La Argentina hace esfuerzos denodados para diferenciar su economía de la crisis en Estados Unidos y Europa, pero a su vez ya se prepara para sufrir algunos coletazos, y por ello redujo la estimación de crecimiento del Producto Bruto para 2012 y buscará aplicar "sintonía fina" en el modelo tras las elecciones.
En el equipo económico se convencieron de que será difícil repetir un alza del 9 por ciento en el Producto Bruto como la que se espera este año, y decidieron enviar al Congreso una perspectiva de crecimiento menos ambiciosa.
Esta vez, la suba del 5,1 por ciento incluida en el Presupuesto 2012 no sería producto de la clásica subestimación de ingresos para luego reasignar partidas, sino de un convencimiento de que llegó la hora de la cautela.
Así y todo, la crisis internacional encuentra a la Argentina con solidez en las principales variables, con excepción del problema de la inflación, sobre el cual la CGT volvió a advertir esta semana y que el gobierno sigue sin poder contener, aunque se esmere en disimularlo.
La gran duda es si lo salarios podrán seguir creciendo al 25 por ciento anual, mientras el gasto público se dispara al 35% y la cantidad de dinero circulante al 40%, mientras el dólar lo hace por debajo del 10%. El fuerte ánimo al consumo y los ingresos por exportaciones que dejó el complejo sojero en el primer semestre permiten mantener un aceitado nivel de consumo que, de no ubicarse en su punto justo, puede terminar convertido en ficción.
Es que si bien hay mucho dinero circulante y eso aceita la cadena comercial, buena parte de los ingresos se van licuando cada vez con mayor velocidad mes tras mes. Los más de 1.300 millones de dólares que el BCRA debió destinar durante septiembre a contener la minicorrida del dólar, y los 18.500 millones de dólares que se fugaron en lo que va del año, reflejan que la desconfianza reina en un año electoral.
Así, la salida de divisas, junto con la inflación, aparece como los temas a resolver en el próximo período de gobierno. Si bien se asegura que la inversión está creciendo, lo cierto es que muchas filiales en el país son obligadas a transferir rápido sus divisas a las casas matrices, y a nivel local el vuelco hacia el dólar sigue estando a la orden del día, aún pagando la divisa hasta a 4,55 pesos en el mercado paralelo.
En este escenario, y con la certeza del triunfo bajo el brazo, el gobierno se dispondría a encarar "sintonía fina" al modelo, en especial para ajustar algunas tuercas que se vienen aflojando hace rato. La política de subsidios sería uno de los puntos a revisar por parte del gobierno, porque hay sospechas de que ya se convirtió en un barril sin fondo que habrá que empezar a contener.
La intención de la Casa Rosada es que en el 2012 todas esas variables confluyan hacia el 20 por ciento. Pero también empieza a sonar cada vez más fuerte una idea que podría hacer mucho ruido: desdoblar la cotización del dólar según el tipo de operación, para alentar las exportaciones.
Ese mecanismo, complejo y controversial, y usado en el pasado, permitiría mantener la competitividad para colocar productos en el exterior. Uno de sus impulsores en el gobierno es el secretario todoterreno Guillermo Moreno.
Un funcionario que anunció que el 10 de diciembre se va para "dejar paso a los pibes", pero que tendría un destino probable vinculado con un banco destinado a fomentar el desarrollo, al mejor estilo del BNDES de Brasil, aunque con recursos más modestos.
José Calero
NA