Conforme a la versión oficial, el crecimiento de la economía nacional en 2010 fue del 9,1 %, en los últimos tres meses el desempleo bajó hasta ubicarse en el 7,3 % y el trabajo ilegal se redujo en un 35,5 %, sobre lo cual la Sra. Cristina Fernández comentó: “nunca en las últimas décadas hemos tenido tan buenos índices”.

Dentro de la misma nube de Úbeda donde parece vivir la mandataria, hizo anuncios acerca de la compra de un millón más de equipos de computación para seguir desarrollando el plan “Conectar Igualdad”.

Verdad de Perogrullo, claro, hay gente más o menos delirante, con mayor masa neuronal que otra, con más o menos principios, más o menos extremista en sus estados emocionales, más o menos capacitada para cumplir ciertos roles o desarrollar ciertas tareas, en fin, como dijera mi abuelo: “hay de todo en la viña del Señor”.

Pero lo que no parece haber es alguien que le avise a la Sra. Fernández de Kirchner que lo que dice no tiene el menor asidero con la realidad y eso la hace ver tan fea, tan mala y tan sucia como ella nunca quisiera verse, aunque tarde cinco horas para producirse frente al espejo antes de salir a escena todos los días luciendo un modelito nuevo.

Si los índices oficiales elaborados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, son falaces como producto de un proceso de elaboración apócrifo, los datos que proclama a los cuatro vientos la Sra. Cristina Fernández, resultan a priori, incoherentes.

Todos los días, de un modo u otro, gracias al avance de la tecnología y las redes sociales, no podemos eludir el hecho de enterarnos, nos guste o no, de la cantidad de niños y adultos que mueren por desnutrición en nuestro país.

Asimismo, hace años que todos nos retrasamos para llegar a donde sea dado que indefectiblemente las calles están cortadas, con piquetes y manifestaciones de quienes reclaman incrementos en sus remuneraciones porque la misma inflación generada por el gobierno nacional y popular que sigue sin poder controlar, se devora los salarios.

Y ni qué hablar de la cantidad de trabajadores que han perdido sus fuentes de ingreso en los últimos meses, estadísticas que el oficialismo se cuida muy bien de ocultar, porque en paralelo se crean puestos para ñoquis en el Estado, solo para quienes estén dispuestos a vitorear a Cristina, aplaudirla independientemente de que nunca entiendan de lo que habla y se presten a ser mano de obra todo terreno, esto es, ataques a opositores, escraches, actos de violencia contra bienes públicos o privados, etc.

Esa misma discrecionalidad se observa en la asignación de subsidios por hijo, planes trabajar o concesiones monopólicas de negocios a los amigos del poder.

Entonces, quizás la Sra. Cristina Fernández, en su distracción no haya advertido que el nombre correcto sería Plan “DES-conectar igualdad”.

En primer lugar porque quien no tenga para comer, ni luz, ni agua ni los más elementales recursos para sobrevivir, poca utilidad puede darle a una computadora.

En segundo lugar, los ataques y persecución sistemáticos a todo el que ose disentir en algo, resultan señales irrefutables de que la igualdad “no se conecta” en este modelo nacional y popular solo para oficialistas y opositores, aunque la grandeza de un gobernante se traduce en la capacidad de ser neutral ya que administra los intereses colectivos.

Por último, cabe señalar que la población engañada no tiene por qué saber que no es lo mismo el crecimiento de una economía que su desarrollo.

Tampoco tiene por qué saber qué es el PBI, qué indica, cómo se calcula, cuáles son las tres formas de medirlo, cómo se obtiene la diferencia entre PBI real y PBI nominal, como se calcula el PBI per cápita, que el crecimiento del PBI pude no coincidir con el del PBI per cápita, qué parámetros se toman para medir el nivel de desempleo, cómo se proyecta el comportamiento de las macrovariables para saber qué esperar en el corto y mediano plazo, qué es y qué mide el deflactor del PBI y cuál es su diferencia con el Índice de Precios al Consumidor, y tantos y tantos indicadores que solo interpretados correctamente en su universalidad pueden mostrar un escenario relativamente próximo a lo que ocurre en la calle, a nivel de ciudadanos comunes.

Efectivamente, la población en general dedicada a actividades tan diversas, no tiene por qué saber ninguno de estos conceptos, pero sí tiene que advertir dos cosas:

1) Gran parte de los funcionarios que ostentan cargos públicos con poder de decisión sobre los destinos de todos nosotros, no tienen ni la menor idea de qué significan estos conceptos y repiten como loros lo que les cuentan sus tecnócratas, que no siempre resultan gente idónea y honesta.

 2) El conocimiento es el arma más poderosa del mundo, por eso, la promoción de la ignorancia entre los gobernados es directamente proporcional a la de sus gobernantes, de hecho, este 3 y 4 de marzo próximo, seremos testigos en el país de otro mega espectáculo promovido desde la Presidencia de la Nación: el Carnaval Federal para lo cual han sido decretados sendos feriados.

Nidia G. Osimani