Los lamentables sucesos ocurridos en Ecuador validan el concepto de "democracia joven" que predomina en América Latina, puesta a prueba en ese país por la rebelión de policìas, con el apoyo de grupos enfrentados a Rafael Correa.
Una "democracia joven" también tambalea en Honduras, desde el traumático recambio de Gobierno, que dejó 11 periodista muertos desde la caída de Manuel Zelaya, según dan cuenta organizaciones internacionales de prensa.
Sólo en países que ostentan sistemas democráticos centenarios, las instituciones se ven consolidadas, en el resto, se las debe fortalecer día a día.
Ante lo sucedido en el país tropical, los presidentes de la Unasur actuaron con rapidez y dejaron en claro que nunca avalarán un gobierno no surgido por la urnas, dejando a resguardo a la democracia como valor supremo.
Y esto a pesar de las diferentes posturas entre ellos, ya que para algunos —los de Argentina. Venezuela, Ecuador y Bolivia, entre otros— hay crujidos para desetabilizar las gobiernos de tinte "progresistas", mientras que otros —Chile y Perú— desestiman esa posibilidad.
Esta unidad más allá de las ideologías, sólo puede augurar un futuro promisorio para la región, hoy por hoy, referencial en el Mundo por la rápida salida de la crisis económica global.
Y olvidaron, aunque sea por unas horas, algunas diferencias como las que separan hoy a la Argentina y Chile por el ex guerrillero Sergio Apablaza, reclamado por el gobierno del país vecino pero que se la dado refugio diplomático.
Por esta causa, la relación bilateral se ha tensado y el presidente Sebastián Piñera dijo que la decisión del gobierno de Cristina Kirchner "no ayuda en nada" en ese sentido.
Lo que es difícil de explicar es que no se hayan podido discernir y aunar posiciones sobre si los crímenes de Apablaza hayan sido de tinte solamente delictivo, como argumenta Chile, o político como dice la Argentina.
Volviendo a Ecuador, cuando Correa salió de su "prisión" en el hospital policial, liberado a sangre y fuego por el Ejército, dio a entender un intento de golpe por parte de grupos económicos que se opone a su gobierno, en connivencia con los más rancios de la oposición.
Y esa puja de intereses es la que recorre por este tiempo buena parte del continente.
Pero cuál, es la solución, que se elimine la confrontación o que grandes grupos económicos acepten un nuevo orden político y económico.
Quizás, y como mucha veces pasa, la repuesta pueda encontrarse en la autopista del medio, con la necesidad de que se restablezcan necesarios canales de diálogos.
En ese sentido, no ayudaron demasiado los dichos destemplados de Hebe Bonafini frente Tribunales para reclamar por la plena vigencia de la Ley de Medios.
Y no lo hicieron porque la Corte Suprema ha dado muestra de idoneidad e independencia como pocas veces se ha visto en la Justicia doméstica.
Hebe y Estela de Carlotto —siempre enfrentadas— son los mayores referentes en al defensa de los derechos humanos en la Argentina y saben de sobra las debilidades que aún tiene una democracia plena, más que nada por el entrecruzamiento de intereses económicos.
Precisamente, por esas diferencias insalvables las dos están en veredas de estilos diferentes, y en ese sentido mientras Estela sueña con el Nobel de la Paz para Abuelas, Bonafini sufrió un aislamiento tras su discurso del martes pasado.
Sólo faltó que los Kirchner se despegaran, pero eso nunca iba a suceder porque el matriomonio consideran a Hebe como un personaje clave en la estructura ideológica y política del Gobierno.
Sin embargo, los dos deben comprender que un discurso de ese tenor puede ser atractivo para la militancia, pero espanta a la clase media.
Además, los dichos de Hebe dejaron en segundo plano el objetivo de la marcha en reclamo de la Ley de Medios.
Pacificar los ánimos sería importante a la luz de los tiempos por venir, caracterizado por las luchas polìticas con vista a las elecciones de 2011.
Sin embargo, en ningún extremo de la actual pugna de intereses se hace demasiado para lograrlo.
Por caso, la semana que pasó varios análisis apuntaron a las derrotas kirchnerista como si fuera un tanteador de un partido, desconociendo el dinamismo de la política.
Por ejemplo, que el Gobierno restó puntos con la derrota electoral de Hugo Yasky en la CTA, una central obrera que nunca tuvo demasiado espacio en los medios.
También con la decisión de la Corte de reponer en su cargo al Procurador de Santa Cruz depuesto hacia 20 años, con los nuevos magistrados en el Consejo de la Magistratura, el órgano encargado de nombrar y remover jueces.
O con la votación de la Ley de Glaciares, la más dura para los intereses de las empresas mineras, a pesar que votaron a favor senadores oficialistas como Daniel Filmus, José Pampuro y Miguel Angel Pichetto.
La cuestión aquì es que la iniciativa fue de Filmus y las distintas bancadas dejaron en en libertad de acción a sus respectivos legisladores.
Fue así que la votación se dio en forma tranversal, entre los que defendieron las norma a rajatabla, y los representanes de las provincias que gozan de fuertes inversiones en minería.
El error sería pensar en las derrotas cotidianas del oficialismo se encuentran atadas a los intereses de la mayor parte de la gente.
Prueba de esta desconexión entre la política y el común de le gente se vio el jueves por la noche, ya que mientras un sector de la población se aferraba a la televisión para ver lo que sucedía en Ecuador, el programa de Marcelo Tinelli marcaba el récord de 40 puntos de rating.
Daniel Casal
NA