El 29 de julio pasado, Hebe de Bonafini concurrió acompañada por miembros de
la justicia provincial a las instalaciones que la petrolera RHASA (Rutilex
Hidrocarburos S.A.) posee en la localidad de Campana, a 94,5 kilómetros de la
Capital Federal.
La visita de la titular de las Madres de Plaza de Mayo a esa
destilería, tuvo como finalidad cumplir una serie de investigaciones que se
realizan en ámbitos de la Justicia, tendientes a determinar si en esa propiedad
donde actualmente funciona una destilería de petróleo, se erigía en épocas
de la última dictadura militar un llamado LRD (lugar de reunión de
detenidos).
La información hasta aquí reviste el perfil normal si no
fuera porque un oficial –el principal Pérez-, perteneciente a la
Departamental de Campana de la Policía bonaerense, se dedicó a filmar a
distancia pero con el consentimiento de directivos de la firma, todos los
movimientos que realizara Hebe de Bonafini en su inspección ocular de la zona.
Resulta que lo que hoy funciona como destilería fue en su
momento un predio de Fabricaciones Militares donde se sospecha llevaban a
partir de 1976 a detenidos de la zona norte del Gran Buenos Aires, los cuales
posteriormente fueron muertos y pasaron a integrar la nómina de los
desaparecidos políticos de la Argentina.
En ámbitos policiales de la provincia de Buenos Aires se
dijo que esa fuerza no mandó filmar a la señora de Bonafini, sino que en esa
maniobra pudo haber estado implicado el referido Principal Pérez junto a un ex
comisario –el “Piti” Catinari-, que fuera expulsado recientemente
de la fuerza por no poder explicar el incremento de su patrimonio.
Ambos habrían realizado la filmación clandestina a espaldas
de la fuerza y en virtud de su vinculación personal con los directivos de RHASA,
principalmente –se nos señaló-, con uno de sus directores, Fabian
Sambucetti.
También resulta extraña –o no, según como se vea- la
actitud de la empresa en cuestión. Desde hace algunos años, un grupo de policías
en actividad y retirados al mando del referido Principal Perez, ofrecen a la
firma un servicio de protección contra piratas del asfalto que solían robar
algunos de los 45 camiones cisternas con que la destilería de Campana alimenta
sus 57 estaciones de servicio diseminadas en todo el territorio nacional.
Desde que Pérez y su gente se hicieron cargo del servicio de
inteligencia de RHASA, nunca mas los piratas robaron algunos de sus
camiones ni atacaron a sus directivos, lo que hace pensar que los policías a
cargo de la seguridad saben muy bien el movimiento de las temidas bandas que
asolan a los camioneros en las rutas del noroeste bonaerense.
Lo llamativo es que sí han sido afectados por esos piratas
otros camiones distribuidores de combustible de las otras firmas que lo
comercializan.
Y más llamativo aún es que la familia Sambucetti –titular
de esta petrolera de capitales nacionales- haya permitido que se filmara
clandestinamente la inspección ocular llevada a cabo por la presidente de las
Madres de Plaza de Mayo.
Jorge Boimvasser