Hace muchos años leí un compilado de apuntes sobre temas diversos con motivo de la búsqueda de material para un trabajo de investigación, y entre toda esa bibliografía encontré una frase de Benjamín Disraeli. Me gustó esta frase, y me quedó grabada precisamente porque significó una respuesta provisoria a varios interrogantes que me formulaba por aquél entonces en cuanto al mundo y algunos de sus aparentemente “incomprensibles” acontecimientos: "El mundo está gobernado por personajes muy diferentes a lo que se imaginan quienes no están detrás de la escena”, decía.
Como es de público conocimiento, desde el 3 de junio del corriente, en el Hotel Dolce Sitges de Barcelona, se llevó a cabo una nueva reunión del Club Bilderberg.
Esta entidad conforma, lo que en otros términos se define como “la elite”, personajes más que influyentes pertenecientes a las más altas esferas del poder mundial de diversos ámbitos.
Este nuevo encuentro, de carácter anual, se prolongó por varios días, y contó con la presencia de, entre otras personalidades: Muhtar Kent (Presidente de Coca-Cola Internacional), Daniel L. Vasell (Presidente de la farmacéutica y biotecnológica Novartis y considerado una de las 100 personas más poderosas del mundo), Josette Sheeran (Directora Ejecutiva del Programa Mundial de Alimentación de Naciones Unidas), La Reina Sofía, Craig J. Mundie (Jefe de Investigación y Estrategia de Microsoft), Juan Luis Cebrián, (Consejero delegado del Grupo Prisa), Peter Löscher (Presidente de Siemens), John Kerr, (Miembro de la Cámara de los Lores británica y vicepresidente de la empresa petrolera Shell), Peter Sutherland, (Vicepresidente de la petrolera BP y de la compañía de inversiones Goldman Sachs Internacional), Richard Holbrooke, (representante especial de Estados Unidos para Afganistán y Pakistán), Roger Altman (Presidente del fondo de inversiones Evercore Parners y ex asesor de los Clinton), David Rockefeller (famoso banquero norteamericano), Domenico Siniscalco (Vicepresidente de Morgan Stanley Internacional, Henry Kisskinger, (ex Secretario de Estado de Estados Unidos), Jean-Claude Trichet, (Presidente del Banco Central Europeo), Robert B. Zoellick (Banco Mundial), Pascal Lamy (Director general de la Organización Mundial del Comercio), Jame Steinberg (Vice secretario de Estado de los Estados Unidos, y número dos de Hilary Clinton), Paul Wolfowitz (ex Director del Banco Mundial y una de las más destacadas personalidades del sistema previo el colapso financiero internacional), Jaap Hoop Scheffer (ex Secretario general de la OTAN), Keith B. Alexander (Director de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos), los Presidentes y/o Directores de medios de comunicación como los diarios The Washington Post, The Economist, el periódico Le Nouvel Observateur y The Financial Times, la radio francesa Europe 1.
Si bien la agenda de estos encuentros siempre se mantiene en el más estricto secreto, algunos se atreven a afirmar que, paradójicamente, cada vez habría más “filtraciones” como producto de la labor de alertar que desarrollan “los hipotéticamente “delirante-paranoicos” de siempre.
Estas filtraciones permitieron conocer algunos temas dentro de la misma, tales como: el peligro Iraní en torno a posibles ataques nucleares, el destino del euro y del dólar, cuestiones de política exterior de varios países estratégicamente rentables por sus recursos naturales, las nuevas epidemias (o infodemias, según el nivel de caos que pretendan generar para desviar la atención, las corridas bancarias, las caídas o subas en la bolsa, etc.), entre otros.
Sin embargo, lo interesante del evento, fueron más bien las protestas y marchas que tuvieron lugar por parte de activistas quienes reclamaban el fin de la globalización y la transparencia de la agenda Bilderberg a efectos de conocer el destino de los fondos públicos con que se solventan estas lujosísimas cumbres privadas.
A colación de este acontecimiento, resulta más que interesante volver a la eterna pregunta: ¿Quién decide realmente el destino del mundo?
Resulta infantil seguir hablando de “libre albedrío”, sin embargo cada máquina tiene sus propios tiempos, de un modo directamente proporcional a como haya sido estructurada, esto es, conforme al modelo de que se trate, del cual deriva la composición de su ADN, el código que le hayan asignado, que le permitirán advertir antes, después o nunca que “no es”.
Pero volviendo a la cuestión de los efectos que evidencian el espectáculo de títeres y titiriteros, tampoco se ignora que a poco de andar, los nuevos gobiernos latinoamericanos, por ejemplo, empezaron a sembrar el descontento en términos generales. Con sólo mirar hacia dentro de casa ya encontramos un clarísimo ejemplo.
Lo propio pasó con los gobiernos de Obama, de Correa, de Chávez, de Morales, de Piñera. Salvo raras excepciones como Lula Da Silva y Bachellet, la mayor parte de los mismos parece haber decepcionado a sus votantes esperanzados en nuevos vientos de cambio.
Ahora bien, las medidas tomadas por esos gobiernos con el argumento de mejorar o cambiar historias nacionales, ¿han dado realmente resultados significativos?, ¿es realmente sustancial contar con tanto analista político suelto, tanta consultora suelta por el orbe haciendo futurología según el color del billete recibido?, ¿es verdaderamente decisivo el resultado que arrojan las urnas reflejando la voluntad de los sufragantes?, ¿importa que hagamos marchas, protestas, movilizaciones, o reclamemos por nuestros derechos?, ¿no ocurre casi siempre lo que menos queremos o esperamos que ocurra?.
Entonces, ¿Quién decide realmente el destino del mundo?
¿No suena más que “sugestivo” el hecho de que existan estas reuniones a las que asisten sólo los personajes más influyentes del globo en el ámbito académico, económico, político y comunicacional?, ¿no resulta interesante advertir que este evento haya tenido su primera vez en mayo de 1954 en plena Guerra Fría, por la iniciativa de un tal Joseph Retinger, personaje que en su tiempo y ahora pasa bastante desapercibido pero que no era sino uno de los más altos iniciados de la Gran Logia?
Retinger, de activa actuación en ámbitos políticos y diplomáticos, formando parte sustancial en las decisiones sobre diversos conflictos acaecidos en el Continente Europeo hasta comienzos del siglo pasado, solía ser frecuentemente hallado formando parte de eventos diversos celebrados por prominentes francmasones-Illuminatis.
Luego de la segunda guerra mundial, Retinger, por mandato de la Logia, se abocó a organizarla en Europa y luego partió a los EE UU ampliando su vasta red de contactos
En 1946 funda la Liga Europea de Colaboración Económica que tuvo como miembros destacados a muchos personajes pertenecientes posteriormente al Club Bilderberg, la CFR, ConsejoTrilateral, el Chase Manhattan Bank, Banca Morgan, los Rockefeller, etc.
Asimismo, participó en la conformación del Consejo de Europa y el Movimiento Europeo, cuya finalidad era la de crear un gobierno supranacional, que posteriormente se conoció como la Unión Europea, a partir del cual pudiera planificarse el gobierno mundial, ideado por las esferas oligárquico-plutocráticas de la época.
Finalmente, trabajó hasta consolidar el Bilderberg Group, financiado por la Casa Rothschild cuyo objetivo sería el de centralizar las decisiones a nivel global acerca todos los niveles (económico, político, social, educativo, etc.), de todas las Naciones.
La conformación interna de la Logia, sus miembros, Organismos marioneta o Caballos de Troya según sea el caso, metas y objetivos finales del Bilderberg Group, se presenta en una estructura de círculos concéntricos que se replica en cada una de las organizaciones que lo integran, donde el círculo externo corresponde a quienes asisten a las conferencias a anuales (afiliados permanentes e invitados ocasionales en vías de ser reclutados), un inmediato circulo interior de 39 miembros llamado “Steering Commitee”, otro círculo más interno que es el “Bilderberg Advisory Comité”, todos funcionarios de la CFR.
Una de las actividades infaltables en el seno de estas cumbres anuales es el llamado “juego de la guerra”, en la que sus miembros participan enfrentando a modo de “simulacro”, todos los posibles escenarios de respuesta frente a la implementación de sus decisiones que, como producto final de las reuniones, se plasman en documentos que luego son ejecutados sin la menor innovación.
Estas prácticas les permiten prepararse de antemano para resolver cualquier contingencia.
Las sedes elegidas para estos juegos suelen replicar claustros académicos debidamente equipados tecnológicamente o laboratorios, y sus coordinadores, personajes de las máximas esferas académicas, científicas, comunicacionales, militares y de los servicios de inteligencia.
Los diferentes obstáculos a superar se clasifican por disciplina: económica, social, política, etc. y en cada caso se evalúa el desempeño de cada miembro frente a cada situación. Lo mismo se hace con los aspirantes a ser reclutados quienes asisten en calidad de “invitados” y no participan de todos los eventos.
Si bien es cierto que quienes fundaron Bilderbeg jamás lo concibieron de otro modo que no fuera el más estricto secreto, el despertar paulatino de algunas conciencias, ha logrado traspasar sus “impenetrables” barreras y mantener un permanente estado de observación.
Sin embargo, un minúsculo grupo sigue haciendo las reglas, la mayoría durmiente ejecuta sin dudar siquiera, mientras el reducido grupo de “loco-paranoicos” advierten ambas cosas sin poder hacer demasiado. Los primeros son muy poderosos y los segundos quizás los peores ciegos, los que se proponen no ver.
Nidia G. Osimani