A comienzos de esta semana, causó mucho ruido político y económico la noticia sobre la decisión de la planta de Fiat Argentina de suspender por el término de una semana a 400 empleados en su planta de Ferreyra, en Córdoba, donde los operarios cobrarían el 75 por ciento de sus haberes a raíz de la acumulación de stock en Brasil.
La medida incluía un turno de la línea de producción de la fábrica, aunque voceros gremiales dijeron que la suspensión se extendería hasta hoy viernes a todos los trabajadores de la fábrica, alrededor de 1.700.
Funcionarios provinciales expresaron su temor a que éste no sea el único rebote de consideración que pueda sufrir el sector automotriz argentino con motivo de la desaceleración que está registrando la economía brasileña.
Pero la medida fue levantada sorpresivamente el martes pasado dejándola, sin efecto.
¿Qué pasó en el medio? Según pudo averiguar la agencia NA, el propio Cristiano Rattazzi, quien conduce la multinacional, habría recibido un llamado telefónico de un importante funcionario del Gobierno, que le recordó que en noviembre del año pasado le fue otorgado por la banca oficial un crédito por nada menos que... 565 millones de pesos.
Curiosamente, la inversión estaba destinada a que Fiat fabricara en Córdoba, justamente en la planta de Ferreyra, un nuevo modelo de su línea desde este año.
Por lo que a Rattazzi no lo quedó otra que dar marcha atrás y hacerse cargo de los costos de la acumulación de stock de automóviles en Brasil.
Pero no fue el único que decidió tragarse sus palabras por órdenes de “arriba”.
Un día después de alertar sobre el impacto de la crisis financiera mundial en el país, el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Ignacio De Mendiguren, salió a relativizar sus advertencias y aseguró que "no pasa nada", para luego elogiar la política económica de la presidenta Cristina Kirchner.
Sí, a pocas horas de haber dicho que "la Argentina no está blindada frente a la crisis. El problema lo empezamos a tener en casa" y del enojo que provocó la frase en Casa de Gobierno, Mendiguren salió esta vez a decir que está "todo bien" en el país.
"Argentina está sólida económicamente y tenemos los brazos libres para actuar con herramientas de política económica, a diferencia de lo que pasó en 1998, cuando Brasil devaluó y a nosotros nos afectó mucho", destacó el ejecutivo.
No obstante, alertó en cuanto a que "no hay que dormirse en los laureles" y añadió que "hay que estar atentos" a las señales que proceden del exterior.
"Hay quitarle dramatismo a esta situación. Hay títulos (en los diarios) muy fuertes sobre una realidad que no es tan así", consideró Mendiguren.
Incluso, el dirigente fabril elogió al Gobierno, al afirmar que se trata de una administración que "actúa y no pone el piloto automático" y añadió que esa actitud "la ha demostrado con hechos concretos".
Pero dejó claro: "A mí me dicen oficialista, pero no soy oficialista, yo soy industrialista y trato de ser objetivo", afirmó el dirigente de la UIA.
(Fuente NA)
Redacción de Tribuna de Periodistas