En la reunión tan regateada que mantuvo Cristina Kirchner con el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llevada a cabo en la Cumbre por la Seguridad Nuclear que tuvo lugar en Washington, quedó forjado el liderazgo argentino en lo que respecta a desarrollo nuclear para fines pacíficos, siempre en el marco de lo que parecería ser un amiguismo interesado hacia el gigante sajón en su monopólico interés nuclear y en la arremetida que mantuvo y mantiene con Irán, algo tan justamente contrario al romance que exhibe el “Cuasimodo” del matrimonio presidencial, Luis D´Elía para con esa región.

Lo cierto es que, mientras Cristina desfila como si en el país tuviéramos un desarrollado ejercicio en lo que a materia nuclear respecta, los hechos relacionados a este punto demuestran lo contrario.

Así como el INDEC fue intervenido tan kirchnerísticamente, copándolo de funcionarios afines no idóneos y dejando fuera del organismo a prestigiosos profesionales con el sólo objetivo de difundir la información del mundo virtual en el que la Presidenta de nuestro país vive, sucede algo bastante similar con la CNA (Comisión Nacional de Energía Atómica). Es que, curiosamente, todo lo que respecta a este asunto ha tenido en los últimos días un protagonismo que no es casual.

En la actualidad, la CNEA se encuentra prácticamente en un estado de absoluta disolución. Se ha procedido a vaciar dicha entidad del personal especializado, y se ha incorporado a su vez una mayoría de personas que además de no contar con ninguna aptitud que los haya catapultado a esa Comisión, están ligadas políticamente FPV.

La Autoridad Regulatoria Nuclear actualmente está comandada por funcionarios de la CTA encargados de aprobar sistemáticamente todo lo que el Ministerio de Planificación, a través de la firma Electroingeniería hace en Atucha II, obra tan millonariamente cuestionada y nunca finalizada.

Los estragos a dicho organismo comenzaron con la gestión del Ingeniero Jorge La Peña quien casualmente es el máximo representante de la actividad petrolera, siempre enemiga de la actividad nuclear. La Peña —ex presidente de la CNEA en épocas de la Alianza— arregló que la presidencia fuera ejercida por el Dr. José Pablo Abriata, un físico egresado del Instituto Balseiro que terminó su mandato procesado por malversación de fondos en el Juzgado de la Dra. María Romilda Servini de Cubría, por comercialización irregular de cobalto. Un supuesto desvío de fondos de una partida superior a seis millones de pesos, y desviaciones de su propia investigación quedaron en evidencia en el Juzgado de la referida magistrada.

Trascendido esto, desde el Ejecutivo se decidió el apartamiento al cargo de Abriata; aún así, este no sólo sigue prestando sus servicios como asesor en la CNEA, sino que también interviene en las periódicas reuniones de dicha Comisión con el Ing. Daniel Cameron, Secretario de Energía ya que mantendría un puesto de asesor de la actual presidenta de la CNEA, La Lic. Boero, otro oscuro personaje.

La caza de Abriata estaría atribuida a quien fuera titular de la empresa estatal DIOXITEK SA, en una especie de venganza por la denuncia que tiempo atrás hizo éste último por subfacturación en un contrato de provisión de cobalto a una firma extranjera, caso en que el Estado Argentino habría perdido millones de pesos.

La Lic. Boero fue la responsable del diseño y fabricación de los combustibles nucleares del Reactor de Australia, que nunca funcionaron y por lo que la Argentina se encuentra a punto de pagar un resarcimiento monetario por las severas fallas. Evidentemente una persona absolutamente ineficiente a cargo de conducir la CNEA.

Con estos ejemplos quedaría a la vista cómo desde el Ejecutivo se prevé destruir a la actividad nuclear en la Argentina. Claro está el papel irrelevante que desempeña la CNEA contrastada con las potencias nucleares. Hoy en día, países que ni siquiera conocían la tecnología de punta, se encuentran mucho mejor posicionados.

Habría que plantearse cuál es la razón por la que la Presidenta sólo llevó al ministro Julio De Vido para establecer contacto con empresas ligadas a la venta de reactores nucleares. Reuniones en que ninguna otra autoridad política o técnica asiste.

Concluyendo

El presidente de Rusia, Dmitry Medvedev, presentó al gobierno argentino la oferta para construir la Central Atucha III, en medio de una nueva ola de desarrollo nucleoeléctrico.

Incentivada por la moda nuclear mundial, hace un par de días el presidente de Rusia, Dmitry Medvedev, presentó al gobierno argentino la oferta para construir la Central Nuclear Atucha III, mientras que Atucha II esta intermitentemente pausada por conflictos permanentes de intereses. El proveedor de la oferta está involucrado con la explotación civil más grande de energía nuclear, Chernobyl; tragedia que se produjo por fallas técnicas, aumento de la presión del reactor y falta de inversión, provocando la liberación de material radiactivo 500 veces mayor que el producido en Hiroshima. Una evidente venta de garaje en lo que a materia nuclear respecta, donde el principal comprador es la Argentina.

Otra postal del mundo virtual donde vive nuestra Presidenta.

Alexis Montefiore