Según un informe publicado por la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), en 2011, casi 9 millones de personas fueron beneficiados por el Gobierno Nacional con diferentes (varios al mismo tiempo), planes sociales tales como la Asignación Universal por Hijo, el Programa de Seguridad alimentaria, Conectar igualdad, Acciones de Empleo, o el Plan Argentina Trabaja.
Como no podría ser de otro modo, los casi 25 mil millones de pesos erogados en ese concepto por el Estado fueron otorgados de manera discrecional y clientelística, bajo los lemas de “redistribución de la riqueza” e “inclusión social”.
El detalle en cuestión es que gran parte de los fondos destinados a los mencionados beneficios, salen del sistema previsional, del seguro de desempleo y de las asignaciones familiares.
La AUH, por ejemplo, se paga con dinero de la Anses, al igual que el Plan Conectar Igualdad.
Con respecto al Plan Argentina Trabaja, si bien se desarrolla en la mitad del país, la provincia de Buenos Aires es la que recibe el 70%. Aún así, los montos percibidos por los beneficiarios son casi la mitad del salario mínimo.
El programa Acciones de Empleo contempla subsidios para capacitación o para reinserción laboral y se sostiene con el dinero destinado al Fondo Nacional de Desempleo, que otorga en concepto de seguro de desempleo solo $400 mensuales a quienes se encuentran sin trabajo.
Por último, el programa de Seguridad Alimentaria por el que se otorgan bolsones de comida a familias con hijos menores de 14 años, adultos mayores, discapacitados y embarazados, cuenta con 2.041 millones de pesos destinados a tales efectos.
En las últimas horas se ha confirmado la decisión del Gobierno Nacional de utilizar las reservas de Banco Central para reactivar la economía, y esto probablemente deba entenderse, entre otras cosas, como el otorgamiento de mas planes “descansar” para las organizaciones sociales que hace pocos días protagonizaron una masiva protesta por el otorgamiento discrecional de los mencionados beneficios.
En paralelo, el déficit fiscal está ahogando a las provincias, que podrían cerrar este año con un rojo en sus cuentas entre los 20 y 25 mil millones de pesos.
Pese a las bondades de la contabilidad creativa, es cada vez más inocultable el déficit en virtud de la presión tributaria que se ejerce sobre los sectores medios de la población. De hecho, el acumulado en las cuentas públicas en los últimos doce meses ronda los 35 mil millones de pesos, y deja al descubierto las reales motivaciones que impulsaron la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central.
El Tesoro sigue tomando fondos de la Anses, BCRA, y otros organismos del sector público, para financiar un delirante gasto en concepto de “adelantos transitorios” que en realidad son “definitivos”, dado que nunca podrá devolverlos por dos razones: se renuevan constantemente y la inflación los acrecienta cada vez mas.
En los últimos 60 días, el déficit del Tesoro Nacional se posicionó en los 7 mil millones de pesos aproximadamente, pese a que fue maquillado con fondos recibidos de otros organismos en unos 3 mil millones de pesos.
Gastos como el de AUH y “jubilaciones para todos”, se incrementaron sensiblemente.
Aunque quiere, el Gobierno no está logrando recortar el gasto, ya que la AUH, salarios, jubilaciones y universidades representan casi el 55% total del gasto primario.
Por lo visto, a Cristina y su elenco, tampoco les está funcionando el plan “sintonía fina”, como no le funcionó el Plan A, ni el B, ni el C, ni el D.
¿Se viene definitivamente el Plan K de exterminio de la clase media argentina concretando el tan anhelado “vamos por todo”?
Nidia Osimani
Twitter: @nidiaosimani