Si el historial del Dr. Néstor Carlos Kirchner no hubiera sido una carrera de mentiras, traiciones y simulaciones por doquier, probablemente nadie —sólo algún trasnochado— hubiera dudado hasta de la veracidad de su último acto: morirse.
Es bien sabido que, para dedicarse a la política, la verdadera vocación no es precisamente el bien común, sino que en la mayoría de los casos lamentablemente la motivación es el sólo el bien personal en varios aspectos. Y el caso de referencia fue uno de los más claros y crudos exponentes.
Quienes por formación profesional hemos podido dilucidar las grandes parodias populistas redundantes en estafas nacionales en términos contables, fiscales, económicos, jurídicos, etc., sabíamos y sabemos muy bien de qué estábamos hablando. Y sinceramente por mi parte que los partidarios y funcionarios oficialistas me digan de lo que quieran. No soy ni gorila ni pertenezco a la que gustan llamar derecha golpista. Tampoco estoy a favor ni de las grandes corporaciones ni de los monopolios de medios de comunicación. Mi gran defecto en todo caso, como la mayor parte del pueblo opositor, fue el de “darnos cuenta y expresarlo abiertamente”. Claro que eso tiene costos muy altos.
Todo el país parece haberse olvidado de las candidaturas testimoniales. O que no contando con el tiempo de residencia establecido por ley tanto el ex presidente como su esposa fueron candidatos a distintos cargos por la Pcia. en Buenos Aires.
¿Y la vulneración permanente de la Constitución y diferentes normas adaptándolas al capricho o necesidad personal del momento?
¿Nadie recuerda ya la urgencia de controlar todos los medios de comunicación, las persecuciones a periodistas, a la iglesia, al campo, los insultos y humillaciones públicas a quienes expresaran desacuerdo a las practicas patoteriles de su estilo en todos los frentes? ¿Y los papelones públicos a los que ha sometido más de una vez aún a personajes de su misma vereda?
La falsificación de los índices oficiales, los disparates contables sobre el presupuesto nacional, los fondos de Santa Cruz, la aceleración de causas judiciales contra él y su esposa recayendo en manos de los jueces amigos para que “por las dudas” urgentemente tomaran carácter de “cosa juzgada”.
¿Y la apretada pública a los Jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación por fallar diferente a sus intereses personales de perpetuidad de la familia Kirchner en el poder?
Las cyber guerrillas y “de las otras”, porque la mayor parte del desfile de quienes fueron a despedir sus restos no eran precisamente “el pueblo peronista”, sino grupos de izquierda.
Muchos afirman que parte de su grandeza fue ocuparse de beneficiar a los sectores minoritarios. Y si, cualquier político trata de captar la mayor cantidad de votos posibles y eso comienza por beneficiar a ciertos sectores. ¿Pero le importan realmente o los utiliza para seguir escalando?
La mayor parte de los argentinos que no saben, creen que Kirchner pagó la deuda externa. Lamento contradecirlos una vez más. Todo en Kirchner podía ser más o menos así pero nunca era tan así.
Otra dato interesante es que según opinan algunos, fue el único gobierno que dio aumentos a los jubilados. La verdad que es una broma de muy mal gusto. Mientras incrementaba $ 20 o $ 30 cada largo y tendido las magras jubilaciones, el gobierno dilapidaba fortunas en refacciones multimillonarias en Casa de Gobierno, Quinta Presidencial, aviones oficiales, fútbol para todos, planes para aumentar el consumo y con fondos de los jubilados.
¿Y la causa por lavado de dinero financiando campañas presidenciales?
¿Y la presión para despenalizar el consumo de algunas drogas para empezar?
¿Y el incremento desmesurado de la inseguridad que se cobró y sigue cobrando tantas víctimas?
¿Y los beneficios a las exenciones impositivas a la minería, el petróleo, el juego? ¿Favorcitos entre amigos?
¿Y la falta de política fiscal y monetaria? ¿Y la falta de un verdadero plan económico nacional? ¿En 7 años no tuvieron tiempo de idear e implementar ninguno? ¿Y el veto a la ley de glaciares?
Concluyendo, se me olvido de más de la mitad de las preguntas que debería refrescar en esta suerte de epitafio. Y sé además que mínimamente se me ha de tildar de irrespetuosa, pero elevar a alguien autoritario, vengativo, infantil, violento, que engañaba, y sólo buscaba su poder personal al rango de mártir o prócer es uno de los peores disparates de la historia nacional contemporánea.
Todos, absolutamente todos los seres humanos tenemos defectos y virtudes. Es que algunos sólo muestran lo peor de sí públicamente y de modo tal que hasta son capaces de engañar a los incautos.
A modo personal, y aunque no parezca resultar una conclusión lógica de lo que antecede, deseo y espero que descanse en paz si era él quien estaba en ese ataúd, como así también deseo y espero que la Sra. Cristina Fernández empiece por lo que le queda de mandato, un gobierno mucho mejor.
Kirchner dividió a los argentinos y los llenó de odio y violencia, ojalá ahora comience una etapa de paz y fraternidad para esta Nación. Nos lo merecemos.
Nidia G. Osimani