Raúl Zaffaroni es uno de los juristas que más conocen sobre derecho en general, especialmente la rama penal. Sin embargo, eso no le quita responsabilidad por todo el mal que ha hecho en su pasado, no solo a través de sus fallos como juez, sino también por su política de despenalización de drogas y por haber sido defensor de peligrosísimos narcotraficantes.
Para quien crea que ha sido una persona comprometida con los Derechos Humanos, hay que mencionar que inició su carrera judicial durante la dictadura de Juan Carlos Onganía en 1966 y que, diez años más tarde, en 1976, juró por el Estatuto de la última dictadura militar.
Con estos antecedentes a cuestas, ¿alguien puede sorprenderse porque ahora Zaffaroni aparezca como titular de seis prostíbulos en la Ciudad de Buenos Aires?
Por más que el juez hoy diga que no sabía nada sobre este tema, las advertencias le fueron hechas de manera insistente no solamente por la asociación La Alameda sino también por los vecinos de los mismos prostíbulos.
La realidad es que Zaffaroni no puede hacer demasiado en su propia defensa, ya que los contratos de alquiler son falsos, los inquilinos en realidad no existen.
Quien gerencia y regentea los prostíbulos es su propia pareja, Ricardo Montiveros, lo cual determinará fácilmente la Justicia en cuanto haga un mínimo cruce de datos.
Los investigadores también descubrirán que:
-Las prostitutas son dominicanas y peruanas en su mayoría y cobran $120 por cliente.
-Existen un par de VIPS atendidos por porno-stars con tarifas que rondan los 1.500 pesos, frecuentados por políticos, empresarios, banqueros y turismo VIP.
-El rédito es de alrededor de 1.500.000 mensuales, libres de todo.
Frente a lo dicho, solo resta una última pregunta: ¿Habrá Justicia?