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Líbano

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REALISMO BÉLICO DE EXCELENCIA; LA PASIÓN DE LA TRAGEDIA EN CLAVE CINEMATOGRÁFICA
REALISMO BÉLICO DE EXCELENCIA; LA PASIÓN DE LA TRAGEDIA EN CLAVE CINEMATOGRÁFICA

Ficha técnica:

 

Título para Latinoamérica: Líbano

Título original: Lebanon

Dirección y Guión: Samuel Maoz Shmulik

Género: Drama – Solo apta mayores de 16 años.

Reparto: Oshri Cohen, Michael Moshonov, Zohar Strauss, Raymonde Amsalem, Itay Tiran, Yoav Donat, Dudua Tasas.

Montaje: Arik Leibovitch

Fotografía: Giora Bejach –Producción: Israeli Film Fund, Paralite

País: Israel - Año: 2009 - Duración: 92 min.- Estreno Argentina: 17/3/11

El nuevo cine israelí de la mano de Samuel Maoz, nos regala la pasión, el drama y la tragedia en impecable estética fílmica. Una muestra donde la singularidad (pocos recursos económicos) es avasallada por la excelencia de una historia que atrapa desde la apertura focal de la cámara.

Montada en el pequeño habitáculo de un tanque de guerra, un grupo de soldados israelíes, protagonizan otra mirada de la guerra del Líbano (1982). El director propone la excusa del cine bélico, para narrarnos lo que subyace en toda contienda humana: el padecimiento de la urbanidad. Su obra muta en cine antropológico que asedia a los espectadores.

 Hay un sinnúmero de vertientes que se pueden utilizar para abordar la anatomía fílmica: desde los escenarios únicos (el interior de un tanque de guerra y los claustrofóbicos rostros de los protagónicos); desde la guerra en sí; o los contraplanos: el afuera., un exterior que interpela a los soldados.

 El dato curioso y revelador: la primera escena y la última, conforman “ese afuera” del tanque de guerra. Toda la argumentación y actuación, transcurre dentro del vehículo blindado. En ese espacio claustrofóbico exiguo, donde cuatro humanidades diferentes interactúan, es “la locación” de la cinta de marras. No es deliberado dicho montaje único. Los soldados son espectadores privilegiados del drama de la guerra moderna. Son también presos del vehículo que los traslada. No pueden salir. No los dejan. Este es el drama: todos son prisioneros de la propia contienda. No ganadores, no vencedores. Juntos conforman el mismo universo del dolor.

La idea del ·”mono-montaje” —el interior del tanque de guerra como mirada panóptica—, es brillante. La atmósfera obsesiva, la tensión, y la urgencia del relato, signan el éxito de una historia que tensa, pero reconforta en el último plano del metraje. Un guión sólido y sin fisuras, magníficamente manipulado y actuado.

 La introducción y la conclusión (que retoma la primera escena del film), es de libro de autor: la articulación entre el inicio, el argumento y el epílogo, es casi perfecta. Esta es la mayor virtud del cine de Samuel Maoz. Sabe qué contar y cómo.hacerlo. Ajena a toda parafernalia de enormes montajes, locaciones y tecnologías onerosas, lo cual no es poco. La inteligencia es una virtud para imitar por otros cineastas.

 Basándose en sus experiencias personales durante la contienda, el director elabora el drama de la guerra en el Líbano. No toma partido por nadie. Sólo el “humanismo fílmico” (imparcial), se expone en todos los frentes de batalla. El aquí y ahora de las contradicciones es la conceptualización a digerir por el público. Allí donde las órdenes no llegan (el interior del tanque), no hay lugar para dilaciones. Sin obediencia debida, los disímiles caracteres de cuatro sujetos que juegan a la vida y a la muerte.


Samuel Maoz: el director del film recibiendo el León Dorado en el Festival de Cine de Venecia por su obra Líbano.

  Otro punto de inflexión lo da la fotografía de la película. Laborando con tres tipos de planos: en picado (desde arriba, la escotilla del blindado); en contrapicado: toma desde abajo (el plano usual utilizados por los soldados); plano sobre plano (la lente del cañón que visualiza el exterior), que crea alta dramaturgia al confrontar los rostros de “los de adentro” contra “los de afuera”. Los planos determinan el fragor del combate y la emoción fundante.

 

Líbano articula una multiplicidad de singularidades. Desde este aspecto vale la pena repensarlo como un thriller bélico que dramatiza el relato. El estrés post-traumático de cuatro soldados que están las 24 hs. del día dentro de un tanque de guerra. Sus vidas discurren entre sus propias miserias y el exterior. Las alteraciones de sus conductas manifiestas, se erigen como su propio adversario interno.

 Así planteada, la conclusión narrativa es voluntarista. ¿Salir de ese encierro es posible? ¿Habrá secuelas post-bélica? La respuesta —si interesa—, se plantea en la primera escena del film. El resto: la emoción, los sentimientos, la trascendencia, dan vida a una bella historia que alecciona.

 

Gustavo Contarelli

 Puntaje del film: 5Tribunas

Puntaje actor protagónico: Oshri Cohen 5 Tribunas

Referencias:
5 Tribunas: excelente/imperdible
4 Tribunas: muy buena
3 Tribunas: correcta - buena
2 Tribunas: regular
1 Tribuna: mala/pésima

 

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