Las esquirlas del llamado caso Ciccone se esparcen con velocidad por la política bonaerense y particularmente por el mundillo oficialista. Es como una mancha venenosa que tiñe todo a su paso y eso a pesar de que la investigación judicial correspondiente aún no entró en su etapa decisiva.
El kirchnerismo está atravesado por este affaire en el que se investiga si el vicepresidente Amado Boudou cometió el delito de tráfico de influencia para beneficiar a una empresa impresora —conocida como Ciccone Calcográfica, aunque esa ya no es más su denominación legal— que ahora estaría manejada por personas supuestamente vinculadas a él.
Uno de los hombres fuertes del oficialismo en la Provincia, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, está apuntado por los sectores ultra cristinistas. Randazzo, que alguna vez se pensó Vicepresidente o jefe de Gabinete, ya no sabe cómo hacer para explicar que él no filtró los datos que han complicado a Boudou.
El Vicepresidente, en efecto, sospecha que él tuvo que ver con su caída en desgracia. Una lectura que se hizo en reductos oficialistas sobre un hecho político reciente apuntalaría esta sospecha. Es la que dice que aquel pedido de informes de hace una semana impulsado por el bloque del Frente para la Victoria en la Cámara baja provincial, en el que le pidieron al gobernador Scioli explicaciones urgentes sobre la relación del Ejecutivo y la empresa Boldt, además de esmerilar al mandatario buscó dejar en evidencia a Randazzo.
Es que Boldt, que tiene fuertes intereses en el negocio del juego en territorio bonaerense, fue beneficiada con una prórroga de su contrato con la Provincia en la gestión de Felipe Solá, de la que Randazzo era uno de los ministros más poderosos. Por eso salió a decir que él no tiene nada que ver con esa firma. Luego Scioli le otorgaría otra prórroga a la que ahora apuntan los legisladores kirchneritas. "Esas decisiones deben pasar sí o sí por la Legislatura", dicen en el bloque oficialista a modo de explicación formal de la embestida.
Trascendidos
Circuló en las últimas horas el rumor de una reunión discreta entre Scioli y Randazzo, que no son amigos pero los ha unido la necesidad de resistir las embestidas de un sector del oficialismo por este tema. Tienen enfrente a los mismos actores que los resisten: los referentes de la agrupación juvenil La Cámpora (uno de sus líderes, el diputado José Ottavis, impulsó el citado pedido de informes contra el Ejecutivo provincial) y el vicegobernador Gabriel Mariotto, que a diario da señales de autonomía respecto de Scioli.
La última de ellas habría sacado de las casillas al Gobernador. Se trata de la publicitada visita de Mariotto a una cárcel, junto al titular del CELS, el periodista Horacio Verbitsky, luego de la cual mostraron cuchillos y facas que, teóricamente, les fueron entregadas por los presos explicando que se las habían dado las autoridades de la unidad para atacar a otros detenidos. Mariotto salió a denunciar lo sucedido. El sciolismo interpretó la jugada como un nuevo ataque a Ricardo Casal, el ministro de Seguridad y Justicia que es blanco usual de las embestidas de los sectores kirchneristas críticos de la política del combate al delito de Scioli.
Algunas fuentes, que recordaban que teóricamente existía una suerte de tregua sobre este tema, decían ayer que el gobernador evaluaba dar marcha atrás con el acuerdo para que Mariotto designe a un dirigente de su confianza en el Consejo de la Magistratura en representación del Poder Ejecutivo.
La mira en Pinamar
Cerca de Scioli, además, computan otro dato que se maneja en voz baja. Aparentemente, Mariotto estaría apuntando sus cañones al municipio de Pinamar, donde al intendente Blas Altieri —aliado político y amigo personal del Gobernador— le estalló un supuesto caso de corrupción vinculado a un plan de viviendas, que tuvo cierta exposición mediática porque lo tomó como tema un conocido programa de televisión.
Hace un par de semanas, el vicegobernador estuvo de gira por la Quinta Sección Electoral de la Provincia, a la que pertenece Pinamar, y allí se habría interiorizado del asunto, con papeles y expedientes que le habrían acercado dirigentes de la región que quieren poco a Altieri. Alguna fuente indiscreta deslizó la tesis de que Mariotto preguntó por la posibilidad de tomar una medida "extrema y ejemplificadora" como la intervención del municipio, algo que por ahora parece muy improbable.
Mariotto, por cierto, acaba de respaldar públicamente a Boudou cuando le preguntaron sobre el caso Ciccone y el papel del vicepresidente. Algo que no hizo Randazzo, quien prefirió usar una célebre frase y dejar en claro que él no pone las manos en el fuego por nadie.
Mariano Pérez de Eulate
NA
Todos son sucios.....son ratas de cloacas...entre ellos se van a comer......¡¡¡lo principal!!!! QUE SE VAYAN!!!! QUE LA SAQUEN...COMO SEA...NO LA QUEREMOS VER MÀS.....!!!! DESTRUYÒ A ARGENTINA!!!! 40 PAISES EN CONTRA... ARGENTINA SOLA ANTE EL MUNDO!!!.... Dan asco y repulsiòn....¡¡¡DESPIERTE PUEBLO!!!!.....
VAMOS A NECESITAR 200 EMBAJADORES ESPECIALES PARA IR A PEDIR PERDON A TODO EL MUNDO.
esquielas lo que se dice esquirlas son oyarbide y zaffaroni Pedazo de balas!!!!!!!
Carlos de Lanús en esto no coincido, hay países que hicieron leña del árbol caído. Por eso tantas mineras nos terminan de destruir e incluso aprovecharon tanta corrupción para comprar nuestras mejores tierras y hacer con ellas lo que quisiesen. Tampoco hay que olvidarse del tema de la pesca del que tanto nos alerta Maturana. Nos desvastaron como hicieron con países de Äfrica.
Sera verdad lo que dijo el turco asis,que detras de ciccone estaba,duhalde ?