"Adelantar el debate no sirve; quemamos cartuchos antes de tiempo", confiesa la fuente, un funcionario nacional con acceso a información de la buena. Se refiere a la discusión que se planteó en el mundillo político respecto a la intención del Gobierno de reformar
Habrá que concederle a la líder de
Fuentes de su entorno explican que Carrió no hizo más que atar cabos o, en todo caso, dejarlos en evidencia. Veamos: dijo que se aproxima un acuerdo entre el Frente Amplio Progresista de Hermes Binner —que saldría segundo en la general del domingo 23, según varias encuestas— y el kirchnerismo para plantear un cambio de sistema de gobierno vía reforma de
Según esa tesis, el objetivo final sería, más que mejorar la calidad institucional, posibilitar la continuidad de
Elementos suficientes para conformar la denuncia sobre el supuesto pacto, que el santafesino Binner se encarga de desmentir cada vez que puede.
Lo de Carrió, hay que decirlo, es parte de la estrategia electoral planteada luego de las primarias de agosto, en las que obtuvo poco más del 3% de los votos.
Lo admiten en
Ella sigue la misma estrategia que el resto de la oposición: perdida la elección ejecutiva, dado que
Pero más allá de que el pacto Binner-kirchnerismo sea sólo una presunción de Lilita, lo que es real es que en el Gobierno se preparaban para instalar el debate sobre la reforma constitucional, admiten las fuentes consultadas. Lo ven como una buena forma de demorar la entrada de Cristina en ese status sin regularidad científica conocido como "síndrome del pato rengo". Es un fenómeno habitual en la historia política: los presidentes sin reelección, hacia la segunda mitad de su último mandato, suelen perder poder real, entre otras cosas, como consecuencia de la competencia desatada por su sucesión.
El manual básico dice que eso puede evitarse cambiando el sistema para habilitar un nuevo período o asegurándose la construcción del sucesor.
La historia reciente de
Fue ahí que el riojano, a través de sus adláteres de siempre, empezó a jugar con la idea de una nueva reforma para habilitar lo que se conoció como la re-reelección. Se la pasó así más de un año. Perjudicando, claro, al que era el candidato presidencial real del PJ, el entonces gobernador bonaerense Eduardo Duhalde.
Todo terminó cuando Duhalde amenazó con llamar a un plebiscito en su provincia para ver si la gente aceptaba o rechazaba un tercer mandato menemista. El daño, de todos modos, estaba hecho.
En el kirchnerismo temen que la sucesión de Cristina, para la que hay varios peronistas anotados, se torne una batalla campal que tiña el último período de
Por eso desde hace tiempo se maneja, intramuros, la posibilidad de explorar una reforma constitucional —o al menos instalar el debate sobre su necesidad— bajo el argumento de "moderar" el presidencialismo que existe actualmente en nuestro sistema de gobierno. Siempre se habló de que esa faena estará a cargo del juez de Corte Eugenio Zaffaroni, público defensor de este esquema.
En todo caso, la tarea titánica del oficialismo será alcanzar los dos tercios de los votos de ambas cámaras, el requisito obligatorio para tocar la letra constitucional.
Justamente impedir eso parece haber buscado Carrió cuando planteó su denuncia: tratar de que la gente lleve al Congreso diputados opositores que estén alejados de cualquier tentación de pacto político con un oficialismo que, de concretarse los números actuales de las encuestas con poco corte de boleta, tendrá amplio dominio legislativo por los próximos dos años.
Mariano Pérez de Eulate
NA