“Nos salió todo mal, hicimos todo mal. Compramos una operación y, por si fuera poco, operamos esa operación. No servimos para nada. Somos un desastre.” Así confesaron altas fuentes gubernamentales a Página/12 el 29 junio de 2002, a tres meses de ocurrida la masacre de Avellaneda, cuando Darío Santillán y Maximiliano Costeki cayeron acribillados por balas policiales en pleno gobierno duhaldista. Solo un funcionario sorprendió por mantener la delirante teoría dispuesta por la policía bonaerense sobre una supuesta trifulca entre “piqueteros que se mataron entre ellos”: se trata de poderoso ex jefe de Gabinete.
“Aníbal Fernández, secretario general de la Presidencia, quizás no tuvo tiempo para procesar el cambio de discurso oficial que produjo la evidencia periodística, gracias a la cual pudo desentrañarse que la policía fue la culpable de las muertes, tal como Página/12 viene sosteniendo desde el día en que se produjeron los asesinatos”, sostuvo hace 10 años ese matutino.
“No hubo provocación; hubo una vocación formal de que sucediera lo que sucedió, así se planteó. Yo lo sé hace 20 días y hace 20 días (los piqueteros) vienen diciendo ‘vamos por un 19 y 20 de diciembre’”, indicó el ahora senador en ese momento sin dar cuenta de los datos que había arrojado el enrome trabajo de las cámaras de TV y reporteros gráficos en ese entonces para comprobar la injustificable represión policial.
El siguiente video registra cómo, el en ese entonces secretario Gral. de Presidencia, reconoce hacer lo imposible por sostener esa hipótesis y deslindar la responsabilidad de uno de los enemigos más fuertes del gobierno y quien trajo a Néstor Kirchner a la escena política nacional.
Carlos Forte
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