Para no perder la costumbre en el ejercicio regular de comisión de dislates, nuestros genios locales; “decididores” estratégicamente incorrectos en materia económica, monetaria y fiscal, continúan en la línea de tomar deuda y seguir emitiendo moneda.

Esta política llevada a cabo por el BCRA tiene como objetivo financiar el excesivo gasto público traspasando fondos al Tesoro Nacional para seguir con el festival del matrimonio gobernante.

La tendencia que se observa del índice inflacionario es a la aceleración; activos que crecen a un ritmo muy inferior que los pasivos y una moneda de curso legal que cada día tiene menor poder adquisitivo.

Suponer que la escalada inflacionaria que padecemos obedece a una reactivación económica como pretenden vendernos es algo que ya no puede creer nadie.

Tampoco se da circunstancialmente sobre algunos bienes y servicios por causas estacionales, como asegurara hace algunos meses el ministro de economía. Es más, si se analiza el comportamiento de la variable inflación sin considerar los productos cuyos precios resultan estacionalmente sensibles, se puede corroborar que el incremento de precios de los otros bienes y servicios es mayor, tirando por la borda la teoría del Lic. Boudou.

El problema inflacionario actual que padece el país es verdaderamente preocupante, y las soluciones que aporta el gobierno nacional consisten en falsificar los indicadores oficiales, modificar el programa monetario emitiendo más, lanzar planes y normas para seguir promoviendo el consumo, subir el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias; en fin, continuar con una batería de medidas cada vez mas inoportunas e inadecuadas para resolverlo.

Si comparamos los últimos doce meses vemos que mientras las reservas del Central apenas se incrementaron en algo más de un 10 %, el stock de circulante ha crecido en términos de pesos más de un 30 % y de deuda de corto plazo alrededor de un 50 %.

Mientras a comienzos de 2010 contábamos con $4,30 aproximadamente de base monetaria amplia por cada dólar de reserva, actualmente es alrededor de $5 la relación, lo que demuestra claramente el desequilibrio hecho al patrimonio del BCRA.

Sin embargo, este empecinamiento del gobierno de seguir en la misma línea con la excusa de que en su defecto se contraerá la economía, es otra falacia, ya que una de las formas de no enfriar la economía es atrayendo inversiones con políticas claras, seguridad jurídica, imagen positiva, indicadores confiables y un menor riesgo país como consecuencia de todo lo anterior. Otro mecanismo apropiado son las exportaciones.

De todos modos, las medidas que se están tomando no podrán detener el enfriamiento de la economía por lógica consecuencia del deterioro del salario real frente a la creciente pérdida del poder adquisitivo de la moneda.

Los bienes en los que más se siente la inflación son los alimentos, y esto colisiona precisamente con el discurso del oficialismo en cuanto a beneficiar a los sectores más postergados.

Conforme a como se está presentando el escenario actual en nuestro país en materia de política económica, es altamente probable que los precios en 2011 superen el 30 %, se pierda la ventaja cambiaria obtenida oportunamente con la devaluación y que, aún no manteniéndose fija, la depreciación del peso se produzca de manera más lenta que la suba del resto de los precios.

Este último dato no es menor en tanto permite interpretar que la inflación elevada redundaría en un importante deterioro de la competitividad externa.

Nidia G. Osimani