Como no puedo llamarme a silencio ante las barbaridades por vertió Cristina Fernández en su discurso ante el Congreso de la Nación, reunido con motivo de su jura por un nuevo mandato, donde hace referencia al Tte. Gral. Perón, a
Sus palabras fueron “...alguien me dijo que parece ser que en
Esperé que algún encumbrado dirigente peronista saliera al paso y rebatiera las falaces palabras de la mandataria, pero al no encontrar a nadie que lo hiciera, me permito asumir como simple argentino y peronista que soy, la respuesta que ese discurso merece.
Señora presidenta: sin ánimo de ofenderla y para su bien, le sugiero que cuando le disten cosas “alguien me dijo” deténgase a observar bien la calidad y el conocimiento del alcahuete que le sopla al oído, ya que por si no lo sabe y como “abogada y peronista” que dice ser, debería saber que
Arturo Sampay, a quien usted menciona en su discurso, solo fue un vocero de dicha Constitución. Además, la misma contaba con el art. 37 que contemplaba todos los derechos del pueblo inclusive los de la ancianidad, la mujer, la niñez, el trabajador, etc.; dicho artículo protegía todos esos derechos.
Hasta el advenimiento de Perón con la revolución del año 43, las organizaciones gremiales eran clandestinas. Fue el mismo Gral. Perón que a través de una ley las legitimó y les dio el carácter que hoy tienen; es decir organizaciones de primero, segundo y tercer grado legalizadas que representan a los trabajadores (sindicatos de primer grado, federaciones, y CGT).
Su ignorancia al respecto de esa Constitución por Ud. mencionada, es realmente sorprendente, ya que dice ser “abogada y peronista” o por lo menos usurpa una conducción dentro del justicialismo, el hecho de que esto sea así ameritaría su conocimiento de que los trabajadores durante el tiempo que rigiera
Quiero señalar también algo muy importante que usted misma debería saber al igual que el que “le dijo” que
Lo sugestivo de su mensaje fue la reivindicación del art. 14 bis, surgido de la reforma de
Si tanto se enorgullece del derecho de huelga que figura en el art. 14 bis surgido de esa reforma, le sugiero leerlo en su totalidad, ya que en una parte del mismo está el derecho a la seguridad social que garantiza la movilidad en los haberes de jubilados y pensionados, derecho que los jubilados no pueden gozar gracias a que Ud. vetara la ley que efectivamente garantizaba el su goce pleno.
La verdad, Sra. Presidenta, su hipocresía es admirable, reivindica el derecho de huelga y se burla de la justicia. La huelga es un derecho a protesta, y si hay protestas de trabajadores es porque existe una injusticia, y si esto es así, usted que dice ser abogada, entenderá que no debe sorprenderla el hecho que en la “Constitución de Sampay” no estaba ese derecho. Se cae de maduro que no era necesario, ya que había un gobierno que sabía respetar y hacer respetar los derechos constitucionales de todos los ciudadanos; tal vez a diferencia suya, que los vive violando, sino pregúntese por qué hay tantos juicios de jubilados.
Decía una máxima del peronismo, “mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar…”
Contrariamente a lo que usted reivindica como un logro, el derecho de huelga, el gobierno de Perón afianzó la justicia social para los ancianos y los trabajadores, y cuando se goza de justicia, tanto los juicios como las huelgas no son necesarios.
Finalmente me pregunto, y con esto espero no ofenderla, ¿por qué si existe el derecho de huelga, cuando los trabajadores intentan ejercerlo, usted le llama extorsión, mamarrachos, o le da cualquier calificativo que desmerece el legítimo reclamo?
Sra. presidenta, particularmente, dudo de la sinceridad de sus palabras cuando dice gobernar para todos los argentinos y no para las corporaciones. Le sugeriría que esto que proclama lo demuestre pagándoles a los jubilados la deuda que el Gobierno tiene con ellos, y a su vez comience por respetarles los derechos constitucionales que les ampara el art. 14 bis que tanto reivindica, normalizándoles de esta manera esta injusta situación que les resta dignidad como personas.
Priorice el pago a los suyos y deje al Club de París, ya que la deuda existente la contrajeron gobiernos de facto que hasta se dieron el lujo de reformar, por un bando militar, una constitución que protegía los derechos del pueblo y la explotación de sus riquezas.
No fue casual que en esa reforma desaparecieran cuatro importantes artículos como el 37, 38, 39, y 40, justo los que en ellos se contemplaban los derechos del pueblo (37), y los que no permitían la enajenación del patrimonio nacional, como así también limitaba el robo que actualmente las corporaciones hacen de nuestras riquezas y que evitaban que la usura se enseñorease en la Argentina, empobreciendo al país (38,39, 40).
Después de todo este análisis, queda demostrado por qué en
Sra. Cristina Fernández de Kirchner, dudo de sus convicciones, pues veo que no solamente ignora
Personalmente opino que no solo no fue ni es peronista, sino que tampoco es abogada; por lo tanto para bien del pueblo argentino no me queda otro remedio que desearle éxitos en su gestión de gobierno.
Rubén Gioannini