Recuerdo cuando era chica y mi mamá prendía el televisor –si no me equivoco, los jueves a la tarde- y ponía “Buenas tardes, mucho gusto” para ver a la inigualable e incomparable Doña Petrona C. de Gandulfo con su sumisa e inseparable Juanita. Aparecía Ana María Muchnik y decía “Buenas tardes, mucho gusto” y le dedicaba el programa a la mujer. Hablaba de moda y de no sé cuántas cosas más sobre temas que supuestamente le interesaban al sexo femenino Ahora, si yo hubiera sabido que ese programa estaba engendrando en su interior especies de Aliens, algo hubiese hecho para que, al menos, no nazcan sus criaturas.
Tarde para lágrimas. Nacieron unos cuantos descendientes, pero “Utilísima” conducido por Patricia Michio fue su máximo exponente. Allí se ocupaba de la moda, de la cocina, hasta de la educación! Sí, ¿ustedes creían que no le importaba lo que pasaba con la educación de nuestros púberes? Pues sí le importaba y mucho, por eso no dejó de recomendar en uno de los programas al colegio San Andrés. ¿Qué mujer no puede mandar a sus hijos a un colegio cuya cuota asciende casi a los 1000 pesos? ¡Vamos! pongan voluntad, madres y hagan un pequeño sacrificio por sus hijos!! Compartía también con las señoras de sus casas los fabulosos viajes a Europa junto con manualidades, costura y temas de salud.
Pero esto no fue lo peor, lo peor fue que dio origen a un ¡canal!. Sí, como se lee: un canal llamado Utilísima. Interesantísimo. En todas sus emisiones la mujer es el referente, es la reina, es la receptora oficial. Si bien el comentario merece un capítulo aparte, cuando lo miro siento vergüenza ajena. ¡Mirá que hay que tener cara para pararse frente a una cámara, adornar copas con esmaltes de uñas y decir que es una idea “bárbara” y que quedan “preciosas”; o aparecer con un banquito viejo y decir “¿quién no tiene una banqueta vieja en su casa?”!
Así podríamos seguir infinitamente, pero el programa que nos ocupa hoy es otro engendro de “Buenas tardes, mucho gusto”, “Chicas express”.
Las vanguardistas son: Verónica Varano, Julieta Fazzari, Teodelina de Carabassa y Paula Pollono. Adivinen de dónde derivan. Acertaron. Vienen de la gran escuela del canal de la mujer.
El programa empieza con la presentación de los temas que tratarán. Así dan rienda suelta a su expresión verbal. Verónica Varano dice cosas tales como “Hoy vamos a tratar un tema muy, pero muy importante: por qué nos duele la garganta en esta época invernal” Yo la escucho y pienso en las miles de mujeres que tratan de ver cómo llegar a fin de mes porque sus maridos no tienen trabajo o porque tienen sueldos míseros, y digo “pensar que esas mujeres se creen que se ocupan de algo importante” Eso es porque no ven “Chicas express”.
El turno de Julieta Fazzaro tampoco tiene desperdicios. Le tocó presentar a tres niñitos que lucían un facilísimo disfraz que luego enseñarían a hacer. Repito eran tres chicos. Bueno, se equivocó el nombre de dos! por eso uno le tiró una piña y ella dijo “Me lo merezco” (¿valdrá la pena que haga algún comentario?) Después los invitó al teatro y uno dijo “¡no!” “Bueno, seguimos con chicas express” se apuró a decir.
Hizo su aparición así otra de las presentadoras, Teodelina, quien contó que veríamos una crema para “caras congestionadas” Hago desde aquí un llamado a las organizaciones mundiales de la salud para que vengan a investigar este nuevo fenómeno. Claro que soy ignorante en el tema médico, pero yo creía que se congestionaba solamente la nariz o el organismo, a lo sumo. Nadie tiene la última palabra en temas de salud.
Continúa la ronda de presentadoras y le llega el turno a Paula a quien introduce al tema de la cocina. Dice entonces, “Hoy tenemos una propuesta muy interesante” y muestra los cañoncitos de hojaldre con dulce de leche o crema. ¡Muy interesante! ¡Una receta nunca vista! La que hace de cocinera está peinada y vestida como para ir a una fiesta, asiente y dice: “Es difícil a veces decir, Uy!, los cañoncitos, la masa, el hojaldre” A ver, a mí no me parece tan difícil decir eso, pero les pido que practiquemos toda la semana y que en todo caso pongamos día y hora de reunión para ver si nos salió.
Después asoma la cortina del programa con las imágenes y la canción, cuya profunda letra termina diciendo “Comedidas, pero no sometidas / Seducidas, pero no consentidas” Ah, a mí no me miren porque yo sólo me limito a repetir. Les juro que lo leo y no puedo creerlo. Tal vez explicar que el término pero es un nexo adversativo, que une ideas o conceptos diferentes, pero que guardan cierta relación, es muy difícil para estos pensadores. ¡Qué se le va a hacer! Ahí las tenemos.
¿Se felicitarán después de cada emisión? ¿Le dirán algo a Julieta Fazzari cuando dice cosas como “murió agazapada”? o a Verónica Varano cuando dice “Qué interesante!” frente al comentario de un trucho que se hace llamar “médico antropósifo” y sostiene que tiene una paciente que “dejó a su médico anterior porque este no la miraba a los ojos” o alguien de la producción les dirá “Disimulemos un poco más cuando vendemos las notas”.
Esa mujer que construyen: hermosa, radiante, sexy, buena esposa, excelente madre, hábil para la cocina, la costura, las manualidades, preocupada por su bienestar físico y psíquico, resulta, tal como ellas, de pacotilla.
Por ahora, mejor, me sigo quedando con esas Express que son cuadraditas y que “van con todas las comidas”.