Desde los primeros meses de gobierno kirchnerista, nos fuimos familiarizando a esta costumbre filo fascista de hacer actos cuasi a diario, siempre para “anunciar” alguna obra, por más que esta sea nada más un semáforo en una esquina del conurbano bonaerense, anunciar planes que después no se cumplirán —como por ejemplo, el de los créditos a los inquilinos, el de la compra de automóviles— o, simplemente, atacar a cuanto enemigo ande por ahí, o sea, todo aquel que no sea kirchnerista. Como días pasados cuando aseveró: “ladran Sancho, señal que son perros” (habría que haberle avisado que se dice “de que son perros”, y no, “que son perros”) tratando a la oposición de una manera totalmente fuera de lugar.
Pero errores gramaticales al margen, con esta actitud, y en este caso filo nazi, recordándonos aquella máxima de Joseph Goebbels, “Miente, miente, miente que algo quedará, mientras más grande sea una mentira más gente la creerá”, Cristina —que es Kirchner— nuevamente la emprendió con la prensa quejándose de las mentiras que generan especialmente los diarios
En esta ocasión, no sólo se quejó, hasta se animó a decir que “ahora estos medios pasaron a otra etapa, la de inventar.”
Por supuesto, una vez más, lo que pretende hacer la supuesta abogada, es tratar de invertir la carga de la prueba, y pasar a ser de victimario a víctima. ¿Qué dijo esta vez? Veamos:
En primer lugar, se quejó de que los diarios Clarín y La Nación acusaron a empresas amigas del poder de beneficiarse con obras públicas. El diario Clarín dijo, al respecto:
“La mayor obra pública beneficia a más aliados del Gobierno. Compraron tierras sabiendo que serán inundadas por el monumental complejo hidroeléctrico a construirse en Santa Cruz para luego cobrar indemnizaciones millonarias. Las denuncias apuntan al empresario Lázaro Báez. La apertura de ofertas de las empresas para hacer la obra pasó al viernes.”
Lo que no se entiende bien es a cuál de las dos acusaciones se refiere Cristina, si a la de la compra de las tierras o a la que asegura que Lázaro Báez es amigo del poder.
De todas maneras, en ambos casos Cristina miente, ya que, por un lado, existen varias denuncias de miembros de la oposición por la compra de estas tierras y, en referencia a lo segundo, querer hacernos creer que Lázaro Báez no es amigo de ellos es realmente insultar la inteligencia de cualquier persona con un coeficiente intelectual medianamente normal.
Otra acusación de Cristina, donde obviamente se equivocó, fue cuando atribuyó a
“Según cuenta el libro El Último Peronista: La Cara Oculta de Kirchner, del periodista Walter Curia, Néstor Kirchner y Flores estuvieron tres días y dos noches en
El mismo libro señala, además, que, después de casados, Néstor y Cristina Kirchner abandonaron la ciudad de
Otro abogado local que conoció y trató a los Kirchner a su regreso a Río Gallegos desde
Esta versión, fue tomada por el sitio digital Perfil.com que sugiere una contradicción entre los dichos de Cristina y los de Néstor en un reportaje que le realizara el periodista Alfredo Leuco en el año 1998, cuando pedía por favor a los medios que le hicieran una nota.
El Portal de noticias de Editorial Perfil publicó lo siguiente: “Según señaló la Presidente, la detención fue el 6 de enero de 1976, en una comisaría de Santa Cruz. "Estuve menos de un mes", agregó la mandataria. La revelación contradijo, sin embargo, las ya hechas por su marido, cuando en una entrevista con Alfredo Leuco, Néstor aseguró que habían estado presos en 1975, durante 15 días.
"En el 75, cuando se produce el golpe de Capellini, ya estábamos casados con Cristina; fuimos presos los dos", dijo el ex jefe de Estado en el programa periodístico que Leuco conducía en 1998. El periodista aseguró que de las cinco detenciones que enumeró el ex presidente Kirchner sólo una cuenta con registros comprobables: en 1977, en Santa Cruz, junto con el ex diputado Rafael Flores.”
De todo esto se deduce que, una vez más, a Cristina le alcahuetearon mal, como cuando hace unos días acusó de censura al canal de noticias TN, diciendo que no había pasado una parte de su conferencia de prensa, siendo que en realidad TN había pasado la conferencia completa y quien la había “censurado” fue el canal del estado (¿o del gobierno?) Canal 7, porque tenían que transmitir un partido de fútbol.
Y si de alcahueterías se trata, el canal del gobierno, ese mismo día, en el programa ultra oficialista 6, 7, 8, cometió el mismo error, pasando un burdo informe acusando a TN de censurar a
Pero los delirios de Cristina no terminaron aquí, también tuvo tiempo de dedicarle un párrafo al director de Tribuna de Periodistas, el periodista Christian Sanz, diciendo, palabras más, palabras menos, que “también anda por ahí uno diciendo que no soy abogada, incluso me inició una demanda penal”.
Parece que entre todo este delirio, los alcahuetes de Cristina se olvidaron de avisarle que la cusa está cajoneada, que ella todavía no pudo demostrar que es abogada y que tampoco apareció en ningún momento el título, mucho menos el certificado analítico de estudios, que es, en definitiva, lo que realmente acredita su condición de abogada.
Sería bueno que la señora que ocupa el lugar de Presidente de la Nación Argentina, en algún momento deje de realizar tanto acto público y le dedique un poco más de tiempo a lo que debería hacer, o sea, gobernar, y de paso, en lugar de acusar de mentirosos a quienes sólo tienen el trabajo de informar, repase sus propias mentiras.
Pablo Dócimo