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Urbi et orbi

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GASTÓN PAULS SE VUELVE ¿URBANO?
GASTÓN PAULS SE VUELVE ¿URBANO?

URBI ET ORBI GASTÓN PAULS SE VUELVE

 

¡Qué cosa el rating! Evidentemente no me pongo de acuerdo con el común de la gente. Y es que el programa “Ser urbano” ascendió a 20 puntos el día martes 1 de junio.

En su comprometida tarea de “vivir” la realidad y no de “contarla”, Gastón Pauls recorre los suburbios nacionales e internacionales. Se topa con gente que a él, evidentemente, le resulta extraña: cartoneros, indigentes, prostitutas, gente de la llamada villa, obreros, médicos de hospitales públicos... Y aquí me voy a detener. El avance del programa del martes mostraba a Gastón manejando su confortable auto y, mientras la cámara lo enfocaba, se escuchaba su voz en off diciendo que circulaba por la Autopista del Oeste y que le había llamado la atención un edificio que se levantaba al costado: el hospital Posadas.

Ay, ay, Gastón!!! ¿No te enteraste de los problemas por los que atravesó y atraviesa el hospital? ¿No te enteraste que hicieron paros, que se manifestaron en la calle por justos reclamos que no se escuchan? ¿Nunca te habías percatado de que existía un hospital llamado Posadas? Y peor aún, ¿alguna vez cruzaste el charco para zona Oeste antes de que la producción te mandara a hacerlo? ¡Qué manera de “vivir” la realidad! Apabulla.

Bueno, pasemos por alto esto y vayamos a las exploraciones que hace el muchachito rubio y de ojos celestes. Con ese aire de hombre (¡ja!) que está más allá del bien y del mal (Nietzche tapate los oídos) recorre diferentes lugares y se acerca a las supuestas realidades que ese lugar marca. Así es que habla con un padre a quien le mataron al hijo, el indigente que muere de hambre y de frío, los jóvenes que viven en España o los argentinos que decidieron ir a hacer streep tease a México. El mismo gesto, el mismo tono de voz, la misma mirada para todos los casos, para todos lo personajes, para todas las terribles realidades. Una de dos: o no entiende nada de lo que le están contando, o no está allí. No creo que sea esto último porque ya demasiado con que le hagan el guión. Lo único que le falta es que vaya un doble.

Pero volvamos al programa del martes. El muchachito, dijimos, vio un edificio (no distinguió que era un hospital siquiera) y decidió explorar. ¿Adivinen con qué se encontró? Sí! Con el Posadas. Bueno, dije yo, espero que cuente y que muestre los malabares que deben hacer los que trabajan allí para atender cada día a los innumerables pacientes que asisten. No señor, las preguntas fueron del tipo: "¿Cuál fue la peor situación que viviste? ¿Es difícil atender a los niños?" Faltaba que dijese "¿Por qué Sibarita es tan rica?" Yo percibí, además, (comentario totalmente subjetivo) que al muchachito le daba “cosita” estar allí y acercarse a la gente, incluso al edificio.

El programa del martes siguió tan comprometido como había empezado. Las cámaras con muchachito incluido se fueron a México a entrevistar a los “intelectuales” que nos representan en el exterior: streepers y travestis que ganan más dinero allá que acá. La verdad, una fiesta lo que se vio. Literal y metafóricamente. Lo de literal no es necesario aclararlo. Lo de metafórico viene por el lado de los razonamientos profundos, las comparaciones imperdibles sobre el público de los dos países y pensamientos anhelantemente comprometedores.

Eso sí, de los engaños, las estafas y los contratos esclavizantes que tantos problemas acarrean esas convocatorias, ni palabra.

¿Qué más se le puede pedir? El muchachito hace lo que puede; y lo que puede, como le sale.

 

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