Mientras que en el discurso sobre el bicentenario, la presidenta Cristina Kirchner, invitaba a “festejar, a reír y estar junto al otro”, habló por todos al sostener que la Argentina tiene un sólo objetivo: “más libertad, más igualdad, más equitativa distribución de la riqueza, más educación, más salud.” Pero de la seguridad para sus habitantes, nada. De hecho aclaró, “todos los que estamos aquí hoy, tenemos la suerte de poder valernos por nosotros mismos, tener casa, tener seguridades que otros argentinos y otros compatriotas latinoamericanos todavía no tienen”.
Siete de cada diez argentinos elige la inseguridad como el principal tema a ser resuelto en el país ya que 4 de cada diez confiesa haber sufrido algún hecho de delincuencia en lo que va del año.
Negra semana de mayo
13-05-2010
Un sargento retirado de la Policía Federal murió al recibir un balazo cuando intentaba resistirse a un asalto en el centro porteño. El ex agente de la Federal se bajó del auto y forcejeó con uno de los ladrones. Aprovechando la distracción, el otro asaltante le disparó y luego escapó.
19-05-2010
Un jubilado murió de un paro cardíaco cuando era asaltado en su departamento de Caballito por tres jóvenes ladrones.
20-05-2010
Un taxista fue asesinado de un balazo por un delincuente que le robó su billetera cuando detuvo su marcha por un semáforo en el barrio porteño de Villa Soldati. Según la Policía, a pesar de haber robado todo, el delincuente le disparó un balazo que impactó en el abdomen del taxista.
21-05-2010
Un remisero de 64 años, recibió un balazo, que le causó la muerte luego de que dos delincuentes lo amenazaron con armas para robarle. Esther, la hermana del remisero, explicó ante los medios que los delincuentes "asaltaron a Rubén, lo empujaron, lo tiraron al piso y le pegaron un balazo sin ningún motivo, los delincuentes estarían drogados. No sé por qué lo mataron.”
24-05-2010
Un hombre fue asesinado de un balazo cuando llegaba a su casa en Almirante Brown por dos delincuentes que escaparon en una moto. Tomás Zufriau, técnico en computadoras de 60 años, fue baleado a quemarropa cuando ingresaba a su casa. El agresor, tras el disparo, se fugó en una moto que lo esperaba a pocos metros. Los investigadores destacaron que a la víctima no le faltaba ninguna de sus pertenencias, por lo que presumen que el hombre fue baleado al intentar resistirse a un asalto.
26-05-2010
Un hombre de 36 años fue asesinado a balazos al intentar resistirse a un asalto en la puerta de su casa, ubicada en Villa Luro. Al parecer, el hombre quiso defenderse y por eso los delincuentes lo balearon a quemarropa. Tras los disparos, los ladrones escaparon sin concretar el robo.
En 200 años de historia patria, muchas cosas han cambiado, inclusive los delincuentes. Durante años la delincuencia estuvo ligada a la miseria económica, practicada generalmente por hombres que necesitaban darle de comer a sus hijos y ejercían la conducta delictiva como un recurso aislado, o como un modo de vida.
Por lo general reinaba la punga o el carterismo, mayormente con arma blanca las cuales sólo servían como método de amenaza y eran usadas excepcionalmente.
En nuestros días la delincuencia reina en manos de la juventud de entre 8 y 16 años, un público por excelencia complicado desde el vamos. Mientras más joven es el delincuente, más probabilidades tiene de reincidir, estos a su vez, son quienes tienen más probabilidades de convertirse en delincuentes adultos. El robo seguido de muerte es moneda corriente y el móvil no parece ser el hambre sino el producto de actuar desde la droga.
Mundialmente, es en tiempos de guerra cuando se registran picos de delincuencia juvenil teniendo en cuenta un contexto pobre y bajo, condiciones difíciles en la que las mujeres cuidan a los más pequeños mientras que los jefes de familia se encuentran en el campo de batalla.
La sociedad apunta a dos puntos al referirse a este flagelo, la desigualdad social y la (falta de) educación. El primero lleva a pensar que el delincuente delinque por necesidad, mientras que el segundo sostiene que sin remover las causas que producen el delito es inútil sancionarlo.
Esto no es equivocado ya que uno puede observar que aquellos países que muestran mayor nivel de desigualdad poseen mayor nivel de criminalidad. El índice de Gini se encarga de mediar el nivel de desigualdad en una sociedad a partir de una escala de 0 a 100. Mientras más cercano a 100, más desigual es una sociedad, y más cercano a 0, menos desigual. Un ejemplo claro es el caso del El Salvador, que sostiene un índice de Gini de 5,4 y una tasa de homicidios (por delincuencia) de 51,8, una de las más altas del mundo. Así también se perfila Brasil, con un coeficiente de Gini de 56,7 y una tasa de homicidios de 22. La Argentina no corre distinta suerte.
Pero la regla no es exacta, China posee un nivel de desigualdad relativamente alto, un Gini de 46,9 y un índice de homicidios de los más bajos del mundo: 1,2.
Mientras que en la Argentina se habla de represión versus prevención, baja de la edad mínima de imputabilidad, algunas que otras modificaciones legislativas y hasta de pena de muerte, la vida de los transeúntes descansa en las pequeñas manos de chicos que desde principios de los años 90 y sin necesidad de avioneta, vieron ofrecidas todas las garantías para acceder a la droga; ya que si es sabido que su sólo objetivo es robar, por más que uno acceda a entregar sus pertenencias en lo que esperamos sea sólo una postal del día a día, nada asegura salir vivo de ella.
Dícese que entre 2003 y 2008, la economía creció al 9% anual en promedio, bajando consecuentemente la pobreza y el desempleo, pero esto no movió un ápice la balanza correspondiente al delito. Y es que mientras el kirchnerismo sigue acumulando quejas de organismos internacionales por no garantizar la lucha contra el narcotráfico en nuestro país, los caminos a la droga seguirán abiertos. El obelisco incluyó en su paisaje a decenas de niños con su bolsita de tolueno, y eso debe decirnos algo.
Utopía del bicentenario, considerando que la entera campaña del actual gobierno fue financiada con fondos que a ellos no le quitan el sueño y a nosotros la seguridad.
Alexis Montefiore