisiología, constituyen la facultad que poseen los seres humanos y también nuestros compañeros en la existencia, los bichos de toda especie, para percibir toda clase de impresiones del ambiente que nos rodea.
    Desconozco si los “adustos” chantas que nos hablan con todo desparpajo, fingiendo seriedad, de percepciones extrasensoriales, tienen en cuenta también a los bichos. ¿Un elefante, una ballena… o una cucaracha, percibiendo mensajes del más allá? Lo dudo, y sobremanera, salvo ciertos mamíferos privilegiados que detectan algunos ultrasonidos como los murciélagos, o tal vez los chamanes en comunicación con los vaporosos espíritus, aunque estos últimos no sean menos ineficientes que los chantas.
    Mucha bulla han hecho los extrasensorialistas (valga el neologismo) con sus espurios inventos que “con claridad” se describen así: clarividencia, clariaudiencia, precognición, segunda vista y un largo etcétera, y la inefable lectura del aura (como cierta irradiación luminosa que rodea a algunos seres. ¿Quizás como la del camaleón que cambia de colores? Todo puede ser en el mundo de la fantasía… y la chantería (valga también este neologismo, viene del argentinismo: chanta).
    Sabemos, los que hurgamos en el tema, que un serio señor James Randi, creador de la Fundación Educacional con su propio nombre, con el fin de poner los puntos sobre las íes acerca del supuesto fenómeno paranormal de la percepción extrasensorial, ofreció de paso nada más ni nada menos que un millón de dólares para aquel campeón que fuera capaz de demostrar a ciencia cierta la veracidad del fenómeno de marras. Esta ocurrencia fue en el año 1996; y hasta el presente, esto es 13 años después, el premio continúa desierto. ¡Sugestivo! ¿No es cierto?
    Como si esto fuera poco, entre los años 1987 y 2002, un cierto laboratorio francés de la Universidad de Niza, se abocó con ahínco a una investigación para aclarar este llamativo “fenómeno” de marras, y para ello ofreció una suma de 200.000 euros a todo ducho en temas paranormales que demostrara fehacientemente un auténtico fenómeno parapsicológico. ¡Hasta el día de hoy estamos esperando! ¡Qué poco interés en ganar dinero fácil por parte de estos soñadores!
    ¡No señores lectores con problemas! No se dejen embaucar por ciertos “cantos de sirenas”; por cierta gente inescrupulosa, o personas que, engañadas creen hacer un bien al prójimo con falsas ciencias, muchas de las cuales rozan en la salud de personas angustiadas que depositan su fe en ciertas curaciones mágicas por parte de los charlatanes disfrazados de sabihondos. Vuestra salud, en manos de los buenos especialistas nutridos de sabiduría en las universidades serias del mundo, les estará sumamente agradecida.

Ladislao Vadas