En un nuevo round de su pelea contra el grupo Clarín, Cristina Kirchner dijo hace instantes que "a veces" cree que "sería necesario nacionalizar los medios de comunicación" para que "defiendan los intereses del país". Aunque más de uno quiera ver en esas palabras una crítica al periodismo en general, la frase está destinada a eslabonar otra pelea sólo con un sector de la prensa. No hay crítica hacia los medios del oficialista Sergio Szpolski, Electroingeniería o Diego Gvirtz.
El fuerte pronunciamiento presidencial fue realizado durante un acto que encabezó en la planta textil Guilforden, de la localidad bonaerense de Mercedes y de inmediato comenzó a generar cuestionamientos de la oposición.
En ese marco, después de celebrar el crecimiento del sector agropecuario e indicar que le pone "bien que a otros argentinos les vaya bien", la mandataria consideró que sería importante que los medios de comunicación adquieran "conciencia nacional" y defiendan los intereses del país "A veces pienso si no sería también importante nacionalizar, no estatizar que se entienda bien, los medios de comunicación. Que adquieran conciencia nacional y defiendan los intereses del país, no los del Gobierno", sostuvo la jefa de Estado.
Durante el acto, la Presidenta lamentó que se ponga "tanto el micrófono y la cámara de TV sobre los problemas del crecimiento" del país, cuando en la década del 90 "taparon, ignoraron y muchas veces (fueron) cómplices de la política de entrega y subordinación sin decir una sola palabra, o sacar una sola foto" (¿se olvidó la Presidenta de los fondos de Santa Cruz?).
A la defensiva y en medio del duro enfrentamiento con el Grupo Clarín, la Presidenta aseguró además que va a "seguir apostando a la integración con el mundo defendiendo los intereses de la Argentina" pese a "los ataques de los medios de comunicación" contra su gestión.
"Cuando teníamos políticas activas y nos comprometimos a no perder un sólo puesto de trabajo defendiendo la producción nacional recibíamos los ataques de los medios de comunicación y no de afuera", evaluó la mandataria.
Y dijo que ahora "todos los sectores de la producción están ganando como nunca en la Argentina", y el gobierno "está contento de que les vaya bien" porque no quiere "la Argentina chiquita de los mediocres que se ponen contentos cuando se cae todo y no se dan cuenta que también caen todos".
También aprovechó para salir al cruce de las críticas surgidas por la movilización de Hugo Moyano al estadio de River Plate y pidió a los argentinos no dejarse "envenenar".
"El otro día veía el acto en River ¡Mi madre! ¿Cuándo íbamos a hacer un acto un 17 de octubre con esa cantidad de gente? Es curioso, una apostilla, durante las primeras horas antes de ir al acto algunos medios de comunicación estaban todo el día diciendo 'están cortando, no se puede pasar, qué barbaridad'", dijo Cristina Kirchner, olvidando los $150 que se pagó a cada manifestante.
De inmediato, la mandataria recordó que en 2008, en pleno debate de las retenciones móviles al agro, "cuatro meses el Gobierno estuvo con las rutas cortadas y nadie decía nada, al contrario, lo impulsaban desde los medios de comunicación".
"Resulta que porque un viernes los trabajadores y nosotros los peronistas decidimos recordar el 17 de octubre por dos horas, por un problema de tránsito parecía que se venía el país abajo", se quejó la mandataria.
En ese sentido, la presidenta pidió: "Argentinos, abramos la cabeza, no seamos más giles, por favor, no seamos más tontos, no dejemos que nos envenenen, que nos mientan y que nos enfrentemos por cosas que por ahí molestan" (¿hablaba de las mentiras del Gobierno a la sociedad?).
Con ironía, la mandataria nombró la represión en el Puente de Avellaneda de 2002 que terminó con los asesinatos de los jóvenes piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, durante la administración de Eduardo Duhalde, actualmente precandidato presidencial del Peronismo Federal.
Y, seguidamente, aseguró: "Pero especialmente me voy a acordar del puente de Corrientes, al segundo día o a la semana del gobierno de la Alianza en el año 1999. Fue en el puente de Corrientes donde ya hubo por primera vez, a una semana de gobierno, en la represión de un piquete, dos muertos".
Luego de su discurso, quedó flotando en el aire la idea de que faltaron tópicos a su discurso. Por caso, bien podría haber explicado dónde está Julio López, por qué creció el narcotráfico en la Argentina o qué pasó con las coimas de Skanska.
¿Le habrá dado “penita” a la Presidenta hablar de esos temas?
Equipo de Política
Tribuna de Periodistas