El 47 Coloquio que IDEA realizó en Mar del Plata no pudo lograr la asistencia de funcionario alguno del gobierno nacional, pero los empresarios enviaron señales de acercamiento a la Casa Rosada, mientras que desde Presidencia dejaron trascender que la etapa que viene buscará bajar los niveles de confrontación.

Durante el encuentro se marcó la fuerte preocupación que tiene el mundo empresario por la situación financiera mundial, que sobrevoló la mayoría de los paneles, así como también cuál será la estrategia que adoptará Brasil para tratar de que la crisis le impacte lo menos posible.

Pero IDEA no sólo buscó describir la crisis sino que también dejó paso al optimismo para destacar las oportunidades que se presentan a la Argentina.

Uno de los ejes del encuentro fue la articulación entre el sector público y el privado: "No hay duda de que el Estado debe existir, lo que queremos debatir es el cómo y el cuándo", dijo el presidente del Coloquio, el empresario naviero Horacio Martínez.

El encuentro también reflejó la comunión de intereses que tienen IDEA y la Unión Industrial Argentina, ya que el presidente de la central fabril, José Ignacio de Mendiguren, participó en todo el encuentro marplatense y mantuvo diversas reuniones al más alto nivel.

Mendiguren viene tendiendo puentes de diálogo con la Casa Rosada —en lo cual es seguido por otros dirigentes empresarios—, porque está convencido de que el enfrentamiento no conduce a nada y de que existe una oportunidad única para la Argentina en esta coyuntura.

Una anécdota pinta de cuerpo entero lo que está ocurriendo en la relación no siempre sincronizada entre el poder político y el sector empresario.

En la celebración del Día de la Industria en Tecnópolis, la Presidenta tuvo palabras de elogio hacia el discurso que dio el "Vasco" Mendiguren, e incluso dijo que era la primera vez que no tenía nada que corregir o responder tras las palabras de un empresario.

Pero esa noche ocurrió algo más, que no había trascendido: Cristina brindó un discurso considerado de unidad nacional por el empresariado, a tal punto que cuando bajó del estrado, un dirigente industrial de primera línea le dijo: "Presidenta, con ese discurso no dejó siquiera resquicio para que la oposición pueda meter un bocadillo".

La respuesta de la jefa de Estado, presenciada por varios testigos, refleja lo que está ocurriendo en el sentir y el pensamiento de Cristina, sobre todo luego de perder a su compañero de toda la vida el 27 de octubre de 2010.

"Sabés lo que pasa, estoy en otra etapa de mi vida", le respondió con suavidad Cristina al empresario, mientras quienes compartían la mesa trataban de descifrar el mensaje.

La conclusión que sacó el establishment esa noche, y que también sobrevoló las tertulias del tradicional Coloquio de Mar del Plata, es que tras el descontado triunfo que obtendrá el 23 de octubre, Cristina "irá por el bronce", y buscará pasar a la historia como el gobierno que logró 15 años de crecimiento ininterrumpido y alcanzó un nivel de consenso inédito para sus políticas.

Ese grado de consenso hacia el "modelo" alcanza, según los cálculos que hace el gobierno, al 70 por ciento de la población, y amaga ampliarse en los próximos años, en un escenario inédito en la historia argentina.

La crisis internacional, más severa de lo previsto, representa un desafío porque la Argentina deberá soportar una desaceleración mundial, pero a su vez puede convertirse en una oportunidad.

Pero desde la óptica oficial, el mundo ve a la Argentina como un caso de éxito que debe ser imitado, y distingue al gobierno argentino como ejemplo a seguir.

Los empresarios saben que para superar los coletazos de la crisis mundial deberán tener ayuda del Estado, y tal vez por ello el encuentro realizado en Mar del Plata apareció más permeable a la participación pública en la economía.

Histórico reducto de la libre empresa y defensor del liberalismo, el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina había tenido su época dorada durante el menemismo en los 90, y eso despertó siempre tensiones con el kirchnerismo, sobre todo en estos últimos años.

Hasta último momento las autoridades del 47 Coloquio Anual buscaron tender un puente con la Casa Rosada que permitiera contar con algún funcionario en el encuentro de tres días realizado en el Sheraton de Mar del Plata.

No pudo ser, pero quedó flotando la impresión en el ambiente de que existe una sintonía cada vez más fina entre el gobierno y los empresarios, aún los que miran de reojo este modelo.

Al fin de cuentas, y con una expectativa de cuatro años más de gestión, cuál sería el sentido de enfrentar a una Cristina que se propone arrasar en las urnas el 23 de octubre.

Tal vez eso explique por qué temas como la inseguridad jurídica, la inflación, el crecimiento del delito y la elevada conflictividad social que persiste en las calles casi no figuraron esta vez en las conclusiones del tradicional encuentro que cada año se realiza frente al mar.

José Calero
NA