Luego de las elecciones legislativas del 28 de junio pasado, algunos se ilusionaron con que el gobierno nacional tomaría nota del descontento popular y moderaría su accionar.
Pero, desde entonces, ha dejado bien en claro que no está dispuesto a aceptar que esa derrota lo limite en sus pretensiones de hacer lo qué quiere, cómo quiere y cuándo quiere, sin mostrar la menor predisposición a negociar ni a respetar a las opiniones de sus adversarios. Si quedaba alguna duda al respecto, el discurso de
En primer lugar, está el uso del discurso presidencial como cortina de humo para ocultar el escamoteo de US$ 6.500 millones de las reservas del Banco Central con un DNU, revelando que el Gobierno no tiene la menor intención de construir acuerdos en el Congreso.
La creación del Fondo del Bicentenario mediante un proyecto de ley resultaba perfectamente factible, pero implicaba compartir parte de los recursos con los gobernadores. Por ello, el gobierno optó por una avivada que, no por ingeniosa, deja de ser un mamarracho institucional. Claro que una mancha más no le hace nada al tigre.
En segundo término, el discurso presidencial revela claramente que el Gobierno no tiene la menor intención de alterar sus principales lineamientos políticos en los veinte meses que le quedan en el poder. El que avisa no traiciona y, en ese sentido,
1) Gobernar es gastar: en la lista de logros que
En otras palabras, el modelo no se toca y el Gobierno de ningún modo se va a hacer cargo de que el excesivo gasto de hoy se financia con el ajuste de mañana, del cuál se va a tener que hacer cargo la oposición.
2) El enemigo son los medios: si en los casi siete años de gobierno kirchnerista se han logrado cosas tan maravillosas y aparentemente sin ningún costo, ¿cómo es posible que la gente no se dé cuenta? La respuesta es fácil: el costo lo pagaron los perversos conglomerados mediáticos que, por eso mismo, quieren acabar con el actual gobierno y se dedican a construir una realidad virtual en la que todo está mal y la culpa es del Gobierno. La pelea con Clarín no tiene retorno; habrá que ver qué se inventa cuando se sigan sumando fallos judiciales desfavorables a
3) No esperen nada en materia de lucha contra la inflación o la inseguridad: el Gobierno no está dispuesto a pagar los costos políticos de reducir ambos flagelos, por lo que va a seguir haciendo lo mismo que hasta ahora, es decir negar los problemas, y en todo caso echarle la culpa a otros.
En su extenso discurso,
En suma, no es de esperar que las cosas cambien antes de diciembre de 2011. Es posible que, temerosos de sufrir una dura derrota en las urnas, los aliados del gobierno vayan defeccionando, a medida que se acerquen las elecciones.
Pero si la economía no repunta, el Gobierno podrá seguir aprovechando su control de los recursos fiscales para mantener el apoyo de los gobernadores e intendentes de peso. Además, el kirchnerismo ya demostró su predisposición a emplear mecanismos extra-institucionales o para-institucionales, como esta avivada del Fondo del Bicentenario, ya que no cuenta con los suficientes apoyos políticos para implementar sus políticas preferidas.
Tamaño cóctel presagia tiempos más que interesantes.
Adrián Lucardi
DyN
Adrián, son unos delincuentes, que hacen negocios con nuestra plata. 'Capitalistas con los amigos y socialistas con los enemigos' Hay que cortarles el chorro de alguna forma, y no sé si la legal les alcanzará, porque dieron sobradas pruebas de cag...se en lo legal y en nosotros