Cuando el kirchnerismo decidió que su estrategia sería la del arrase con el slogan tácito de “ya ganamos”, procreó que muchos en los ámbitos K, comenzaran a sacarse los ojos por los espacios del 2012, ya que supuestamente “la elección estaba ganada”. Y eso trajo el peor fuego, “el fuego amigo” el más autodestructivo:

1) Con el Caso Schoklender/Madres: quizá el peor caso de corrupción desde 1983; y para colmo, un mazazo a las Madres y a todos los que respetamos su dolor. El pueblo exige que todo quede claro y que haya justicia. El Gobierno se lo auto infligió el al “mirar al costado” y no controlar. Además:

2) El affaire Inadi con denuncias entre Morgado y Rachid, y otro organismo que quedó bajo el manto de la sospecha de la más vil corrupción.

3) Medios híper oficialistas: lo absurdo, es que al decidir ser “pasquines” terminan hablándole a mismo lector K que encima no puede comprar Tiempo, Pagina/12, Miradas del Sur, etc. A la vez, no cumplen la función de llegar al público general; no le hablan a la persona común (al no tener un ápice de objetividad) y se extinguen en los militantes.

4) Camporistas ring side club: hace tiempo que su gente habla de fuertes diferencias entre Larroque y la de Cabandié; la expulsión de los Quom las acrecentó y los pases de factura habrían seguido más fuerte tras la dura derrota electoral.

5) Bielsa “te escupe el asado”: todos culpan a Perotti por Santa Fe, pero en una de casualidades causales, los 13 puntos de Del Sel sobre a Rossi, son los que “El Chivo” les había sacado a Perotti y a Bielsa en la interna; votos que sí fueron a su hermana. Además, Bielsa escribe notas cómo “intelectual outsider” y a muchos K le molesta.

 6) Intelectuales vs. 6, 7, 8. Los primeros defenestraron a su propio candidato. Luego pelearon con los de la TV por ser híper serviles y la tropa se empezó a irse.

 7) Negar la realidad: cuando pierden, ganan; cuando ganan, arrasan. Todo es disfrazable. Se le toma el pelo a la gente, se insulta al electorado adverso. Hasta Aníbal Fernández se moderó un poco. Quizá se dé cuenta de que es la soberbia la que engendra todo este peligroso y autodestructivo fuego amigo.

Juan Manuel Duarte
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