En sobrada cantidad de oportunidades Tribuna de Periodistas habló de Javier Fernández, integrante de la Auditoría General de la Nación. Su nombre en realidad es desconocido para la mayor parte de la sociedad, aunque no tanto como su rostro.
Sin embargo, es uno de los operadores más efectivos y eficientes del kirchnerismo. Es quien visita con asiduidad las oficinas de los jueces federales de la Capital Federal a efectos de llevar las órdenes oficiales que parten de Casa de Gobierno. Quienes frecuentan el edificio de Comodoro Py aseguran que su presencia suele ser visible en el despacho del juez Norberto Oyarbide (entre otros magistrados y fiscales).
Hoy su nombre vuelve a ser noticia, ya que, mientras Fernández circulaba con su Citröen C4 por el barrio porteño de Colegiales, fue baleado y el vehículo recibió el impacto de tres balazos. Se desconoce qué ha motivado el hecho, aunque se sospecha que se trata de una venganza, particularmente vinculada con la cercanía del auditor con el alicaído ministro de Planificación, Julio de Vido.
Haciendo historia
Tribuna de Periodistas habló de Javier Fernández en junio de 2009, en el marco de la denuncia de una especie de “mafia judicial” enquistada en el poder. Así lo hizo el director de este medio:
Fernández llegó a la AGN en 2001 gracias al cuestionado ex ministro menemista Rodolfo Barra, quien presidió ese mismo organismo entre 1999 y 2001. Si bien su nombre es desconocido para la sociedad —ese es uno de sus mayores méritos—, no lo es tanto para los jueces más importantes del fuero Federal.
"Tiene tal poder que en su momento el Senado le brindó un apoyo poco común para renovar su mandato en la Auditoría", admitió un importante funcionario judicial que camina los pasillos de Comodoro Py 2002, sede de la justicia Federal de la Ciudad de Buenos Aires. El dato no es menor, ya que Fernández fue propuesto por el oficialismo y obtuvo el voto favorable de los 57 senadores, incluido el socialista Rubén Giustiniani.
Su nombre y poder no son recientes, ya en el año 1997 un estudio llamado Marval, O´Farrell & Mairal, uno de los más importantes del país, denunció que dos "influyentes judiciales" le pidieron a la empresa Central Puerto un millonario soborno a cambio de que la Sala V de la Cámara en lo Contencioso Administrativo dictase una sentencia favorable a sus intereses. El entonces juez Gabriel Cavallo procesó por este hecho al hermano de Javier Fernández, Claudio ídem, secretario letrado de ese tribunal de apelaciones.
Hoy en día, Fernández es célebre por "frenar" importantes investigaciones que tramitan en la AGN y que salpican a funcionarios del kirchnerismo. Sólo necesita usar su increíble poder de "disuasión".
Su gran "socio" es Darío Richarte, funesto número dos de la ex SIDE en épocas de la Alianza y titular del estudio jurídico que defiende a muchos de los funcionarios kirchneristas complicados en graves hechos de corrupción. Como botón de muestra, puede mencionarse que tres de sus clientes son el ex director del Occovi, Claudio Uberti; el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido; y Jorge Matas, el funcionario de la Cancillería desplazado por el caso de los autos con franquicias diplomáticas.
Carlos Forte