Todo crítico, observador de un delito o institución que no haga la voluntad suprema del poder de Cristina Elizabeth Wilhelm, es un esbirro.
Un esbirro es una “persona pagada por otra para que lleve a cabo acciones violentas en su lugar. El que se dedica profesionalmente a ejecutar las órdenes violentas de una autoridad” según el diccionario.
Así las cosas, el vicepresidente Amado Boudou se desgañitó en su conferencia de prensa, semi herido de muerte y abandonado por el sistema de impunidad judicial argentina, con una serie de peroratas e insultos, que dieron vergüenza propia y ajena, según consultamos con oficialistas y, de paso, contra todo lo que (a Él) le perjudicaba, en la causa penal que se le sigue por su venta de influencias y en la cual está investigado y seguramente pronto procesado.
¡Son esbirros!
En realidad la palabra esbirro viene del italiano birro, dado que en Italia se nombrara birro a un oficial menor de
Creemos que el vicepresidente se refiere a la segunda variante “Birrus de burrus” o “byrrus” (o birrete) que a la larga terminará ser, edad media por delante, el birrete catalán, un sinónimo de prenda militar.
Siempre peyorativo, la palabra esbirro hace mas a la mención de los encapuchados, los que en el anonimato no quieren (aunque la den) señal de sus inconfesables actos delictuales.
Días pasados, la presidenta Cristina Elizabeth Wilhelm se refirió a “los violentos que queman banderas y patotean en embajadas” en referencia a los hechos del 2 de abril próximo pasado, en las cercanías de la sitiada Embajada Inglesa del coqueto barrio de la Recoleta.
¿Verdad, relato, o nuevo estadío de la ficción?
En realidad, estamos ante la etapa de la ficción, superadora de la del “relato” etapa que nunca podrá permear al conjunto de la sociedad, como si lo hace con la pseudo militancia rentada y masca-vidrio que, contrato, prebenda o negociado mediante, sigue al régimen de poder.
Nos preguntamos: tanto Cristina como su ex “mimado” Aimeé Boudou, ¿a quién se refieren cuando hablan de los esbirros y los patoteros de la cara tapada, palos, y a los golpes?
¿Se referirán a las patotas de Luis D´Elía pegando palazos y trompadas contra los caceroleros en Plaza de Mayo, en aquella jornada en la que se desató el terror desde grupos cercanos al poder, con la escusa de “defender la democracia”?
¿Se referirán a la patota del Mercado Central a cargo de Guillermo “Lassie” Moreno y “Acero” Cali?
¿Se referirá a los grupos de choque para estatales de piqueteros a sueldo de subsidio que cortan sistemáticamente ni bien les pegan “un llamadito de fono” desde el poder?
No solo queda en claro que a Boudou le han soltado la mano, lo que es claro, no solo por el caso Ciccone, sino también porque pocos saben que su peor pecado fue comenzar a pretender tener “vuelo propio”, cosa que le quisieron desarticular durante 2011.
El “vuelo” propio se concretaba, desde su nominación a la vice candidatura, con la compra de todo tipo de militantes “quebrados”, para un futuro lanzamiento cosa que le fue desarticulado rápidamente por violar el primer mandamiento del kirchner-cristinismo: “No te organizarás” (o sea, la primera verdad kirchnerista).
No te organizarás, es la norma desde la cual se ataca a la “corpo” entidad que se visualiza como única oposición medianamente organizada como para dar una respuesta política nacionalmente organizada.
¿La oposición política? Ha sido comprada o diezmada. Otra cooptada. Otra asociada.
Yace muerta
Pero eso es nota de otro comentario. Así estamos.
José Terenzio