Al mediodía del jueves 4, los principales medios informaban que " la agrupación Barrios de Pie se concentra frente al supermercado Carrefour situado a metros del puente Pueyrredón. Por tal motivo, el tránsito se encuentra bloqueado parcialmente. Los militantes esperan ser recibidos por las autoridades del supermercado. Pero no descartan un corte total del puente. Los piqueteros piden alimentos para sus comedores comunitarios y denuncian que el gobierno de la provincia de Buenos Aires suspendió la ayuda por motivos políticos. "Estamos agotando los stocks de mercadería y antes de cerrar un comedor preferimos plantearles el problema a los supermercados", dijo a lanacion.com Daniel Menéndez, uno de los militantes. Y denunció: "Hace más de tres meses que el Ministerio de Desarrollo Social nos cortó las mercaderías para nuestros comedores. Es porque somos opositores al PJ de la provincia. Una vergüenza". Palabras más y menos, otra muestra del patetismo oficial con que el Ministerio de Desarrollo Social y el Ejecutivo nacional encaran el acuciante drama del hambre y la pobreza, que en el conurbano bonaerense alcanza cifras alarmantes.

Hace algunos meses que Cristina Fernández K lanzó su rimbombante megaplan Argentina trabaja, destinado en los papeles a combatir este flagelo. Pero por más que los bastoneros mediáticos como 6,7,8 se hicieran agua la boca al respecto, el mismo evidenció que en concreto estaba destinado, como bien puntualiza el citado Menéndez, a ser distribuido a los fieles adictos solamente. Otra muestra de que, a pesar de los esfuerzos por mostrar lo contrario, esta triste práctica clientelista prosigue a todo vapor en desmedro de quienes buscan reinsertarse en el espectro laboral.

 Aún está fresco en la memoria el acampe piquetero anti K a la vera del feudo de Alicia Kirchner, desactivado a tiempo cuando parecía que se iba a pudrir todo gracias a las sombras de la sempiterna impunidad.

Dibujando para la gilada

A pesar del travestismo ridículo de escamotear la realidad falseando u omitiendo datos, el desempleo galopante y la inflación imparable son problemas concretos a los cuales la gente cotidianamente les debe hacer frente. Como muestra, el incesante aumento de la carne vacuna, que en diciembre llegó a costar $600 la media res y actualmente se cotiza a $1.000. Obviamente, esto no consta en el INDEK, con un Guillermo Moreno al frente demasiado preocupado en maquillar estadísticas y patotear a una situación que les es adversa.

La designación de Mercedes Marcó del Pont al frente del Banco Central hizo bajar en su inicio la Bolsa de Comercio un 2,5%, en consonancia a la decisión de ésta última de mostrarse partidaria de pagar la deuda externa con las disputadas reservas de dicha entidad bancaria.

No bien asumió, dejó bien en claro, ante los micrófonos y grabadores, que su gestión profundizará el modelo. Traducido, hará todo lo posible para que el klientelismo, el hambre, la exclusión y la pobreza sigan su curso aniquilando más hogares argentinos.

Asimismo, el ex titular del BCRA y actual analista Javier González Fraga alertó que la suba de precios "va a estallar a fin de año si no se toman medidas”, según puntualizó lanacion.com. Sería ingenuo pensar que harán algo al respecto, dado que el kirchnerismo hasta se atrevió a anular por decreto a la mismísima inflación. Como aquel gordito Emery, personaje de la miniserie de Stephen King Rose Red, quien al toparse con un fantasma le espetaba sencillamente que no estaba enfrente de su cara. Sencillamente, lo que no se quiere ver, no existe, mediante un designio caprichoso de su majestad.

Lo malo de esto es que dichas recetas ya fueron aplicadas, y tuvieron un mal final en el cual sus detentadores principales no llegaron al helicóptero salvador.

Girando sobre sí misma, en la soledad del bunker de Olivos, la pareja gobernante deshoja la margarita y cuenta sus millones de dólares, elucubrando con alguna salida que los libre de dar con sus huesos en la cárcel luego de diciembre de 2011.

Fernando Paolella