Hace dos semanas, una investigación del periodista de Perfil Federico Falduto confirmó rumores y denuncias que hace ya tiempo sonaban con intensidad: “Un departamento que Raúl Zaffaroni admitió como propio es un prostíbulo”, publicó ese medio mostrando solo la punta del iceberg ya que, a la fecha, dichos inmuebles ascienden a cinco.
“En Twitter la noticia explotó, muchos felicitaron a El Faco (Facundo) por el dato, otros le restaron crédito y dijeron que eso no era periodismo. Aclaro algo desde el vamos: para mí eso sí es periodismo.” Publicó en su blog Pablo Javier Blanco, actual periodista de Libre, también de Editorial Perfil.
El blog también relata cómo se investigó el tema, de qué manera los otros medios trataron las noticias y cómo el doctor Zaffaroni trató de victimizarse tildando a la investigación de “amarillismo” con el objetivo de “desequilibrarlo emocionalmente”.
“En todo momento, se llamó al juez Zaffaroni. Su palabra, el estafado de la historia, en cuyos deptos —muchos de los cuales dice ni conocer —funcionaban puticlubs. Se prostituía a mujeres —muchas dominicanas y paraguayas según la denuncia de la ONG La Alameda— en condiciones de semi-esclavitud.” Aclara oportunamente el blog, en sintonía con La Alameda: “son prostíbulos con migrantes muy jóvenes”, declaró la organización.
Sin embargo, a tan valiosa investigación se le contrapuso otra un tanto menos meritoria. En mayo de este año, la revista Hombre, publicó “Testeamos los mejores puteríos. Oh!”. En la investigación, un grupo de “periodistas” de la revista se dedicó a recorrer algunos puticlubs de la Capital Federal para ilustrar la ubicación, la “onda”, los precios y las mejores chicas que el dinero pueda comprar.
“Somos del grupo los Salieris de Charlie y le robamos unas trolas a él, ah, ah, ah!!! Siguiendo los pasos del maestro, decidimos testear 5 perlas de la joda porteña, y algunas de las mejores chicas que el dinero puede comprar (para todo lo demás usá Mastercard, pero acá exigen efectivo...).” Comienza la investigación.
“Alejandra es timidona. Gordita, con un par de pozos en la cara pero una actitud servicial de chica que llegó del interior con ganas de comerse la ciudad.” “Dicen las buenas lenguas, que las dos estrellas del spa son Milagros (19 añitos) y Laura.”
“Recomendamos el material paraguayo. Hay dos o tres chicas de origen guaraní con unas colas duras como el acero y una piel que les da perfectamente para hacer una publicidad de Dove. No adjuntamos los nombres porque varias de ellas los cambian noche a noche.”
Tal vez esto recuerde el caso de Clarín, que mientas publicaba una nota contra la prostitución, editaba numerosos avisos en el Rubro 59. En ese artículo, el psicoanalista Juan Carlos Volnovich señalaba que “casi todas las investigaciones acerca de la prostitución eluden detenerse en aquellos que la consumen. Son escritos que, al tiempo que vehiculizan la digna intención de estudiar el fenómeno y denunciarlo, protegen con un manto de inocencia a los usuarios”. En otro párrafo, el psicoanalista sostenía “ya han comenzado a elevarse voces y a desplegarse campañas que tienden a frenar el avance de la prostitución a partir de poner en evidencia el lugar de los clientes”, y afirmó que “uno de esos frentes basa sus argumentos en recursos jurídicos que intentan limitar el despliegue de la pornografía en los medios y contrarrestar la incitación abierta a la prostitución de alta gama”. Por supuesto que ese día en el mismo diario se contabilizaban 239 avisos de oferta sexual en el Rubro 59.
En fin, tal vez sea momento de dejar las victimizaciones y el amarillismo de lado, y comenzar a hablar de honestidad periodística.
Eliana Toro
Twitter: @toroeliana