"La agenda va a ser muy intensa porque se empieza el jueves con una recepción en el Palacio de Moneda donde va a estar toda la sociedad chilena política económica y cultural", había dicho el embajador de Chile, Ginés González García, respecto a la agenda que cumpliría la Presidenta en el marco de su visita al país trasandino durante los últimos días. “La actual relación entre la Argentina y Chile es extraordinaria y excepcional”, se había animado a deslizar el funcionario a agencia Télam.
Lo cierto es que en el agasajo a Cristina Kirchner del pasado jueves 15 de marzo en La Moneda, no estuvo “toda la sociedad chilena política económica y cultural”, ni mucho menos, y tal vez tenga que ver con una relación “extraordinaria y excepcional”.
Según cuenta el diario El Mostrador de Chile, a medida que llegaron los invitados al Patio de los Cañones, se notó inmediatamente que faltaría al menos un centenar de puestos por llenar. Para evitar el bochorno, La Moneda dispuso que personal de diversas oficinas que lucían a esa hora “ropa de trabajo”, tomaran asiento en la mesas como “invitados de honor”, como rezaba la invitación presidencial.
La Cena que debía brindarle el presidente Sebastián Piñera a Cristina durante la noche del jueves 15 de marzo, dejó cierto manto de preocupación y desazón, ya que no llegaron todos los invitados y La Moneda tuvo que llenar los espacios vacíos con funcionarios del mismo Palacio que se encontraban esa noche allí.
Según relata El Mostrador, la cena fue encargada a la empresa Steward y comprendía un cóctel que se servía en el Patio de los Naranjos desde las 20:45 hasta las 21:45, hora en que estaba previsto que Cristina y Piñera ingresaran al Patio de los Cañones para dar inicio a la visita oficial.
“Como es tradicional en la mandataria transandina, llegó tarde a La Moneda, lo que provocó un retraso de media hora. A las 22:15 de la noche, recién los invitados, que no alcanzaban a las 200 personas, ingresaron a tomar posición en las estrechas mesas redondas dispuestas en torno a una larga mesa central donde se sentaron el Presidente, señora, canciller, embajador de Chile en Buenos Aires y la delegación argentina”, sostiene el matutino.
Cuando se notó que faltaría un centenar de puestos por llenar, La Moneda dispuso que personal de diversas oficinas que lucían a esa hora “ropa de trabajo”, tomaran asiento en la mesas como invitados de honor al agasajo a Cristina.
Entre algunos de los faltazos figuraban Claudio Borghi, actual DT de la selección chilena; Ivo Basay, reconocido ex jugador de futbol y actual DT de Colo-Colo; los ministros Catalina Parot (Bienes Nacionales); Joaquín Lavín (Desarrollo Social), Fernando Schmidt (Relaciones Exteriores) y demás importantes autoridades.
“Una velada en la que no hubo mucho protocolo y donde la señora K hizo gala de su manejo escénico opacando al Presidente Piñera, que leyó un discurso más bien frío y en el cual erró varias veces”, finaliza El Mostrador.
Tema aparte es el del banquete que la empresa Steward eligió para halagar a ambas comitivas: un menú de ensalada capresse, mero con puré ahumado de pallares y salsa de mirin y, de postre, copón de higos a base de crumble y miel. El mero, una especie de bacalao, al parecer no solo estaba algo pasado, sino que desde la cocina tiraron los desechos por el desagüe, lo que tapó las cañerías de la sede del Poder Ejecutivo.
"El piso estaba pasado a pescado", señaló el diario local La Cuarta, el olor estaba impregnado en el piso y obligó al equipo, compuesto por ocho personas, a usar tres efectivos métodos para remediar el incómodo momento: atomizadores con desodorante ambiental, ventiladores de alta potencia e inciensos del Medio Oriente.
"Estuvieron todo el día perfumando, pero el olor igual quedó", afirmaron en La Moneda. Fea la actitud.